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To bit or not to bit: ¡Confirman que este tíutlo tiene tres erorres!

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¿Te gusta jugar con las paradojas? ¿Te has preguntado si son un contrasentido o solo lo parecen? Pues bien, gran parte de ellas puede explicarse de una forma muy sencilla, y tienen su fundamento en el metalenguaje. Lo que representa esta última palabrita nos permite hacer piruetas lingüísticas y lógicas ideales para ejercitar el cerebro, pero también nos evita caer en muchas confusiones cotidianas. ¿Quieres sorprender a tus amigos? ¡En esta nueva entrega de To bit encontrarás material para pavonearte!

Un viejo chiste cuenta que un prisionero que acaba de llegar a la cárcel ve que, cada cierto tiempo, algunos de los demás internos dice en voz alta un número y los demás ríen. Intrigado, consulta a su compañero de celda y este le explica que cada número corresponde a un chiste; como los presos ya conocen todos los chistes de memoria, con ese método se ahorran el trabajo de contar el chiste completo. Maravillado, el recién llegado dice en voz alta “324”, y nadie se ríe. Su compañero le responde: “es que hay que saber contarlo”.

Tenemos aquí un relato de una lógica que trabaja en dos niveles. El nivel “chiste” y el meta-nivel, o “meta-chiste”, funcionando en un nivel superior, en el cual tenemos signos (en este caso números) que hablan de un chiste, pero que a su vez deben ser contados en forma adecuada para que funcionen. Muchos humoristas, al ver que la gente no se ríe de su chiste, hacen una broma adicional o meta-chiste acerca del fallido chiste que acaban de contar, para, al menos, salvar el momento. (John Allen Paulos, I Think, Therefore I Laugh).

Este no es un título

La metalingüística es la ciencia que estudia los metalenguajes. La Real Academia Española define al metalenguaje como un “Lenguaje que se usa para hablar del lenguaje”. Como observa Álvarez Martín, no se trata del lenguaje que reflexiona sobre sí mismo, sino de dos lenguajes: el descriptivo o metalenguaje (el lenguaje analizante) y el objeto o lenguaje analizado (en este caso, el español). Y el análisis se produce en diferentes planos: el sintáctico, el semántico y el lógico (en donde aparecen detalles como los del “valor de verdad” de los textos analizados).

Uno de los “problemas” de las paradojas es cuando en el metalenguaje se produce la circularidad. Es decir, cuando usamos el mismo lenguaje para analizar el lenguaje. Quienes trabajamos en ciencias informáticas estamos a salvo de eso, ya que los metalenguajes descriptivos son intencionalmente diferentes al lenguaje referenciado (como la BNF).

No sucede así con el español como metalenguaje hablando acerca de sí mismo. Por eso, la mayoría de las aparentes paradojas responden a que, si hay afirmaciones que parecen ser verdaderas y falsas al mismo tiempo, en realidad lo que está sucediendo es que en estas existen en diferentes niveles de lenguaje, y por lo tanto no hay contradicción alguna.

En el español usamos el entrecomillado para posicionarnos un nivel por encima del lenguaje acerca del cuál queremos hablar. Así, si queremos declarar la verdad de una oración, debemos situarnos en un nivel meta del lenguaje, entrecomillándola. Por ejemplo: “«La nieve es blanca» es una oración verdadera.” (Alfred Tarski, Teoría semántica de la verdad).

Un ejemplo son las clásicas paradojas del tipo “Yo siempre miento”, en donde, en primera instancia, parecería que no puede establecerse valor de verdad (dado que, si siempre miento, entonces la frase es falsa, y por lo tanto no es verdad que siempre miento, y entonces…). Referenciando nuevamente a Álvarez Martín, su circularidad se explica nuevamente por los niveles meta, en este caso desde el plano semántico: ¿qué significa el siempre en la frase? ¿Siempre incluye el ahora? Es aquí en donde la metasemántica entra en juego.

¿Está bien amar a un conjunto de letras?

Demos un paso más y entremos en el terreno del razonamiento deductivo. La forma estándar de silogismo es la de dos premisas y una conclusión, del tipo:

A es B

B es C

Entonces, A es C

Entonces, este silogismo debería ser correcto, ya que sigue el modelo. Pero algo no parece estar bien:

Juan está enamorado de María.

María es una palabra de cinco letras.

Por lo tanto, Juan está enamorado de una palabra de cinco letras.

¿Qué opinas? Ya nos contarás en los comentarios. ¡Y seguramente ya sabes la solución del enigma del título principal de esta nota!

¡Hasta el próximo To bit!

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Escrito por Gianni Sabbione

Gianni Sabbione es editor literario, científico y músico. Como editor trabajó y trabaja en editoriales y medios internacionales de EE.UU., España y Latinoamérica. Es asesor en reorganización y automatización de áreas de IT e investigó en IA y redes neuronales.
Es cantante de sus bandas de hard rock solista y de Color Púrpura, y aprovecha su perfil en Neoteo para promocionarlas. Al menos hasta que se de cuenta el Sr. Director del sitio.

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