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Full Throttle Override: Máximo rendimiento al ejecutar programas

Los perfiles de administración de energía en Windows poseen una gran flexibilidad, especialmente desde la llegada de Windows 7, pero en algunos casos, los valores establecidos por el sistema operativo pueden ser un poco más conservadores de lo deseado, afectando la velocidad. Full Throttle Override sirve como atajo para invocar el perfil de máximo rendimiento y aumentar la frecuencia del procesasor cuando necesitas ejecutar aplicaciones específicas, como por ejemplo juegos.

En todos mis sistemas de escritorio siempre he utilizado el perfil de máximo rendimiento en la sección de administración de energía de Windows. Una de las primeras recomendaciones al realizar overclocking es desactivar cualquier forma de ahorro, o de lo contrario se corre el riesgo de provocar cierta inestabilidad indirecta. Por supuesto, la combinación de hardware asume un papel crítico en este punto, y he visto muchos casos de sistemas con overclocking que no han tenido inconvenientes en bajar a fases de consumo más estrictas. Entre los ordenadores portátiles, los perfiles de energía tienen como lógica prioridad a la duración de la batería, pero nunca falta esa ocasión en la que prefieres exprimir al sistema por un rato, ya sea para jugar, o para abrir una aplicación más exigente.

Full Throttle Override

Full Throttle Override tiene como función principal cambiar sin la intervención del usuario el perfil de ahorro de energía tras la ejecución de ciertos programas. Todo lo que debes hacer es un clic con el botón secundario en el icono del programa ubicado en la bandeja del sistema, ir a “Add Program”, y buscar manualmente a los archivos ejecutables que desees dejar registrados. Cuando trabaja en modo automático, Full Throttle Override tiene dos opciones: Activar el perfil de máximo rendimiento desde el comienzo, o elevar la frecuencia mínima del CPU al 100 por ciento, manteniendo intacto al resto de los parámetros.

Como podrán imaginar, la aplicación es extremadamente pequeña (su instalador apenas supera los cien kilobytes), prácticamente no tiene interfaz, y consume muy poca memoria. El único detalle de compatibilidad es que necesita a Windows Vista como versión mínima de sistema operativo. Si te sientes cómodo con un control completamente manual de la administración de energía, entonces tal vez no tengas necesidad de usar a Full Throttle Override, pero aporta una capa de flexibilidad adicional que complementa muy bien a las ya existentes.

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Escrito por Lisandro Pardo

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