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Sony Alpha A7R III: Calidad y velocidad, en un equilibrio casi perfecto

¿Una cámara para hacer todo? Tal vez sea lo que buscas

Sony Alpha A7R III

La búsqueda de la mejor relación entre precio y rendimiento enfrenta inevitablemente a ventajas y compromisos, pero esa lucha se nota de forma especial en el mundo de la fotografía. Sin embargo, hay ocasiones en las que el usuario quiere dejar todo eso atrás, y optar por una solución mucho más completa, sin importar lo que el presupuesto le demande. Allí es cuando aparece la Sony Alpha A7R III. Con poco más de dos años en el mercado, esta mirrorless logra combinar los éxitos de su hermana menor A7R II y los de la serie A9, alcanzando un resultado robusto, y apto para casi cualquier entorno.

En lo personal debo reconocer que trato de evitar la sección más alta del espectro fotográfico porque siempre existe la sensación de que es mucho más sencillo recomendar cámaras premium, pero eso no borra el hecho de que hay cosas muy interesantes esperándonos allí, aún si nuestro interés por la fotografía tiene un perfil más entusiasta que profesional.

De todas maneras, toda cámara debe justificar la inversión que requiere, entregando un buen balance de calidad, funciones, compatibilidad y soporte oficial. La Sony Alpha A7R III parece marcar todas esas casillas, y aunque técnicamente ya cuenta con un reemplazo, esta mirrorless es cualquier cosa menos obsoleta.


Sony Alpha A7R III: Una mirrorless para fotografiarlos a todos

Admito que se ve genial con un objetivo 24-70, pero funciona aún mejor

Anunciada originalmente en octubre de 2017, la Sony Alpha A7R III presenta un sensor CMOS full frame de 42.4 megapíxeles efectivos, respaldado por el procesador de imágenes Bionz X. Su sensibilidad ISO se extiende de 100 a 32.000 con un Boost en ambas direcciones de 50-102.400, mientras que la velocidad de obturación oscila entre 1/8.000 y 30 segundos. Su pantalla principal de 3 pulgadas es táctil y abatible (107 grados hacia arriba, 41 grados hacia abajo) con una definición de 1.44 millones de puntos, y por el lado del viewfinder encontramos un módulo OLED de 3.68 millones de puntos y cobertura del 100 por ciento, que incluye un modo de alta velocidad a 100 FPS.


Pantalla táctil y abatible, y además desactiva el sensor de ojo en el viewfinder cuando la abrimos

El sistema de autoenfoque en la Sony Alpha A7R III es uno de los más notables que hemos visto bajo el formato mirrorless, con un total de 399 puntos basados en detección de fase, y otras 25 zonas adicionales para detección de contraste. Además de los tres modos generales (Simple, Continuo y Automático), la Alpha A7R III también ofrece seis parámetros de área adicionales («Wide», «Zone», «Center», «Flexible Spot» (Grande, Mediano, Pequeño), «Expanded Flexible Spot» y «Lock On» que funciona como versión de rastreo de los anteriores), y otras tres configuraciones: Prioridad de Rostros, Ojos y Centro.

Todos estos modos pueden resultar un poco confusos e intimidantes al principio, pero llevan a un autoenfoque muy poderoso, que corrige algunos inconvenientes presentes en el modelo anterior, todo bajo el contexto de 42 megapíxeles. El rastreo de ojos es excelente aún en condiciones no tan favorables (baja luz, o luz artificial limitada), y cuando la escena se vuelve un poco más extrema o agitada, no hay nada que el modo manual no pueda solucionar. Los modos disponibles de Burst son cuatro: 10 FPS (alto+), 8 FPS (alto, con Live View), 6 FPS (medio) y 3 FPS (bajo), con un búfer estándar de 76 fotogramas, o 28 si disparas RAW sin comprimir. Más que recomendadas, usar un par de tarjetas SD rápidas es un requisito.


Familiar, aunque los principiantes tal vez quieran pasar un poco de tiempo con ella

La interfaz de la Sony Alpha A7R III no posee cambios radicales en comparación con su predecesora A7R II. De hecho, si alguien pasa de una cámara a la otra no tendrá mayores dificultades al adaptarse, pero es posible que un novato quiera más tiempo con ella. Un detalle particularmente útil es que la cámara deshabilita de forma automática al sensor de ojo en el viewfinder una vez que abrimos la pantalla LCD, que en combinación con el joystick en la parte posterior transforman al control de puntos de autoenfoque en una brisa. La cámara tampoco ignora el factor de personalización, con cuatro botones «C» físicos (dos atrás, y dos junto al dial de modo), pero el total de controles programables asciende a trece. En resumen, con un poco de paciencia podrás convertir a la Sony Alpha A7R III en una herramienta única, adaptada a tus funciones favoritas.

La parte superior confirma la presencia de cuatro diales: Frontal y trasero, control de compensación de exposición, y dial de modo. Este último es el que más nos interesa, pero al mismo tiempo no trae sorpresas. Las entradas son diez, divididas en Full Auto, Automático Programado «P», Prioridad de Apertura «A», Prioridad de Exposición «S», Manual «M», Película, Cámara Rápida y Lenta «S&Q», y tres opciones para guardar configuraciones especiales. El resto de los detalles se encuentran en la guía online. Su formato no es el mejor, pero tiene traducción al español.


1-1.6 f5.6 ISO 200
1-1000 f2 ISO 400
2s f8 ISO 100

Con semejante espacio de maniobra disponible en el sensor, la Sony Alpha A7R III te permitirá grabar vídeo 4K usando el ancho completo del sensor, o una región equivalente a APS-C con oversampling (o sea, la captura es 5K, y después la convierte). El framerate máximo para el 4K es de 30 cuadros por segundos a 100 Mbps bajo el formato XAVC S, mientras que en el caso de 1080p (además de los clásicos 60 FPS) descubrimos un modo slow-mo a 120 FPS y 60 megabits por segundo. Todos los modos registrados son compatibles con Steadyshot, y encontrarás parámetros más avanzados bajo las opciones «Picture Profile», al igual que un puerto de micrófono y salida para auriculares que habilita el monitoreo del audio.


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Accesorios para Sony Alpha A7R III

No, no es un error: El cuerpo de la Sony Alpha A7R III cuesta 2.500 euros, y por lo que hemos visto hasta aquí, ese premium está justificado. El circuito profesional tal vez tenga uno o dos puntos para criticar, pero eso no le impidió llegar al mercado como una de las cámaras más completas del mercado. Ahora, si has decidido apostar por ella, necesitarás algunos accesorios…


Baterías y alimentación

Con un promedio de 650 disparos por carga completa, la batería de la Sony Alpha A7R III simboliza una de sus mejoras más importantes, pero nuestra posición en relación a la energía no cambiará jamás: Que sobre antes de que falte. Por ese motivo, creo que no es mala idea sumar un módulo NP-FZ100 compatible, que hoy flota cerca de los 20 euros. Funciona sin problemas en el cargador oficial, y no olvides que la cámara también recarga vía USB.

¡Sólo 20 euros!

Trípodes y soportes

Encontrar un buen trípode para Sony Alpha A7R III puede parecer complicado al principio, pero todo el proceso comienza con un modelo probado y bien conocido. Por supuesto, me refiero al GX-T6662A de Gloxy, que soporta una carga máxima de diez kilogramos, y garantiza la estabilidad de la cámara gracias a sus patas antideslizantes de goma, y puntas metálicas para terrenos blandos. En cambio, si la sesión de turno te obliga a adoptar una solución más compacta, la respuesta está en el Clampod Takeway T2, que puede agarrarse a lo que sea, es muy fácil de transportar, soporta 40 kilogramos de carga, ¡y está en oferta!


Mochilas y bolsos

El sellado contra el clima de fábrica y la excelente calidad de construcción sugieren un perfil robusto para la Sony Alpha A7R III, pero no es muy liviana cuando se la compara con otras mirrorless (657 gramos, incluyendo batería), por lo tanto, debemos contar con un buen medio de transporte. Nuestra primera sugerencia es la mochila Gloxy Pro AW, disponible en tres tamaños, con interior acolchado y modificable, un diseño cómodo y dinámico, y un detalle siempre bienvenido: Una funda impermeable. Si la sesión es un poco más casual y no planeas mover demasiado equipo, entonces tal vez nuestra segunda recomendación sea más apropiada, la Vanguard Discover 22. Cuerpo, dos objetivos, un flash, objetos personales, tablet, y mucho más en una bolsa de buena calidad, que no llama la atención.


Tarjetas de memoria

Con dos ranuras SD y varios modos de vídeo 4K, la Sony Alpha A7R III no deja lugar para malentendidos: Quiere tarjetas rápidas, y de gran capacidad. Si el plan es priorizar la velocidad, entonces un par de SanDisk Extreme Pro serán excelentes aliadas, con 170 MB por segundo de lectura y 95 MB/s de escritura. En cambio, el modelo de 256 gigabytes sacrifica un poco de lectura y escritura (95 MB/s y 90 MB/s respectivamente), pero duplica el espacio de almacenamiento.

Para guardar todo ese 4K que te espera

Objetivos

Irix 15mm
(39)
Irix 15mm f/2.4 Firefly Sony E
  • Irix 15mm f/2.4 Firefly + adaptador Sony E
  • ¡Testado! Compatible al 100% con montura Sony E
  • Clic de enfoque a infinito para fotografía nocturna
  • Escala de distancia hiperfocal para la profundidad de campo
  • Diseño innovador con bloqueo de enfoque
  • Acopla filtros de gelatina de 30 x 30 mm
  • Diseño resistente y sellado, evita entrada de polvo y agua
Visitar Irix 15mm

De nada sirve buscar una cámara como la Sony Alpha A7R III si no la acompañamos con una buena óptica, y por más que duela en el bolsillo, cualquier objetivo que seleccionemos debe acompañar al potencial de esta mirrorless. Eso nos deja a las puertas de Irix, con su fabuloso gran angular Firefly de 15 milímetros, que incluye todos los accesorios para que funcione al máximo sobre la montura E de Sony. En esencia, dudo de que puedas encontrar un mejor gran angular por su precio. Sin embargo, si sientes que un comodín te será de mayor utilidad, entonces no mires más allá de este sólido Tamron 28-75 f/2.8, con una gran velocidad de respuesta, y un perfil versátil, pensado para fotos y vídeo.


Bandera a cuadros, por ahora. Los reviews especializados hablan por sí solos, y los comentarios de sus dueños no hacen otra cosa más que acompañar lo que ya se ha dicho: La Sony Alpha A7R III es una de las mejores mirrorless en este rango de precio. 42.4 megapíxeles, 4K, flexible, personalizable, con funciones heredadas de cámaras «pro», e ideal para casi todo, desde retratos muy cercanos hasta las panorámicas más amplias. Esos 2.500 euros muerden al principio, pero después es un placer. ¡Buena suerte!

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Escrito por Lisandro Pardo

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