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To bit or not to bit: ¡Trucos para escapar de la prisión del lenguaje!

Esto de subir las notas entre un viernes por la noche y un sábado por la mañana no es justo. Ya voy a hablar seriamente con el señor editor, ya que tengo que elegir entre tomarme varias cervezas o cargar la nota en forma correcta…

Hecha la aclaración, ¡vamos a lo que nos ocupa hoy!: Hace poco hablábamos aquí mismo acerca de que la mayor parte del tiempo son los demás quienes deciden por nosotros. De la misma manera, todo lo que decimos nunca es lo que queremos decir, porque está directamente condicionado por los algoritmos del lenguaje. No queda otra opción que someterse a sus reglas y con él darle forma a nuestras ideas…

¿No queda otra opción? Tal vez no sea tan cierto…

El lenguaje no expresa un pensamiento pre-existente, sino que lo constituye. Es más, psicológicamente hablando, si hacemos abstracción de su expresión por medio de palabras, nuestro pensamiento no es más que una masa amorfa e indistinta. Nada es distinguible antes de su aparición. (F. de Saussurre, lingüista suizo).

Dice Rafael Echeverría (quien en sus escritos hizo digeribles a los conceptos de Heidegger) que los seres humanos somos seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje. El lenguaje es la clave para comprender los fenómenos humanos.

En su libro Ontología del Lenguaje, Echeverría nos dice que “es precisamente a través del lenguaje que conferimos sentido a nuestra existencia y es también desde el lenguaje que nos es posible reconocer la importancia de dominios existenciales no lingüísticos, como el dominio del cuerpo o de las emociones. No hay un lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. La experiencia humana, lo que para los seres humanos representa la experiencia de existencia, se realiza desde el lenguaje. El lenguaje representa para los seres humanos, en el decir de Nietzsche, una prisión de la cual no pueden escapar; o, en el decir de Heidegger, la morada de su ser. Los seres humanos habitan en el lenguaje.” (las negritas son mías).

“El lenguaje representa para los seres humanos una prisión de la cual no pueden escapar” (F. Nietszche)

Muchas veces nos descubrimos buscando las palabras correctas para decir algo que ya sabemos en nuestra mente, pero no encontramos la forma. Esto es una muestra de la distancia que hay entre el pensamiento y la palabra. Lo mismo podemos decir cuando nos encontramos con la polisemia, que es cuando una palabra o frase pueden significar cosas diferentes. La palabra no es su significado. (Y conste que no nos metemos acá con Pierce y su semiosis infinita, aunque ya aparecerá en una futura nota, ¡muejejej!).

Ahora bien, para quienes trabajamos en el área de la informática, queremos que con los lenguajes que utilizamos (¡los de programación!) suceda lo contrario: que lo que representa cada palabra, cada sentencia, tenga una única interpretación. (Aunque ya debe de haber algún proyecto por allí que me contradiga, los lectores aportarán lo suyo).

Por eso, una de las características que diferencian a un lenguaje natural (como el castellano) de un lenguaje formal, es que los lenguajes naturales son polisémicos. Esto se considera el resultado de una evolución, que tiene a aumentar la riqueza de su semántica.

Al vivir dentro del lenguaje, para expresarnos debemos seguir una serie de reglas. Y si nos construimos a partir del lenguaje, son esas reglas y no otras las que debemos seguir… Momentito, ¿estamos tan seguros de eso?

ESCAPAR DE LA CÁRCEL

Muchos autores han echado mano del quiebre de las reglas del lenguaje. Un gran ejemplo es el Ulises de J. Joyce (no lo transcribimos debido a que está en inglés, pero aquí pueden ver ejemplos). Por otro lado, cito a uno de mis cuentos predilectos, del escritor argentino Jorge Luis Borges: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, en donde describe una enciclopedia acerca de un planeta lejano. Como parte del juego, imagina, no uno, sino dos lenguajes de dicho lugar. El autor no está más que buscando imaginar reglas diferentes a las de nuestro lenguaje:

“(…) no hay palabra que corresponda a la palabra luna, pero hay un verbo que sería en español lunecer o lunar. Surgió la luna sobre el río se dice hlör u fang axaxaxas mlö o sea en su orden: hacia arriba (upward) detrás duradero-fluir luneció.(…) Upward, behind the onstreaming it mooned.

“Lo anterior se refiere a los idiomas del hemisferio austral. En los del hemisferio boreal (…) la célula primordial no es el verbo, sino el adjetivo monosilábico. El sustantivo se forma por acumulación de adjetivos. No se dice luna: se dice aéreo-claro sobre oscuro-redondo o anaranjado-tenue-del cielo o cualquier otra agregación. En el caso elegido la masa de adjetivos corresponde a un objeto real.”

Un paso más allá puedo citar a Fernado Pessoa, a mi entender tal vez uno de los mejores escritores que ha existido, que aborda este tema en su Libro del desasosiego (¡otra vez, las negritas son mías!):

“(…) comprender que la gramática es un instrumento, y no una ley.

“Supongamos que tengo ante mí una muchacha de modales masculinos. [alguno dirá].´Esa muchacha parece un muchacho´. [otro], más cerca de la conciencia de que hablar es decir, dirá de ella ´Esa muchacha es un muchacho. Otro igualmente consciente de los deberes de la expresión, pero más animado por el afecto de la concisión, (…) dirá de ella ´Ese muchacho´.

“Yo diré ´Esa muchacho´, violando la más elemental de las reglas gramaticales, que manda que haya concordancia de género, como de número, entre la voz substantiva y la adjetiva. Y habré dicho bien: habré hablado en términos absolutos, fotográficamente, fuera de la vulgaridad, de la norma, y de la cotidianeidad. No habré hablado: habré dicho.”

Pessoa no termina aquí su concepto del quiebre de las leyes lingüísticas. Compartamos la última parte de su escrito:

“La gramática, al definir el uso, hace divisiones legítimas y falsas. Divide, por ejemplo, los verbos en transitivos e intransitivos; sin embargo, el hombre que sabe decir tiene muchas veces que convertir un verbo transitivo en intransitivo para fotografiar lo que siente (…) Si quiero decir que existo, diré ´Soy´. Si quiero decir que existo como alma separada, diré ´Soy yo´. Pero si quiero decir que existo como entidad que a sí misma se dirige y forma, que ejerce junto a sí misma la función divina de crearse, ¿cómo he de emplear el verbo ´ser´ sino convirtiéndolo súbitamente en transitivo?

“Y entonces, triunfalmente, antigramaticalmente supremo, diré ´Me soy´. Habré dicho una filosofía en dos palabras pequeñas. ¿Cuán preferible no es esto a no decir nada en cuarenta frases? ¿Qué más se puede exigir de la filosofía y de la dicción?

“Que obedezca a la gramática quien no sepa pensar lo que siente. Que se sirva de ella quien sabe mandar en sus expresiones. Cuéntase de Segismundo, Rey de Roma, que habiendo cometido un error gramatical en un discurso público, respondió a quien le habló de él, ´Soy Rey de Roma, y estoy por sobre la gramática´”.

Los asiduos de esta sección ya saben la consigna: tienen el foro aquí debajo disponible para comentextuar ideasuyas. ¡Hasta el próximo To bit!

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Escrito por Gianni Sabbione

Gianni Sabbione es editor literario, científico y músico. Como editor trabajó y trabaja en editoriales y medios internacionales de EE.UU., España y Latinoamérica. Es asesor en reorganización y automatización de áreas de IT e investigó en IA y redes neuronales.
Es cantante de sus bandas de hard rock solista y de Color Púrpura, y aprovecha su perfil en Neoteo para promocionarlas. Al menos hasta que se de cuenta el Sr. Director del sitio.

27 Comments

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  1. El lenguaje puede expresarlo todo, lo que limita en mayor o menor medida es el desconocimiento de dicho lenguaje. Nunca se puede justificar la ignorancia culpando al lenguaje de limitaciones. Actualemente el nivel de incultura es brutal y lo vemos todos los días en internet, por ejemplo, pero eso no significa que el lenguaje limite. Hay gente que se expresa bien y utilizan el mismo lenguaje que los que lo hacen mal.

      • #6 Si con diez dígitos podemos representar infinitas variaciones numéricas, creo que tu duda queda respondida. Aunque habría que dilucidar si existe infinito número de ideas o solo un número finito de ideas con infinitos matices.

        Corríjanme, pero en lenguajes de programación existe el polimorfismo, que no es polisemia, y donde una instrucción ofrece un comportamiento distinto dependiendo de los datos.

      • #6

        Por supuesto. Lo mismo que las mátemáticas, con solamente diez números naturalesn pueden expresar cualquier cantidad por grande que esta sea.

  2. para escapar del lenguaje, Pessoa es un buen punto de referencia, pero en profundidad quien mejor puede expresar las incapacidades del lenguaje seria Wittgenstein, un tipo que ni leía mucho ni escribía en cantidades, pero expresaba de manera no mencionada un punto consciente en nuestro ser que nada tiene que ver con el lenguaje pero que expresa mas que todas las palabras, ya que sabemos que el inconsciente se comunica con códigos simbólicos que solo el individuo que los ha recreado o experimentado puede tener acceso a ellos (aunque su mente no reconozca muy bien los patrones en principio).

    "en mi libro he logrado poner todo en su lugar, omitiendolo."
    Ludwig Wittgenstein

  3. Hola, ¡muy buenos sus comentarios!
    Las teorías hacen foco en que, aunque la cantidad de palabras sea infinita, para que la comunicación sea posible es necesario atenerse a ciertas reglas. Esto es lo que limita la expresión.

  4. Contestando a los que quieren rizar el rizo y le dan vueltas a lo del número finito de palabras…

    ¿Para que queremos nosotros, que somos seres finitos, un número infinito de palabras, si no vamos a tener tiempo para aprenderlas todas?. Como alguno ha comentado ya, tampoco es infinito el número de ideas o cosas que se pueden expresar. Aunque cada habitante de la Tierra tuviese una idea por segundo, durante toda su vida, el número total de ideas sería bastante finito y como no creo que nadie sea capaz de expresar una idea por segundo, faltaría mucho tiempo para poder expresarlas todas.

  5. ¿Cómo designar efectivamente con el lenguaje objetivo una realidad subjetiva? Cuando ni siquiera el emisor mismo la conoce por completo y cuando hay miles de posibles fallas en el canal? Y con la gran variabilidad en el sentido impuesto al lenguaje, sujeto al contexto que lo condiciona?

    • #15 Estoy totalmente de acuerdo contigo, como el lenguaje puede definir una sensación subjetiva, como por ejemplo "tiempo" o "amor"?

      Hasta donde tengo entendido no hay ninguna definición oficial científica de lo que es el tiempo en ningún idioma.

      Y quien puede definir el amor, cuando puede significar muchas cosas diferentes para muchas personas diferentes. Y cada una de esas personas no lo podría describir por completo, sino tan solo una parte.

  6. Entre mis artículos preferidos, ¡definitivamente!

    …De hecho, desde el punto de vista de la semiótica, el lenguaje hablado es un signo del complejo abanico de la comunicación, influyen mucho el tono, los gestos corporales el ambiente, otras cosas y por supuesto, el contexto.
    La comunicación es complicada es por eso que tendemos a agruparnos tipo manadas, por los gustos en común que permiten comunicarnos mejor.

    En el caso exitoso que logre consolidar un mensaje y trasmitirlo correctamente, esta la contratarte, el receptor que tiene que interpretar la semántica de acuerdo a su estado de animo, a la atención que nos este prestando, a lo que tenga en la cabeza en ese momento, etc.

    “El lenguaje representa para los seres humanos una prisión de la cual no pueden escapar”
    Y estaremos prisioneros por nuestra propia necesidad de comunicarnos y entendernos, pero hay otro tipo de lenguaje que evoluciona de este y rompe esta prisión… El intimo, ese que se forma en la relación de seres cercanos, parejas, familia, amigos y que no hace falta mas que pequeñas expresiones o muecas para llevar un mensaje complejo, esto más visto desde el punto social, claro está.

    Por no ser la semiología no es una ciencia definida, la semiosis es muy subjetiva, se puede decir que; sacar del bolsillo el último iPhone y ponerlo encima de la mesa, es un lenguaje que se convierte en semiosis.

    PD: Al darle al link de “los que deciden por nosotros” me lleva a una página de CMS Neoteo.

  7. Increíble, y cierto a la vez, las jugarretas del lenguaje que no nos dejan describir al cien nuestras ideas, y las moldeamos sobre ese cubo que las leyes del idioma nos impone…

    Y después nos preguntamos ¿Porque no nos entendemos?…

  8. Disfruté de tu lenguaje Gianni… muy creativa tu nota, sobretodo la introducción.
    Cuentan una anécdota del Sr.Jorge Luis Borges cuando estaba siendo entrevistado y sugirió que la comunicación estaba más allá del lenguaje (o algo así), y de repente comenzó a hablar en un lenguaje extraño (ya que era políglota). El periodista se quedó perplejo, sin embargo, el camarógrafo "sintonizó" a Borges y dijo: "está diciendo el padre nuestro", y Borges asintió.

    No se si sea verdadera la historia, pero quienes desarrollamos la empatía consciente sabemos que el lenguaje muchas veces no logra disfrazar lo que uno ya percibió sin que se lo expresen o exterioricen.

    Salud.

  9. Creo que un aporte interesante es verlo desde la perspectiva contraria. Totalmente recomendable la lectura para esto del libro 1984 (George Orwell), que analiza (entre otras muchas cosas) como se puede usar el lenguaje para cambiar precisamente la forma de pensar y el propio "ser" de los individuos.

  10. Absolutamente brillante, profundo, con humor y conocimiento teórico. Felicitaciones, solo cabe agregar que lo que hace infinitos a los seres finitos es el lenguaje, porque es lo único que nos hace trascender, como dijera Borges en "El milagro secreto": perdurar, no concluir…

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