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Desmantelando los transbordadores espaciales

En los últimos meses hemos asistido al ultimo viaje de cada uno de los transbordadores espaciales que la NASA utilizó desde la década de 1980 para colocar cargas diversas y humanos varios en órbita. Nadie duda que es el fin de una era, y que seguramente pasarán varios años antes de que dispongamos de una tecnología similar. Tarde o temprano todo termina, y esta vez le tocó a los transbordadores, que están siendo desmantelados en las instalaciones del  Kennedy Space Center que la agencia espacial dispone en Florida.

Los que contamos con unos cuantos años sobre nuestras espaldas hemos asistido asombrados a cada uno de los despegues de los transbordadores espaciales de la NASA. El programa había nacido en 1972, bajo la presidencia de Richard Nixon, y hubo que esperar hasta el 12 de abril de 1981 para que el primero de ellos –el Challenger– viajase al espacio. Cada misión costó en promedio unos mil quinientos millones de dólares, y durante 30 años se convirtieron en el principal medio de la NASA para transportar materiales y astronautas a la órbita terrestre. Pero todo llega a su fin, y cada uno de los transbordadores que se encontraban en servicio -recordemos que el 28 de enero de 1986 el Challenger explotó solo 73 segundos después de haber despegado y el primero de febrero de 2003 el Columbia no resistió el reingreso a la atmósfera y se desintegró completamente- realizaron su última misión.

El “Discovery” descansará en Virginia

Se ha cerrado uno de los más destacados capítulos de la historia espacial, y ya se ha decidido cual será el destino final de cada una de de estas maravillosas máquinas. No fueron pocos los museos e instituciones que pujaron por ser los afortunados anfitriones de estos “verdaderos tesoros nacionales“, tal como los ha definido el administrador de la NASA, Charles Bolden.

Ha sido una decisión muy difícil, que se ha tomado pensando en los ciudadanos estadounidenses“, dice Bolden. La idea de la NASA era que la mayor cantidad de público pudiese acceder a los sitios en que se encontrasen estos vehículos, por lo que se repartieron por diferentes estados. Uno de los más disputados fue el Discovery,  ya que luego del accidente del Challenger se convirtió en el más antiguo de la flota, y que finalmente descansará en Virginia. Al sur del aeropuerto Dulles de Washington, en el Museo Nacional del Aire y del Espacio del Smithsonian que se encuentra el Centro Udvar-Hazy se podrá disfrutar de la vista de esta histórica nave espacial.

El Enterprise, el primero en ser construido, será trasladado hasta el Museo del Mar, del Aire y del Espacio de Nueva York (el “Intrepid Sea, Air & Space Museum”), que logró recoger más de 150 mil firmas de ciudadanos que pedían justamente ese destino. Las autoridades del museo han celebrado esta decisión y ya preparan los detalles de una gran muestra para exponer tan preciada pieza.

El Endeavour será acogido por el Centro de Ciencia de California, en los Ángeles. Será el único del grupo en descansar sobre la costa oeste de los Estados unidos. Mientras tanto, el Atlantis tendrá como destino final las salas del Kennedy Space Center, en Florida. De esa manera se cierra una etapa llena de logros y que -también hay que decirlo- costó la vida a nada menos que 15 astronautas.

Obviamente, la NASA dispone de toneladas de material adicional, relacionado íntimamente con la historia de los transbordadores, que también acabará en las salas de otros museos. Entre los cientos de artefactos disponibles se destacan los simuladores de vuelo utilizado a lo largo del programa de los transbordadores espaciales.

Como es lógico, los amantes de la carrera espacial deberán esperar algún tiempo antes de que sea posible visitar estos vehículos, dado que antes de que puedan ser exhibidos deben ser limpiados en profundidad para eliminar cualquier compuesto tóxico remanente y los restos de combustible. Mientras los ingenieros de la NASA intentan diseñar un vehículo que pueda reemplazar a estos verdaderos dinosaurios, sus astronautas volarán al espacio en naves rusas -algo impensable hace un par de décadas- o en vehículos de la industria privada. No hay dudas de que la flota de transbordadores será recordada siempre como uno de los pilares de la presencia estadounidense en el espacio.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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