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RetroPie portátil: Lleva tu pasión por la emulación a todas partes

Cortesía del Raspberry Pi

Si los juegos modernos no tienen lo que necesitas y la nostalgia te hace regresar cada vez más seguido a los clásicos de consolas antiguas, tu mejor opción se encuentra en la emulación. Desde un punto de vista técnico, cualquier ordenador puede asumir el rol de plataforma para un proyecto así, pero la combinación de RetroPie y el Raspberry Pi es extremadamente popular. El siguiente paso es colocar todos los componentes dentro de un portafolios y hacer tu propia estación RetroPie portátil.

Un Raspberry Pi, un gamepad compatible, una fuente de energía estable, una pantalla (ya sea monitor, televisor, o panel de portátil reciclado), y una tarjeta de memoria cargada con RetroPie o Recalbox. A partir de ahí, tenemos décadas enteras de videojuegos a nuestra disposición. Si bien es cierto que no todos los sistemas trabajan a pleno sobre el Pi (algunos juegos de Nintendo 64 se arrastran en el mini ordenador), potencialmente estamos ante miles de títulos que funcionan sin sobresaltos. La mayoría de los usuarios prefiere adquirir una carcasa hecha a medida para el Raspberry Pi, pero después están aquellos que siguen la ruta de la improvisación. El usuario Dagcon decidió darle a su estación RetroPie una pizca de portabilidad, y colocó todos los elementos dentro de un portafolios.

Un poco de goma espuma para proteger lo más delicado de la estación

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El sistema utiliza cuatro gamepads inalámbricos de Xbox, aunque esto no es obligatorio. El Raspberry Pi fue instalado detrás de la pantalla, extraída de un ordenador portátil que arrojó la toalla. Dependiendo de sus especificaciones, el panel puede que necesite un simple controlador, o que también deba estar acompañado por un inverter universal (ambas cosas se compran en eBay con el modelo exacto del panel). En este ejemplo el inverter no es necesario, sin embargo, el consumo energético es lo suficientemente alto como para dejar a un lado la posibilidad de usar baterías. O sea, la estación es fácil de transportar, pero no se puede jugar en ella al estilo Game Boy.

La magia de las controladoras universales puede reutilizar a casi cualquier panel

En total, Dagcon invirtió unos 350 dólares, de los cuales 160 pertenecen a los cuatro gamepads inalámbricos. Obviamente hay mucho espacio para reducir costos, y con un panel más pequeño (digamos, siete pulgadas) la opción de un pack de baterías sería viable.

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Escrito por Lisandro Pardo

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