Inevitablemente, mi obsesión por los «gadgets atómicos» de dudosa efectividad me ha llevado al particular mundo de las raciones de emergencia. Con anterioridad hemos hablado de la «Dieta del Apocalipsis» basada en galletas de bulgur, y sobre el rol del SPAM durante la Segunda Guerra y los años siguientes, pero hoy podemos decir con seguridad que el gobierno estadounidense no dejó nada sin enlatar… y eso incluye al agua potable. El canal New England Wildlife & More publicó algunos años atrás un vídeo en el que exploran el contenido de estas «latas de agua para emergencias» después de 65 años…
Las latas no dejan lugar a confusiones: «Emergency Drinking Water», envasada por MacDonald-Bernier de Boston, estado de Massachusetts. Todo lo que he podido averiguar de esa compañía es que funcionó entre los años 1900 y 1970, pero también encontré otros nombres, como H&M Packing Corporation y International Packing Corporation.
El número de contrato, N383-155s-XXXXX (usualmente 77754 o 90175), apunta hacia la Armada de los Estados Unidos, y con fecha del 11 de septiembre de 1953, las latas fueron selladas dos meses después del final de la Guerra de Corea. La especificación MIL-W-15117, enfocada en «latas de agua potable para emergencias», tuvo al menos dos revisiones, A y B. Con más de 65 años sobre los hombros, estas latas se han convertido en objetos de colección muy interesantes, pero la pregunta es… ¿se puede beber su contenido?
Pruebas químicas en agua sellada desde 1953
De inmediato queda claro que hay «algo extra» flotando en el agua, y el responsable del canal describió su olor como metálico y químico. La prueba más importante es un pack 9-en-1 que detecta la presencia de cobre, hierro, plomo, nitrato-nitrito y cloro, además de pH y dureza. El resto de las pruebas (las mismas que se usan en acuarios), no son más que un medio de control, para comprobar que la primera prueba arroja resultados precisos.
También vale la pena mencionar que la lata no está llena hasta el borde, y en las paredes internas podemos ver cierta acumulación de color verde (que puede ser biológica… o no). ¿Qué indicaron las pruebas? Los valores de pH, dureza y nitrato-nitrito parecen ser aceptables, pero con 20 partes por millón de plomo, 7 partes por millón de cobre, 5 partes por millón de hierro y 1 parte por millón de amoníaco, este líquido supera con comodidad los límites recomendados por la EPA.
¿Por qué sucedió esto? La presencia de plomo se justifica debido a la «costura» que posee la lata: Con el paso de las décadas, el plomo de esa soldadura comenzó a filtrarse en el agua hasta llegar a esa concentración. Pero la existencia de amoníaco sugiere desperdicio biológico, y por ese motivo, la última fase de pruebas fue bajo el microscopio. Aunque nada se mueve por su cuenta, las partículas provenientes de la lata son notables.
En resumen… no. Nadie debería beber una de esas latas.
Igual es una idea interesante. Porque en un caso de emergencia siempre pensamos más en la comida, pero el agua es sin duda más importante.
Definitivamente, no es un problema con la idea en sí: Esto fue una combinación de tiempo y limitaciones tecnológicas. Ahora hay opciones en latas de aluminio (aunque no estoy seguro de cómo responderá la capa interna de epoxi después de tanto tiempo), pero si el plan es un almacenamiento local a pequeña escala, imagino que un par de jarras de vidrio con sello hermético y en la oscuridad deberían funcionar bien…
👍
El prepper más avanzado es cuidar el entorno y no comerse la cabeza con guerras y catástrofes porque todo eso mientras exista la vida en la Tierra es algo que seguirá habiendo y cuando toca da igual las latas que tengas guardadas, que de muy poco servirán.
El concepto «prepper» es razonable siempre y cuando se reconozcan sus limitaciones. Si mal no recuerdo, los mejores refugios estaban pensados para estadías de dos, tres semanas como máximo.
Tal y como lo dijo WOPR en WarGames, la única movida ganadora es no jugar. No incendiemos el planeta, no lleguemos a una guerra nuclear, etc.