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La tetera de Russell: «Buscando a Dios» en una pieza de porcelana

Más de 70 años, y aún sigue dando de qué hablar

la Tetera de Russell

Todo debate sobre la existencia de Dios puede ganar temperatura rápidamente dependiendo de qué tan ferviente sea la interacción de los involucrados, y uno de los puntos más interesantes es a quién le corresponde, o mejor dicho, quién tiene la responsabilidad de confirmar o desacreditar su existencia. El filósofo y matemático Bertrand Russell remarca a través de su hipotética tetera orbitando el Sol entre la Tierra y Marte, que dicha responsabilidad pertenece a quien hace la afirmación. ¿Cómo pasamos de la creación del universo, a una tetera de porcelana…?

Todo comenzó en el año 1952, cuando la revista Illustrated le encargó a Russell una pieza simplemente llamada «¿Hay un Dios?». Por razones que hoy imaginamos obvias (léase «alguna mente creacionista influyente») el texto nunca apareció en Illustrated, pero con el paso del tiempo llegó al público de todos modos. Esta es una de sus traducciones más populares:


La tetera de Russell:

«Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo ilustrado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.»


Uno de los aspectos más llamativos de la tetera de Russell es que no niega abiertamente la existencia de Dios. En realidad, busca establecer que no es válido defender su existencia porque no hay pruebas contundentes de lo contrario, lo cual resuena en la falacia del «Argumento ad ignorantiam». El propio Russell admitió algunos años más tarde que desde un punto de vista práctico siempre fue ateo, que la existencia del Dios cristiano no es más probable para él que la existencia de los dioses del Olimpo o del Valhalla, y volvió a citar a su tetera: Nadie puede probar que no se encuentra orbitando al Sol entre la Tierra y Marte, y el Dios cristiano es igual de improbable.


Tetera de Russell
El «Dragón en el garaje» de Sagan sigue una línea similar. Está allí, pero es mágicamente inmune a todos los intentos de probar su existencia…

Un concepto similar al de la tetera de Russell es el famoso «dragón invisible en el garaje» de Carl Sagan, cuyo defensor adapta sus argumentos de forma constante ante cada intento por probar la existencia de la criatura. ¿Es invisible? Un poco de harina en el piso revelará sus huellas, pero el dragón flota en el aire.

Un sensor infrarrojo debería detectar el calor del dragón y de su fuego, pero resulta que no emite calor. Un poco de pintura en aerosol dejaría expuesta su forma, pero el dragón también es incorpóreo, y así sucesivamente. Sagan agrega que la imposibilidad de invalidar una hipótesis no la convierte en cierta.

Como era de esperarse, la tetera de Russell no está libre de críticas. El filósofo analítico Alvin Plantinga sostiene que la tetera de Russell parte de una falsedad, que es la falta de evidencia, cuando el volumen de evidencia contra la tetera es contundente.

Sólo los países con tecnología espacial lo suficientemente desarrollada podrían colocar a la tetera en órbita, y ninguno de ellos es tan frívolo o superficial como para desperdiciar una gigantesca cantidad de recursos en dicha misión, o de lo contrario todo el mundo lo sabría (aquí vale la pena citar a la primera prueba del Falcon Heavy, ya que los medios no cubrieron tanto al éxito del cohete, sino que SpaceX colocó un coche en el espacio).

Otros destacan que la creencia en una tetera es esencialmente diferente a la creencia en Dios porque la tetera es «física y verificable», o que la «idea de Dios» no puede ser refutada «de forma analógica» citando teteras o aspiradoras debido a su magnitud, y a su imposibilidad de ser cosificada (léase «reificada»).


Un tema fascinante sin lugar a dudas, pero tengo que hacer una pausa aquí para preguntar a nuestros lectores: ¿Qué creen? ¿Russell tiene razón, o debemos mirar más allá de «Dios en una tetera»? Los comentarios están abiertos.

(Del Archivo de NeoTeo, artículo publicado originalmente el 14 de enero de 2019, editado con pequeñas correcciones)

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Escrito por Lisandro Pardo

20 Comments

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  1. Creo que gracias las comunicaciones actuales uno se entera de las opiniones y puntos de vista de más gente y la tolerancia va ganando terreno.
    Todos deberíamos aprender a escuchar a los demás, y permitir a cada persona tener su propio punto de vista.
    El problema está cuando se forman grupos de personas que comparten una visión y a ese grupo quiere ingresar una persona con un punto de vista diferente, si no piensa igual ¿Por qué quiere ingresar a ese grupo?
    y desgraciadamente siempre van a haber grupos especializados en algún tema y grupos en los que no debería tomarse en cuenta ciertas opiniones.

  2. “la tetera de Russell parte de una falsedad, que es la falta de evidencia, cuando el volumen de evidencia contra la tetera es contundente.”… Dejando de lado que aborda a la tetera en forma muy literal, olvidando que es una simple analogía y que bien podría ser un pez mágico de un milímetro, viviendo en el pacífico, esta parte es la clave. En la gran mayoría de debates se ve un patrón o una dirección que siempre apunta a lo mismo: qué califica y qué no califica como evidencia para la existencia de Dios. Si tomamos como evidencia la belleza del universo, la vida misma, los pacientes que repentinamente se salvan, los que se salvan de accidentes automovilísticos por un pelo, etc. entonces sí, hay mucha evidencia para la existencia de Dios y hay cero evidencia para la tetera. Y, como diría Russell, si la tetera fuera una figura incorpórea y todo poderosa enseñada a los niños y adultos desde hace siglos, a través de un libro o pergamino sagrado, entonces la cosa cambia… en otras palabras (y en este caso), tenemos dos ingredientes muy importantes: Qué tanta evidencia le podemos/queremos adjudicar a la tetera y, no menos importante, qué tanta influencia psicológica nos inculcan desde pequeños.

  3. No niego la existencia de algún dios pero, en mi opinión, el hecho de adjudicarle intervención cada vez que alguien sobrevive a una calamidad o algo nos es provechoso, evidencia la extrema valoración que a veces tenemos sobre nosotros mismos y lo rápido que olvidamos los eventos que no nos son favorables.
    Lo veo similar a afirmar la existencia de dios cada vez que, lanzando una moneda al aire, sale cara… o cruz.

  4. – En el universo hay 100,000,000,000 cien mil millones de galaxias.
    – De las cuales cada galaxia tiene 1,000,000,000 mil millones de estrellas.
    – Esto nos da 100,000,000,000,000,000,000 cien trillones de estrellas en el universo.
    – De las cuales cada estrella tiene en promedio 8 planetas (5 planetas y 3 enanos)
    – Esto nos da un total de 800,000,000,000,000,000,000 ochocientos trillones de planetas en el universo.
    – De los cuales en el mejor de los casos 53,000,000,000,000,000,000 cincuenta y tres trillones de planetas con vida en el universo.
    Dicho esto, si alguien piensa por un momento, que existe algo o alguien que controla su vida, ya no en los casi 53 trillones de planetas (aprox), si no, en los 7.500 millones de personas en la tierra, tiene un grave problema de egocentrismo o un exceso de fe.

    • Estoy totalmente de acuerdo en lo que dice Ivan…es lo mas coherente de todo lo dicho….nos creemos el centro del universo y no somos mas que un atomo en un grano de arena en el mar del oceano cosmico.
      Quizas las hormigas tengan su propio dios y los orangutanes el suyo, los cocodrilos etc………quizas las particulas a nivel atomico tambien adoren a algun creador….suena a mas de lo mismo.

  5. Dos cositas: tanto los ateos, como los que creen en Dios, ambos son “creyentes”, solo que cada uno en diferente ámbito. Ambos también tienen “fe”, pues aceptan y confian en lo que creen.
    Puede un ateo intentar demostrar que Dios no existe, así como alguien que cree en Dios puede intentar lo propio. Lo que en lo personal me parece inutil, es cuando un bando exige al otro que demuestre su punto.
    Por muchas evidencias que se pongan sobre la mesa, mientras no se tenga fe en ellas no sirve de nada.
    Dicho esto, un ateo puede cambiar de fe y aceptar la existencia de Dios cuando vea o viva alguna experiencia que solo pueda atribuir a un milagro y no a la mera casualidad. De la misma manera como un creyente en Dios puede dejar de creer en él, cuando se debilita su fe y deja de ver la mano de Dios en acción.
    En conclusión:
    Si un ateo busca evidencias de que Dios existe, las va a encontrar sin lugar a dudas.
    Así como alguien que cree en Dios puede dejar de hacerlo si deja de confiar en él.

    • Creo que no tomas en cuenta que el punto de Russell es que la carga de la prueba NO recae sobre el que no acepta la existencia de Dios. Es decir, el ateo no necesita demostrar nada, ni dar pruebas. La prueba debe proporcionarla aquél que afirma su existencia, pues la existencia de algo así, no es obvia, sino algo extraordinario. Por otro lado, una evidencia, no es sólo una opinión. Se supone que es algo que funciona para demostrar de forma necesaria otra cosa. Se entiende que no puede haber evidencias para demostrar y al mismo tiempo para refutar algo. Las razones personales por las cuales alguien pueda cambiar su estado mental, si alguien cree o deja creer, no serían en tu ejemplo, evidencias.

      • Creo que quien no entiende eres tú. Ni ateos ni creyentes en Dios tienen la obligación de demostrar nada a nadie. A menos que el ateo o quien cree en Dios “quiera convencer” a otro de su ideología, ahora sí, tendría la obligación de demostrar sus evidencias (o cuando alguien se las pregunta por su propio interés).
        Un pequeño ejemplo es lo que le encargó Jesucristo a sus discípulos: Es verdad que les dió el mandato de “hacer nuevos discípulos, enseñandoles” (Mateo 28:19, 20); pero las instrucciones para hacerlo eran: “Al entrar en una ciudad busquen a quien merezca el mensaje. Si nadie los escucha, dejen esa ciudad” (Mateo 10:11-14).
        Jesús dijo que buscaran a quienes tenían el deseo de aprender, no dijo que convencieran a nadie; ni siquiera Jesús obligó a nadie a creer en lo que enseñaba. Y cuando los incrédulos le exigían a Jesús una señal o prueba para creer en él, él les dijo que no les daría ninguna prueba (Mateo 12:38, 39).
        Así que, teteras de más, teorías de menos. Cada quien encuentra a su propio discípulo.

        • Y además quien sabe si todo lo que enseñaba Jesús está en la Biblia tal como la conocemos ahora. Apuesto que lo principal, lo más fundamental ni se menciona. Porque esas cosas son las que no convienen a la Iglesia (cualquiera de ellas sean católicos, evangélicos, etc).
          Por ejemplo, si estas palabras: “El reino de Dios esta dentro de ti y a tu alrededor, no en edificios de madera y piedra; corta una trozo de madera y ahí estaré, levanta una piedra y me encontraras; quien descubra el significado de estas palabras no experimentará la muerte.” fuesen verdaderas de Jesús, no creo que sean palabras muy convenientes para las instituciones.

        • Es muy cierto, ni los ateos tienen la obligación de demostrar lo falso de las fantasías de los creyentes ni los creyentes aceptar la ciencia contrastada de los ateos, cada quien con lo suyo.

  6. Si existiera tal dios (del “color” que sea) entonces éste sería todopoderoso, pero resulta que no puede existir un todopoderoso por una simple prueba del absurdo:
    Supongan que el todopoderoso tuviera que crear una roca que ni él mismo pueda mover. Si la pudiese crear entonces él no podría mover la roca y por lo tanto ya no sería todopoderoso, y si no la pudiese crear entonces tampoco sería todopoderoso por no poder crear dicha roca.
    Fin del misterio (no soy el autor de estas afirmaciones, eso está claro).

    • Es una versión muy rebuscada del “¿Puede una fuerza irresistible mover una masa inamovible?”, Isaac Asimov en 100 preguntas sobre la ciencia responde que, por semántica, tales cosas no pueden existir al mismo tiempo, cuando existe una fuerza irresistible no existe masa que sea inamovible y viceversa.

      No es necesaria prueba alguna de que el dios judeocristiano no existe (ni el resto de dioses), solo basta con saber un poco de ciencia e historia, pero por alguna razón la gente puede separar sus conocimientos y supersticiones de tal forma que coexisten ambas en un mismo individuo.

      He visto creyentes explicando la evolución del neandertal al homo sapiens sin pestañear siquiera.

      • Eso es porque no son incompatibles. Si investigás, vas a ver que quien propuso la teoría del Big Bang fue un sacerdote católico Georges Lemaître. Lo que ocurre es que la biblia utiliza muchos simbolismos y uno puede tomarlos al pie de la letra o no. Por ejemplo, si te ponés a ver, el orden en el relato de la creación es muy similar al orden en que ocurrieron los hechos según la ciencia, con la diferencia de que en la biblia habla de días, cuando en realidad fueron miles de años. La biblia dice que el Dios formó al hombre a partir del barro, que puede ser un simbolo para algo que ya existía previamente, como el mono. Entonces, Dios creó al hombre a partir de algo que ya existía, y no lo hizo en el acto, sino a lo largo de miles de años. Los creacionistas toman la biblia al pie de la letra, pero no todos los creyentes piensan igual.

        • A eso me refería cuando escribí: “por alguna razón la gente puede separar sus conocimientos y supersticiones de tal forma que coexisten ambas en un mismo individuo”.

          No, la creación bíblica y la científica no son similares, primero fue el universo (y estrellas) antes que la tierra, la luna no es señora de la noche, es posible verla de día y no verla de noche, y tantas otras cosas (incluso cotidianas como los pueblos de gente que encuentra Caín y no fueron creadas por Dios) en las cuales falla la biblia, las coincidencias con la ciencia se meten con calzador a base de interpretaciones

          Y es lo normal, la biblia es el relato un pueblo de pastores de hace milenios que intenta explicar la cosmogonía de su gente no la de otros, son tan válidas como la de los olmecas, mexicas, los incas, los comanches, los griegos, etc.

      • La ciencia y la religión no son cosas reñidas como se plantea normalmente. La existencia de Dios no se puede demostrar por que si lo pensamos, si Él quisiera darse a conocer para que todo el mundo creyera si o si en su existencia, ya lo podría haber hecho tranquilamente. El mismo Cristo dijo “Feliz el que cree sin haber visto”, y no basó su enseñanza en milagrerías (de hecho, hizo muy pocos milagros). El que quiera creer que crea, y el que no, perfecto.
        Por otra parte, como decía al principio, ciencia y religión no están reñidas, ya que el creador de la teoría del big bang fue el sacerdote católico Lamaitre. La biblia usa mucha simbología a lo largo de sus libros, pero sin embargo, el orden de la creación en el relato biblico es muy similar al orden de los sucesos que indica la ciencia, con la diferencia de que la biblia habla de días y la ciencia de miles de años. La creación del ser humano se da al último de todo, tomando algo ya existente, (que en el relato bíblico es el barro, y para la ciencia es el mono) y en base a eso, crea al humano. Nuevamente vemos que no es en un día, sino a lo largo de miles de años.

  7. nadie ha podido probar porque alguien de coma de mas de 20 años despierta, pero ahi esta, ni han podido probar que decendemos del mono, pero eso si lo creen, nadie ha podido probar los sucesos extra sensoriales, pero mucha gente lo ha experimentado

    • Este es el “dios de los huecos”, en los espacios que la ciencia no ha explicado, ahí reside la prueba de que el dios judeo-cristiano existe, y este es un signo de alarma: Solo el dios judeo-cristiano, ningún otro, porque los judíos/cristianos son ateos con respecto a los demás dioses.

      Esos dioses igual “respondían” a las plegarias, la prueba es que en los santuarios o lugares sagrados se encuentran ofrendas de agradecimiento por los “milagros” recibidos, cosas que suceden al tergiversar la realidad con el cristal de la fe.

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