Diego-san: El bebé robótico que estudiará el aprendizaje de los niños

Modelos, científicos, perros, cantantes y varios otros especímenes han sido escogidos para formar parte del creciente ejército de androides que imitan nuestro cuerpo o el de animales, buscando comprender cómo funcionamos o simplemente corriendo detrás de la pelea por quién es el más realista de los robots. Hoy nos topamos con Diego San, el bebé robótico de la UCSD que el Machine Percepcion Lab está construyendo para estudiar el desarrollo cognitivo de los niños. Movimiento extremo, realismo y un proyecto ambicioso que ya tiene su primera muestra en video.

En medio de laboratorios llenos de cables, tubos y proyectos a medio terminar, algunas compañías recrean la anatomía humana a través de plásticos y circuitos, intentando crear androides o robots. Una de las compañías que más activa se ha mostrado es Hanson Robots, responsables de la línea Robokind. No. No los confundes. Estos son los responsables del replicante basado en Philip K. Dick o incluso en la cabeza robótica de Albert Einstein, un proyecto del que hablamos en Neoteo. Recientemente han dado a conocer un nuevo trabajo en desarrollo, llamado Diego-san, la cabeza de un bebé robótico. Te lo podríamos describir y tú lo podrías imaginar muy bien, pero para qué habríamos de molestarnos si hay imágenes y video a continuación.

https://www.youtube.com/watch?v=pF3k9-yDxyw

Como se aprecia en la imagen, Diego-San es un androide que aparenta (aunque no por la altura) a un niño de año y medio de edad. Según sus fabricantes, el motivo de su altura está emparentado con el costo de la miniaturización de las partes, por lo que al hacerlo más grande de lo normal, el proyecto se economiza considerablemente. De 1,30m de altura y pesando 30kg, el bebé robótico está compuesto por una cantidad de 44 uniones neumáticas, lo que le dan una movilidad inusitada. Lo de inusitado no es exagerado, pues la cabeza sola tiene 27 partes en movimiento, que harán que el bebé sea más expresivo de lo que generalmente son a su edad. Gracias a la laboriosidad implementada en su rostro con algoritmos y actuadores complejos que dan una dinámica muscular muy similar a la humana, Diego-San luce más real que cualquiera de las cabezas robóticas que hemos visto en acción, que es donde se mide el realismo.

La otra compañía en acción es Kokoro Co. Ltd., que diseñó y construyó el intrincado cuerpo de Diego-san.  Con esta excelente colaboración, “el objetivo principal [de Diego-San] es tratar de entender el desarrollo de la inteligencia sensorio-motriz desde un punto de vista computacional”, según explica el Dr. Javier Movellan, director del Machine Perception Lab UCSD. El proyecto implica el trabajo de investigadores de diferentes áreas, que van desde la neurociencia hasta la robótica, pasando por psicología, aprendizaje de las máquinas y computación. Es decir, lo que se busca es reconocer qué tipo de problemas y obstáculos encuentra un bebé  a la hora de enfrentarse al mundo en el que todo le es nuevo. La interacción física y sensorial será determinante en este experimento, y por eso es que al bebé robótico todavía le quedan meses de desarrollo por delante como para comenzar a realizar las primeras pruebas.