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¿Qué le sucede a tu cuerpo cuando no puedes dormir?

«Traigan al sueño, que ovejas sobran…»

Las jornadas se hacen más largas y exigentes, los problemas no dan respiro, las responsabilidades se multiplican. ¿Quién puede dormir en semejantes condiciones? La falta de sueño es virtualmente una epidemia, y por más que tengamos una larga lista de medicamentos a nuestro favor, la clave está en cambiar hábitos, que suele ser lo más difícil. Dicho eso, ¿qué es lo que le pasa con exactitud al cuerpo cuando Morfeo nos traiciona? En dos palabras: De todo.

Perder el sueño es una de las peores cosas que nos puede pasar. Desde cierto punto de vista, el mundo deja de ser el mismo. Todo cuesta más trabajo, todo se disfruta menos, y lo único con el potencial de corregir esa situación es apoyar la cabeza en la almohada… pero de nada sirve si lo que obtenemos son horas enteras mirando al techo.

Las alternativas son muy numerosas, y van desde medicamentos de venta libre hasta un par de horas en el gimnasio. Por supuesto, esas soluciones no son compatibles con todos los casos, pero los efectos de no dormir definitivamente poseen un perfil general muy complejo, con consecuencias negativas por donde se lo mire.

Lo que sucede con tu cuerpo cuando no puedes dormir

  • El profesor de neurociencia y psicología Matthew Walker de la Universidad de California (Berkeley) explica que en primer lugar, el insomnio bloquea la capacidad de hacer nuevas memorias. En términos sencillos, la información «rebota» sin ser procesada, y olvidamos cosas.
  • Al no dormir, también aumenta la producción de la proteína tóxica Beta-amiloide, cuya acumulación equivale a un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.
  • Otro aspecto que preocupa de forma especial a los hombres es que la falta de sueño aniquila el deseo sexual.
  • Los niveles de testosterona se vuelven muy similares a los de una persona diez años mayor, y esta distorsión aparece con apenas dos o tres horas menos de sueño por día.

El sistema inmunológico también se ve comprometido. Alguien que duerme siete horas diarias corre un riesgo tres veces más grande de resfriarse que una persona con ocho horas de sueño, pero eso no es todo: El número de las llamadas «células asesinas naturales» se reduce en un 70 por ciento, y esto es tan serio que la Organización Mundial de la Salud declaró a los turnos nocturnos de trabajo como «probables cancerígenos».

Para finalizar, el sistema cardiovascular no logra «reiniciarse» por completo, llevando a una presión más alta, y a un 200 por ciento extra de riesgo en infartos y otros ataques similares. De hecho, cuando se realiza el cambio por horario de verano y todos perdemos una hora se sueño, el riesgo de ataques al corazón se eleva un 24 por ciento.

En resumen: 16 horas de actividad, 8 de sueño. El cuerpo lo necesita.

Escrito por Lisandro Pardo

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