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Cine de código abierto

Usualmente cuando nos referimos a “código abierto”, estamos hablando de algún software o sistema operativo. El movimiento del código abierto ha crecido en enormes proporciones durante estos últimos tiempos, con aplicaciones y sistemas operativos que poseen un extraordinario nivel de calidad. Como es costumbre, al hablar de código abierto lo primero que nos viene a la cabeza es Linux, pero lo cierto es que el código abierto no se reduce al software solamente. Hardware, música, libros, y cosas tan extrañas como la ecología tienen alguna forma de código abierto. Entre ellas encontramos al cine, y en Internet hay varios ejemplos de “filmes de código abierto” que además de poder ser vistos por todos, fueron creados con herramientas libres y abiertas.

En mi ordenador utilizo varios programas de código abierto. 7-Zip, AbiWord y Audacity son apenas tres de una lista mucho más larga, y han alcanzado un nivel de madurez y confiabilidad que no encuentro razón alguna para reemplazarlos con alternativas comerciales que, además de costar dinero, pueden llegar a ser más pesadas y problemáticas. El código abierto trae consigo varios beneficios, pero uno de los más destacados es la flexibilidad. Cualquiera que oiga el término “código abierto” lo asociará con alguna clase de programa de ordenador, y no estaría equivocado al hacerlo. Sin embargo, el código abierto va mucho más allá de líneas escritas en C++ o de distros de Linux.

En NeoTeo hemos visto algunos ejemplos de hardware de código abierto. Aquellos que diseñan una tarjeta o componente colocan a disposición de los interesados todos los detalles necesarios para replicar de forma exacta aquella pieza en cuestión. También entran en juego diseños de circuitos, como es el caso del proyecto OpenSPARC en el que se puede obtener el diseño completo de un procesador. Pero seguimos ubicados en el entorno informático, y lo cierto es que el código abierto tiene horizontes más amplios. La música es uno de los ejemplos más evidentes. Existen muchos artistas que permiten la descarga de archivos mp3 con sus temas, pero algunos están animándose a incluso colgar las partituras en la red.

También el cine tiene su lugar en el código abierto. Según su definición, para que una película sea considerada libre o de código abierto debe cumplir con los siguientes puntos: 1) Debe poseer una licencia aprobada como Trabajo Cultural Libre. Varias licencias de Creative Commons son “compatibles” (si es que podemos utilizar ese término) con la definición de Trabajo Cultural Libre. 2) Todos los materiales que fueron utilizados para la creación de la película también deben ser libres, con su licencia de Trabajo Cultural Libre correspondiente. 3) Tanto la película como los materiales que le dieron forma deben estar disponibles de forma libre y gratuita sea a través de descargas por Internet u otro medio, y cualquier costo aplicable sólo debe cubrir la reproducción del material, sin ninguna ganancia adicional. 4) La película y los materiales, también considerados “fuentes”, deben poder verse y/o editarse con software de código abierto. En caso de no ser posible, debe existir la posibilidad de convertirlos a alguna clase de formato que sí pueda ser visto y/o editado por software de código abierto. 5) Debe ser posible recrear el filme utilizando sus fuentes, sin restricciones. La película debe cumplir con estos cinco puntos, o de lo contrario no puede ser considerada de código abierto, aunque se sabe de estados en los que se considera a la película “parcialmente” abierta.

La clave está en la ausencia total de restricciones. Al contrario de la clásica leyenda: “Prohibida su reproducción”, en el caso de las películas de código abierto no solo se alienta a su reproducción, sino que deben ser entregados todos los medios posibles para facilitar y expandir este proceso de distribución. Detrás de esta metodología se encuentra obviamente la Iniciativa de Código Abierto, organización dedicada a promover todo material de código abierto (aunque su especialización es el software) y de la cual se pueden rastrear sus orígenes hasta la “Definición de Software Libre” escrita en febrero del año 1986 y considerada como la primera publicación que hizo referencia al código abierto.

Probablemente uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar entre las películas de código abierto es el corto animado de diez minutos llamado “El Sueño del Elefante”. Completamente generada por ordenador y utilizando el software de código abierto “Blender”, la película demandó ocho meses de producción y tuvo un costo de €120.000, el cual fue donado, al igual que el tiempo de renderizado que demandó la película. El filme puede ser visto en línea, o descargado de diferentes formas, ya sea de forma directa o a través de métodos como BitTorrent. Si bien la razón principal para semejante proyecto era crear un corto de excelente calidad, también sirvió para comprobar las capacidades de Blender como programa de código abierto. La película fue lanzada en el año 2006, y desde entonces Blender ha aumentado su calidad significativamente, lo que podrá comprobarse un poco más abajo.

Otra película que aún no está completamente lista pero que promete mucho es “Valkaama”, una adaptación de la novela que lleva el mismo nombre, escrita por Hendrik Behnisch. Al contrario de “El Sueño del Elefante”, “Valkaama” no se trata de un corto, sino de una película completa, con actores reales. El guión, la música, todo está disponible para ser descargado en su página oficial, aunque algunas de las descargas pueden ser realmente grandes (por encima de los 170 GB). A pesar de contar con un presupuesto casi nulo y con problemas de agenda de algunos de los actores, la película está casi lista y ya puede tanto verse en línea como descargarse. Ten en cuenta que todavía está en fase beta (esto es muy raro de decir sobre una película), y el idioma puede llegar a ser un impedimento para algunos, pero no olvides que el guión completo está disponible, y puede seguirse junto con la película.

Por último mencionaremos otro corto animado que también fue creado con Blender, llamado “Big Buck Bunny”. La historia trata sobre un conejo que está harto de tres roedores que se la pasan molestando a otras criaturas del bosque. El conejo es muy amable, pero cuando los roedores matan a una mariposa con la que estaba jugando, toda amabilidad es dejada de lado para dar lugar a un plan para vengarse de los diabólicos roedores. En este corto se puede ver claramente lo mucho que ha evolucionado Blender desde “El Sueño del Elefante”, al punto de no tener casi nada que envidiarle a algunas producciones animadas que hemos visto en los últimos tiempos. En su página oficial hay muchísimo material para descargar, incluido el respaldo completo del estudio, que excede los 200 GB. Como pueden notar, hacer una película demanda unos cuantos gigabytes de espacio…

Sólo nombramos tres, pero hay muchas más que están por salir a la red. Hollywood dice encontrarse en crisis por el impacto económico, pero si esta clase de proyectos han visto la luz en un tiempo razonable, con un presupuesto muy bajo y utilizando herramientas de código abierto, no podemos hacer otra cosa más que dudar de dichas declaraciones. El potencial del código abierto aplicado al cine es impresionante, y con la ayuda de herramientas como Blender que evolucionan día tras día, dicho potencial crecerá todavía más. Talento y dedicación por donde se lo mire, y lo más importante de todo: Es libre.

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Escrito por Lisandro Pardo

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