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Descubren el primer antibiótico en treinta años

En mayo pasado hablamos sobre una seria advertencia emitida por la Organización Mundial de la Salud en relación a los antibióticos y su resistencia. Han pasado casi treinta años desde el último gran descubrimiento, y ahora, un equipo de científicos en la Northeastern University de Boston ha descubierto el enorme potencial de la Teixobactina, que podría tratar condiciones como la tuberculosis y la colitis seudomembranosa, además de dar paso a una nueva generación de antibióticos.

Para encontrar al generador de antibióticos más potente no hay que entrar a ningún laboratorio, sino mirar hacia abajo. Los científicos llevan mucho tiempo convencidos de que la tierra se encuentra repleta de antibióticos, debido a la habilidad natural que poseen las bacterias para combatir a otros patógenos. El problema es que apenas el uno por ciento de esas bacterias pueden ser cultivadas en un entorno de laboratorio. Dicho de otro modo, si la medicina moderna quiere desarrollar nuevos antibióticos, deberá “salir” del laboratorio tradicional. Así es como los profesores Kim Lewis y Slava Epstein del Centro de Descubrimiento Antimicrobial perteneciente a la Northeastern University de Boston se dirigieron a “un pequeño campo en Maine”, y con la ayuda de un dispositivo compacto, se encontraron con la gran esperanza antibiótica de las próximas décadas: Teixobactina.

Eleftheria terrae
Eleftheria terrae, la responsable de producir Teixobactina (Northeastern University)

El dispositivo en cuestión, bautizado “iChip”, asume el rol de “hotel subterráneo” para las bacterias. Este hotel incluye pequeños módulos aislados, uno asignado a cada bacteria, diseñados de forma tal que la tierra puede permear a los módulos, al mismo tiempo que mantiene las bacterias en su lugar. De las diez mil bacterias cultivadas, veinticinco han producido sustancias que podrían ser usadas como antibióticos, y entre ellas aparece la Teixobactina. Las primeras pruebas han indicado que la Teixobactina es altamente tóxica para las bacterias, pero no así para tejido mamífero, y logró limpiar en ratones lo que sería una dosis letal de SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina). Los científicos creen que gracias a los inusuales métodos de ataque de la Teixobactina, es muy poco probable que las bacterias sean capaces de adquirir una resistencia natural.

El profesor Lewis explica que en estos momentos pueden curar varios modelos de infección conservando una relación de 10 mg/kg, por lo tanto, debería funcionar muy bien en humanos. De más está decirlo, la cantidad de pruebas en el horizonte es escalofriante, y los primeros grupos de control no se estarían organizando sino hasta dentro de dos años. En el mejor de los casos, sólo habría que esperar media década para que la Teixobactina se convierta en la nueva punta de lanza destinada a combatir infecciones resistentes. Y como si eso fuera poco, el sistema iChip de Lewis y Epstein seguramente dará lugar a más antibióticos. Lo que parecía una batalla perdida, acaba de cambiar para bien.

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Escrito por Lisandro Pardo

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