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Coches propulsados por hélices

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A lo largo de la historia, la industria del automóvil -y muchas veces los aficionados a los motores- han dotados sus coches con sistemas de propulsión a hélice. Esta especie de “híbrido” entre coche y avión no busca despegar del suelo ni mucho menos, sino que aprovecha la mecánica típica de la aviación para impulsarse. A pesar de que nunca se fabricaron de forma masiva, algunos modelos llegaron a producirse en pequeñas series y se pueden encontrar en algunos museos. Te proponemos una recorrida por la historia de los coches propulsados por hélices.

En un coche convencional, como los que has conducido toda tu vida, el empuje se obtiene gracias al rozamiento de las ruedas con el piso. En efecto, el motor convierte la energía almacenada en el combustible en movimiento, un sistema mecánico más o menos complejo lo transmite a las ruedas haciéndolas girar, y estas -gracias al elevado coeficiente de roce entre el caucho y el asfalto- impulsan el coche. La industria automotriz ha repetido este esquema miles de veces a lo largo de más de un siglo, y funciona bastante bien. Sin embargo, esto no significa que algunos ingenieros o aficionados no hayan intentando -muchas veces con éxito- encontrar otras formas de propulsar un automóvil. Quizás la más interesante y exitosa sea la que utiliza una hélice, tal como hacen los aviones, para generar la tracción necesaria para desplazarse. ¿Esto significa que son capaces de volar? No, en absoluto. La idea no es crear un coche volador, sino simplemente cambiar la forma en que se obtiene el empuje y muchas veces conseguir alguna una ventaja que permita al coche circular por el barro o la nieve sin peligro de quedar atascado.

A principios de 1900 algunos militares lo suficientemente locos construyeron vehículos blindados propulsados por hélices. La imagen siguiente muestra el extraños aspecto que tenia el “Sizaire-Berwick Wind Wagon" de 1905.

“Sizaire-Berwick Wind Wagon", de 1905.

Por supuesto, los aficionados a los coches también tenían ganas de innovar, sobre todo porque la industria automotriz recién estaba despegando y había mucho por experimentar. Count Bertrand de Lesseps construyó el Auto Aero de la foto en 1912. Debe haber sido todo un espectáculo verlo pasar  por las calles abordo de su coche junto a sus amigos, aunque por supuesto nunca se fabricó en serie.

Count Bertrand de Lesseps construyó el Auto Aero de la foto en 1912

Uno de los primeros intentos exitosos en este sentido fue el Leyat Helica de 1920, diseñado y construido por uno de los pioneros de la aviación, Marcel Leyat. Si bien fue diseñado antes de la Primera Guerra Mundial, no se fabricó “en serie” hasta los años 20. Estaba dotado de un pequeño motor de dos cilindros opuestos que la empresa Fiat fabricaba para la industria aeronáutica. La dirección del Leyat Helica se encontraba en las ruedas traseras, y la hélice que lo impulsaba quedaba al frente del conductor. Estaba dotado de solo dos plazas, y el pasajero iba sentado detrás del conductor, una disposición muy utilizada en los pequeños aviones de la época. Solo se fabricaron unas pocas unidades, y algunas sobreviven como piezas de museo. Como dato curioso, un aventurero Argentino llamado Gustave Courau, recorrió Francia abordo de un Leyat Helica a mediados de la década de 1920, y donó su vehículo a un museo al finalizar su travesía.

Leyat Helica de 1920, diseñado y construido por Marcel Leyat.

El "Helicron", construido en 1932 y encontrado no hace mucho tiempo abandonado dentro de un granero en Francia, es otro ejemplo interesante de cómo construir uno de estos engendros de la mecánica. Si bien originalmente estaba dotado de un motor de dos cilindros opuestos horizontalmente y refrigerado por aire, al restaurarlo se lo dotó de un motor Citroën GS de 4 cilindros, con la hélice acoplada directamente al cigüeñal. El Helicron -a pesar de tener casi 80 años sobre sus espaldas- se considera lo suficientemente seguro para circular por las carreteras de Francia, las que transita a unos 110 kilómetros por hora.

El "Helicron", construido en 1932 y restaurado recientemente.

Los ingenieros rusos también crearon coches impulsados por hélices. El Snowmobile Sever-2, por ejemplo, era coche clásico al que se le había adosado un motor a hélice en la parte trasera, y estaba concebido especialmente para circular por la nieve. Desarrollado por un equipo especializado el helicópteros -el Helicopter Design Office de N. I. Kamov- y construido por la firma de automóviles rusa Pobeda, el  Snowmobile obtenía su empuje de un motor de 260CV AI-14. A pesar de la cantidad de combustible que devoraba, solo podía alcanzar 35km/h sobre la nieve. Se utilizaba para recorrer distancias cortas, y era muy apreciado porque su motor estaba preparado para funcionar perfectamente a temperaturas cercanas a los 50º centígrados bajo cero.

El Snowmobile Sever-2 podía funcionar a 50ºC bajo cero.

Un invento argentino, el Aerocar, estuvo a punto de ser fabricado en serie en California (EE.UU.) allá por 1955. Estaba construido sobre un Chevrolet de seis cilindros, y su hélice posterior -completamente expuesta- parecía diseñada especialmente para diezmar peatones. A pesar de que era capaz de “volar” a más de 160 kilómetros por hora, el Aerocar finalmente nunca fue construido en serie.

El Aerocar estuvo a punto de ser fabricado en serie. No pudo ser.

¿Fue este el último intento por crear un coche impulsado por una hélice? En absoluto. Decenas de aficionados han gastado sus ahorros para modificar algún viejo coche, adaptándole otro motor, muchas veces proveniente de un avión, para simplificar el montaje de la hélice. Algunos incluso construyen carrocerías lo suficientemente avanzadas como para resultar atractivas. La foto siguiente muestra uno de estos coches, construido en 1985 y puesto a la venta recientemente en un sitio de subastas, con una base cercana a los 8000 euros.

Este fue construido en 1985 y se vende en 8000 euros.

Los militares fueron responsables de algunos de los primeros prototipos de esta clase, y también de los últimos. El “Quimera” es un concepto de cómo podría construirse un vehículo táctico, silencioso y propulsado por una hélice que sirva para llevar adelante misiones de infiltración. Seguramente DARPA guarda en algún cajón varios proyectos de este tipo.

Quimera, uno de los últimos de su clase.

No deja de ser una pena que no haya más de estos coches por las calles. Siempre es interesante y estimulante ver algo ingenioso y que sale de lo común. Quizás alguno de los lectores de NeoTeo se inspira en estas fotos, y comienza a construir su propio coche impulsado por una hélice. ¿Qué te parece?

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Escrito por Ariel Palazzesi

10 Comments

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  1. Una pregunta: Un automóvil impulsado por una hélice (con el mismo peso total y un motor exactamente igual en potencia y bajo las mismas condiciones de carretera) ¿resulta ser más eficiente en cuanto a consumo de combustible o ménos eficiente? Agradecería mucho el que alguien respondiera a a esta duda que tengo.

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