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¿Viajan los neutrinos más rápido que la luz?

Parece que finalmente han aparecido pruebas de que los neutrinos, esas extrañas partículas prácticamente sin masa pueden viajar a una velocidad más elevada que la de la luz. Esto, que los físicos consideraban prácticamente imposible desde que Albert Einstein deslumbró a sus colegas con su Teoría de la Relatividad, podría convertirse en el hallazgo científico del siglo. Si bien se mantiene cierta cautela hasta que los experimentos puedan repetirse una y otra vez, estos resultados proporcionan la esperanza de lograr explorar el universo -aunque más no sea mediante telescopios especiales- mucho más allá de los límites actuales.

Cuando has vivido toda la vida convencido de algo resulta bastante difícil aceptar que ese “algo” puede estar errado. Si hubieses nacido hace unos cuantos siglos y aceptado desde niño que la Tierra era plana, seguramente te hubieses mostrado bastante escéptico con los que te trajesen la noticia de que, en realidad, es redonda. Algo así está ocurriendo en estos días en el mundo de la física. Durante décadas los científicos vivieron sus vidas y desarrollaron sus experimentos asumiendo de que ninguna partícula era capaz de viajar a mayor velocidad que la de la luz, unos 300 mil kilómetros por segundo. A medida que una partícula se aproxima a esa velocidad, su masa comienza a crecer y la energía necesaria para acelerarla aumenta. En el límite de la velocidad de la luz esa energía y masa se hacen infinitas, por lo que nos acostumbramos a la idea de que nada fuese capaz de viajar a mayor velocidad. Pero parece que esos días han terminado.

Todo comenzó cuando los científicos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) desarrollaron en septiembre un experimento que parecía demostrar que los neutrinos, unas partículas subatómicas sin carga, espín ½ y una masa muy pequeña (se cree que inferior a una milmillonésima de la masa de un átomo de hidrógeno) en realidad podían superar la velocidad de la luz. El CERN, aprovechando que estas escurridizas partículas prácticamente no interaccionan con la materia, lanzó un haz de neutrinos desde el punto A al punto B, separados unos 730 kilómetros entre sí, a través de la Tierra. Conociendo la distancia que debían recorrer para unir ambos puntos y asumiendo que viajarían prácticamente a la velocidad de la luz, los físicos esperaban detectarlos en el punto de llegada  “x” nanosegundos después de haber sido emitidos. Pero los neutrinos llegaron 60 nanosegundos antes de lo que deberían haber llegado si viajaban a 300 mil kilómetros por segundo, evidenciando que podían ir más rápido que la luz y provocando un dolor de cabeza a más de cuatro físicos teóricos.

Semejante resultado provocó una avalancha de especulaciones y marcó la necesidad de realizar otros experimentos que confirmasen o desmintiesen las conclusiones extraidas en el CERN. Mientras que algunos descreían de la posibilidad de que estas partículas fuesen tan veloces (el físico británico Jim Al-Khalilil llegó a decir en publico que “si se demuestra que el experimento del CERN es correcto, me comeré mis calzoncillos en directo en la televisión“) otros comenzaban a buscar una explicación para esta situación. En ese marco, hace unos días el mismo equipo de científicos repitió el experimento, y se obtuvieron los mismos resultados: como había ocurrido en septiembre, los neutrinos fueron detectados en el laboratorio italiano del Gran Sasso 60 nanosegundos antes que la luz. Dada la importancia del resultado nadie se anima a salir a decir a viva voz que parte de la física teórica sobre la que nos apoyamos está equivocada, pero lo cierto es que los experimentos han demostrado que los neutrinos viajan a unos seis kilómetros por segundo más rápido que la luz.

El físico Juan José Gómez Cadenas, experto en neutrinos del CSIC,  dice que aunque en esta oportunidad se rediseñaron las pruebas buscando una mayor precisión, aún quedan algunos cabos sueltos que obligan a ser cautos. Según Gómez Cadenas, la distancia que recorren los neutrinos y el tiempo que demoran en hacerlo se miden con GPS y relojes atómicos, instrumentos que “están expuestos a pequeños errores que pueden conspirar para alterar el resultado”. Por su parte, José W. F. Valle, del Instituto de Física Corpuscular de Valencia, dice que “aunque el nuevo experimento no es definitivo, añade credibilidad“. Valle, como tantos otros, recuerda que en 1987, cuando se analizó la explosión de la supernova 1987A, distante 168 mil años luz de la Tierra, se detectaron los neutrinos y la luz al mismo tiempo. Si el CERN está en lo cierto, “los neutrinos tendrían que haber llegado años antes”. Por otra parte, y dado que solo se detectaron unos 20 neutrinos en esa oportunidad, cabe la posibilidad de que en realidad hayan llegado a la Tierra años antes, cuando nadie buscaba detectarlos.

El físico Juan José Gómez Cadenas sostiene que aún quedan algunos cabos sueltos que obligan a ser cautos.

Hay que ser cautos y esperar que se corroboren (o no) los resultados, sobre todo en otros laboratorios. Si llega demostrarse que los neutrinos realmente son así de veloces, significará -entre otras cosas- que pueden viajar en el tiempo y que veremos como el simpático Al-Khalili se come sus calzoncillos en la televisión.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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