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Confirman la existencia de la energía oscura

Tanto se ha hablado sobre la energía oscura que muchos tendíamos a creer que su existencia era algo comprobado. Sin embargo, y a pesar que su presencia resultaba muy útil para explicar la velocidad de la expansión del Universo, no ha sido hasta ahora que los astronomos han conseguido demostrar realmente su existencia. Astrónomos de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) han analizado el brillo de las supernovas distantes y determinado que la probabilidad de la existencia de la energía oscura es de un 99,996 por ciento.

Todos hemos oido hablar del Big Bang. Se trata de la teoría que explica la expansión del Universo a partir de una gran explosión (“gran” aquí significa realmente “muy, pero que muy gran”) que tuvo lugar hace unos 14 mil millones de años, y a partir de la cual se formó todo lo que conocemos. La lógica indica que si ocurrió un evento de ese tipo, todos los componentes de nuestro Universo (aquí léase “galaxias”) deberían está alejándose unos de otros. Y eso realmente se ha verificado mediante las observaciones astronómicas. Pero también es cierto que la fuerza de la gravedad, que rige el comportamiento de los cuerpos celestes a grandes distancias, debe oponerse a ese movimiento de expansión, desacelerándola. De hecho, muchas teorías predicen lo que se ha dado en llamar “el Big Crunch”, un evento en que el Universo, una vez detenida su expansión colapsa sobre si mismo y vuelve a su “tamaño” original. Sin embargo, en el último tiempo esta posibilidad ha comenzado a evaporarse. Hace más o menos diez años los astrónomos comenzaron a estudiar el brillo de las supernovas distantes y se dieron cuenta de que, en lugar de estar disminuyendo, la velocidad con la que se expande nuestro Universo parece estar aumentando. 

Este hecho, hoy prácticamente aceptado por toda la comunidad científica, iba en contra de todo lo que se podía explicar a partir de la masa de los cuerpos celestes y la fuerza gravitacional. Si esta fuerza “tira” de los cuerpos intentando juntarlos ¿cómo era posible que se alejaran unos de otros cada vez a mayor velocidad? Evidentemente, salvo que estuviésemos determinando mal la velocidad con la que se movían estas supernovas, había “algo” que no conocíamos, algo” que provocaba que las galaxias se alejasen unas de otras cada vez más rápido, haciendo trizas la idea del futuro, lejano, catastrófico e inevitable “Big Crunch”. Ese algo, claro, es la energía oscura. Actualmente, los astrónomos han determinado que aproximadamente el 73% de nuestro universo está compuesto de una energía diferente a la que conocemos, que no podemos observar directamente (pero si sus efectos sobre las galaxias) a la que han llamado energía oscura. Esta energía tiene propiedades distintas a la normal, y podría acelerar la expansión del Universo. Pero, como es lógico, a pesar de que la presencia de esta rara forma de energía en esas enormes cantidades explicaría lo que observamos, hacen falta pruebas concretas para determinar su real existencia. Y eso es lo que, en principio, parecen haber encontrado los astrónomos de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) en los últimos días. Concretamente, han analizado el brillo de las supernovas distantes y determinado que la probabilidad de la existencia de la energía oscura es de un 99,996 por ciento.

El equipo formado por Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess recibió el Premio Nobel de Física en 2011 por haber postulado la existencia de la energía oscura. A lo largo del tiempo se utilizaron diferentes métodos para confirmar (o intentar desacreditar) la realidad de la energía oscura. Pero no ha sido hasta ahora que han surgido evidencias prácticamente incontrastables de su existencia. El equipo, liderado por Giannantonio Tommaso, se basó en una metodología anterior diseñada por dos canadienses llamada “Sistema de Detección Integrado Sachs-Wolfe”, que en 2003 se había utilizado para analizar la energía de radiación de fondo del Universo. Básicamente, el sistema consiste en medir la energía de los fotones del fondo residual, tratando de determinar la que ganan al pasar por las regiones del cosmos en las que existen grandes concentraciones de energía oscura. El experimento desarrollado en 2003, a pesar de ser elegido como “el experimento del año” por la prestigiosa revista Science,  fue criticado por algunos colegas, alegando que las variaciones energéticas detectadas podrían ser explicadas por la presencia de polvo (en nuestra galaxia) que falseaban los resultados. Pero el nuevo trabajo, que ha llevado dos años de labor, ha tenido en cuenta los argumentos en contra del Sistema de Detección Integrado Sachs-Wolfe y llegado a la conclusión de que existe una probabilidad del 99,996 por ciento de que la energía oscura sea la responsable directa de las partes más “calientes” que pueden observarse en los  mapas del fondo cósmico de microondas. Por ahora, entonces, parece que la energía oscura es real y el margen para el error es prácticamente nulo.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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