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Retroinformática: Texas Instruments CC-40 (1983)

Una vez que la informática personal se hizo con una buena parte del mercado, aparecieron ordenadores cada vez más interesantes. Si bien a fines de la década de 1980 esa tendencia desaparecería en manos de los “clones” del IBM PC y sus descendientes, en los primeros años de esa década aparecieron verdaderas joyas. Una de ellas es el Texas Instruments CC-40, que con su diseño portátil y compacto permitía a estudiantes, ingenieros y científicos llevar a todos lados un ordenador bastante potente. A pesar de contar con muy pocos periféricos fue un ordenador muy querido por sus dueños y es considerado un antecesor del más conocido Pocket Computer TI-74.

Los ordenadores portátiles siempre fueron algo así como el “Santo Grial” de los diseñadores de hardware. Hoy nos parece lo más normal del mundo coger nuestro netbook y salir a la calle con el debajo del brazo, pero hace 30 años pensar en un ordenador equivalía a visualizar una máquina grande, pesada y -por supuesto-  descansando sobre una robusta mesa. Sin embargo, a medida que la tecnología avanzaba, los chips necesarios para construir un ordenador fueron haciéndose más potentes y reduciendo su consumo, permitiendo diseños que utilizaban solamente un puñado de circuitos integrados y capaces de ser alimentados por baterías. Las puertas para la aparición de los ordenadores portátiles habían sido abiertas, y personas como Adam Osborne los convertirían en realidad.

El CC-40 era una verdadera maravilla técnica.

Pero aunque el Osborne 1 de 1981 era una maravilla para su época, capaz de correr más o menos las mismas aplicaciones que una máquina de escritorio típica, seguía siendo enorme para algunas personas. Los estudiantes no podían acarrear 10 kg de chatarra hasta su colegio, los ingenieros no podían recorrer una obra con uno de ellos en el maletín, y los científicos encontraban bastante engorroso arrastrar un Osborne uno de un lado a otro. La solución a este problema la proporcionó Texas Instruments con la presentación de su Texas Instruments CC-40 en 1983. Como su nombre lo indica –CC es el acrónimo de Compact Computerera un ordenador compacto, de bolsillo, que a pesar de resultar en general bastante menos potente que la solución propuesta por Osborne, era una verdadera maravilla técnica.

Utilizaba un display de cristal liquido.

Por empezar, se había reemplazado el ubicuo tubo de rayos catódicos. En lugar de representar el texto como imágenes proyectadas en un tubo de vacío enorme y pesado, el producto de Texas Instruments utilizaba un pequeño, liviano y extremadamente poco voraz (energeticamente hablando) display de cristal liquido. Esta pantalla solo podía mostrar 31 columnas de texto, pero gracias a un “buffer” interno permitía al usuario ingresar hasta 80 caracteres por linea, que podían ser revisados o editados mediante un sistema de desplazamiento horizontal. Carecía practicamente de posibilidades gráficas, ya que solo era posible definir siete caracteres gráficos de 5×8 píxeles. El microprocesador elegido como cerebro de esta máquina era el TMS70C20 de la misma empresa, un micro de 8 bits que ejecutaba instrucciones a una velocidad de 2.5 MHz.

El sonido estaba presente mediante un sencillo buzzer capaz de emitir un “beep” cuando ocurría un error o cuando el programa escrito por el usuario lo indicaba. Los programas se introducian mediante el teclado QUERTY y se almacenaban en los 8KB (16KB, si se contaba con una ampliación al efecto provista por TI) de memoria RAM del ordenador. La ROM, de 32KB, contenía una versión del lenguaje de programación BASIC muy similar al del TI-99/4A. Podían agregarse expansiones de ROM mediante cartuchos. Texas Instruments nunca puso a la venta más que unos pocos módulos de expansión, siendo los más vendidos un intérprete de Pascal, un procesador de notas, uno dedicado especialmente para los Ingenieros Electrónicos, uno con juegos y otro con rutinas matemáticas.

Disponía de un bus propietario denominado HEX-BUS

Entre los periféricos disponibles, conectados a la máquina mediante un bus propietario denominado HEX-BUS, se encontraban un par de impresoras de pequeño tamaño (la HX-1000 de cuatro colores y la monocroma  HX-1010). La alimentación era provista por 4 pilas AA de 1,5 Voltios. El bajo consumo del TI CC-40 permitía a sus dueños utilizarla durante más de 200 horas (unos 3 meses si se encendía dos horas al día). Texas Instruments anunció varios periféricos más, pero nunca vieron la luz a pesar de haber sido publicitados. Tras la finalización de la producción, Texas Instruments lanzó el Pocket Computer TI-74, considerado por muchos como una evolución del CC-40. Antes de ellos, pasó por sus lineas de producción -sin pena ni gloria- una versión remozada denominada CC-40+.

El TI-CC40 fue un sistema pequeño y compacto, que supuso la  entrada de Texas-Instruments en el mercado de las computadoras portátiles. Puede que tuviese varias limitaciones, pero con un precio de lanzamiento menor a los 250 dólares, era una excelente alternativa a cualquier calculadora científica, permitiendo escribir programas sumamente complejos que resultaban útiles para cualquier usuario avanzado.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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