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Rosetta: Crónica de una misión difícil

Fueron más de diez años en los que cualquier cosa podía pasar. Una iniciativa sin precedentes, y que probablemente sea única en su tipo. La humanidad ha colocado a una de sus creaciones más avanzadas en la superficie de un cometa. Los inconvenientes técnicos arrojaron sus sombras sobre la misión, y el nerviosismo invadió los corazones de los responsables, pero al final lo han logrado: Rosetta y Philae tienen nuevo hogar.

Durante todo el día he visto a múltiples portales, algunos dedicados a la ciencia y otros no tanto, nombrar la misión Rosetta una y otra vez. Había llegado el momento clave: Más de seis mil millones de kilómetros después, con una hibernación de 31 meses, en un viaje que contó con la asistencia gravitacional de la Tierra y Marte, los científicos e ingenieros responsables de Rosetta y Philae finalmente iban a comprobar si esta aventura de diez años tendría un final feliz. El descenso de Philae a la superficie (a una velocidad de un metro por segundo) tomaría unas siete horas, las más preocupantes y cargadas de tensión para muchos de los que fueron testigos privilegiados de la maniobra. Los cálculos indicaron que el “aterrizaje” en sí se produjo a las 16:37 hora de España, pero se necesitaron 28 minutos adicionales para recibir la señal de confirmación. A las 17:05 llegó la ola de aplausos: Philae estaba sobre el cometa. Sin embargo, no debemos olvidar que Rosetta atravesó durante más de una década el frío cósmico y la hostilidad de la radiación. Al igual que el viejo Caronte, el espacio cobró su precio por el viaje.

Rosetta
Rosetta captura el momento en el que Philae se despide, iniciando su viaje hacia la superficie del cometa

El primer problema que enfrentó Philae estuvo en sus arpones. Estos elementos tenían como objetivo asegurar al módulo sobre la superficie, pero nunca se dispararon. El segundo problema se manifestó con la falla del propulsor “anti-rebote” destinado a mantener a Philae inmóvil en la superficie mientras desplegaba su sistema de anclaje. De hecho, los científicos parecen haber comprobado que Philae “rebotó” una vez en la superficie, antes de quedar asegurado solamente por los tornillos en sus patas. El doctor Stephan Ulamec, administrador del módulo, dijo a modo de broma que tal vez no aterrizaron una sola vez, sino dos. La falla en el propulsor estuvo a punto de provocar la cancelación de la maniobra con Philae, y después de una larga deliberación, los controladores de la misión decidieron seguir adelante.

Rosetta
El sistema ROLIS a bordo de Philae tomó esta fotografía a tres kilómetros de la superficie

La ausencia de un anclaje más sólido podría afectar a algunos de los experimentos de perforación planeados sobre la superficie, pero eso no cambia el hecho de que Rosetta y Philae han cumplido con su objetivo. Se supone que la misión se extenderá hasta diciembre de 2015. Pasada esa fecha, si Rosetta posee suficiente combustible, se podrían extender sus operaciones por seis meses más. Por el lado de Philae, las baterías internas tienen una duración de cuarenta horas, y luego cambiará a unidades recargables, que recibirán energía con un poco de ayuda del Sol. Su aventura será más corta, y la electrónica integrada debería funcionar hasta marzo de 2015. En ese punto, el cometa estará demasiado caliente para que Philae trabaje sin errores, y si bien existe la posibilidad de que permanezca en la superficie por un buen tiempo, el cometa inevitablemente perderá material, concluyendo así la visita del módulo.

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Escrito por Lisandro Pardo

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