En lo personal soy un defensor de las configuraciones multipantalla, y si algo le sucede a uno de mis paneles, calculo que no tardaré mucho en buscar su reemplazo. Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido una tendencia muy interesante, que es la de instalar televisores gigantes con resolución 8K. El programador y especialista en robótica Daniel Lawrence Lu hizo exactamente eso en diciembre del año pasado, y compartió múltiples detalles en su blog, desde los beneficios más inmediatos, hasta problemas de compatibilidad bastante oscuros.
En esta era de múltiples ventanas y navegadores con miles de pestañas abiertas, el usuario ha expandido sus «superficies digitales» en todos los niveles. Por un lado, los dispositivos móviles ya cruzaron la barrera de las siete pulgadas (no les digo «phablets» porque los fabricantes se ponen nerviosos), y por el otro, es cada vez más común encontrar ordenadores con dos o tres monitores conectados, aprovechando las salidas de vídeo auxiliares.
Pero los ordenadores pueden seguir un camino diferente, que honestamente no estaba disponible en el pasado. Me refiero a utilizar un televisor 8K como monitor. De más está decirlo, no es algo para todo el mundo, ya que un panel 8K promedia los 1.400 euros, y muchos escritorios no están preparados para recibir a semejante monstruo. Sin embargo, el programador Daniel Lawrence Lu instaló un Samsung QN800A de 65 pulgadas en su entorno de trabajo, y esto fue lo que descubrió:
Un televisor 8K como monitor, ¿sí o no?
Para tareas de programación, procesamiento de texto, planillas de cálculo, edición de imágenes/vídeo y CAD, el televisor 8K funciona mejor de lo esperado. Es muy importante confirmar la estructura de subpíxeles (para que el texto pequeño no sufra «fringing»), y los paneles modernos deberían ser compatibles con la gama D65-P3, pero una sesión de calibración no es mala idea.
¿Qué pasa con el consumo multimedia y el gaming? Daniel menciona que un gran número de televisores 8K puede funcionar a 4K con una tasa de 120 Hz, y esa es la configuración que utiliza para series, películas y juegos. La latencia ha recibido optimizaciones (10 ms o menos), y algunos modelos ya anuncian soporte FreeSync.
Entre los aspectos negativos, Daniel comienza por lo obvio: Un «monitor» grande necesita un escritorio grande, con cierta profundidad para observar correctamente toda la superficie. También destaca potenciales problemas de uniformidad entre fabricantes (conocido como «efecto de pantalla sucia»), y recomienda al usuario hacer la tarea en este aspecto. Otra posible limitación es el «efecto de tablero de ajedrez» que surge en algunos paneles a la escala de un píxel, pero eso suele desaparecer tras activar el «Game Mode» o «Variable Refresh Rate».
Para finalizar, Daniel reporta problemas con drivers AMD en Linux (no hay soporte HDMI 2.1 allí), el modo «Input Signal Plus» o «Enhanced HDMI» que debe ser activado manualmente para acceder al 8K 60 Hz, errores en el soporte de ahorro de energía (el televisor no detecta cuando el ordenador «despierta» de la suspensión, o cae a una resolución 4K), y conflictos con puertos DisplayPort adicionales (algunos equipos priorizan a DisplayPort sobre HDMI, otros hacen lo contrario), y como dije más arriba, el precio. El televisor 8K más accesible parte de 1.400 euros, y dependiendo de la región, comprar dos paneles 4K de 32 pulgadas sigue siendo una opción más eficiente.
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chamaco! 65! yo tengo uno de 42 pulgadas 4K y a 60 cm de mis ojos no veo ni un pixcel. y ojo es un televisor el que uso , no un monitor. y ya paso un año y la verdad feliz. he probado uno de 55 pulgadas y la verdad la cabeza la llevas de aca para alla….recomiendo cuidar los ojos y tener el brillo lo mas minimo que te permita trabajar y jugar sin agotarte.