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Un maratón récord en la Estación Espacial Internacional

La Estación Espacial Internacional es el lugar ideal para realizar una enorme cantidad de experimentos, pero si hay uno que se ubica por arriba del resto, es la propia presencia de los astronautas allí. La microgravedad puede tener serias consecuencias sobre el cuerpo humano, sin embargo, con un estricto régimen de entrenamiento, es posible compensar algunos de sus efectos. Eso nos lleva al maratón que corrió el astronauta británico Tim Peake, en sincronización con el maratón que se llevó a cabo en Londres. No es la primera vez que se hace algo así… pero ahora Peake es el más rápido.

Todas las agencias espaciales han estudiado muy de cerca los efectos de la microgravedad sobre el cuerpo humano, y lo siguen haciendo. La información disponible nos habla del Síndrome de Adaptación Espacial, que en promedio afecta a la mitad de los astronautas, pero su impacto inmediato (náusea, vómitos, dolores de cabeza y malestar general) usualmente no se extiende más allá de las 72 horas. En realidad, lo que más preocupa a los astronautas y a los médicos en tierra es la pérdida de densidad ósea y muscular que se sufre en entornos de microgravedad. La mejor manera de combatir esto es con entrenamiento, y por esa razón vemos muy seguido a los astronautas sobre una caminadora, completamente amarrados para no «irse flotando». En el día de ayer, se realizó la edición 2016 del famoso Maratón de Londres, y a pesar de estar un poco lejos, el astronauta británico Tim Peake, miembro de las expediciones 46 y 47, decidió participar a su modo.

 

De acuerdo al resultado oficial, Peake finalizó sus 42 kilómetros en 3 horas, 35 minutos y 21 segundos. Esto lo hace unos 17 minutos más lento que cuando participó del maratón en 1999 (03:18:50), pero automáticamente lo transformó en el maratonista más rápido del espacio. El récord anterior perteneció a la astronauta estadounidense Sunita Williams, que corrió junto al maratón de Boston en 2007, con una marca de 4 horas y 24 minutos. Por supuesto, es difícil comparar ambos intentos, ya que los soportes y las cargas de ambos astronautas eran muy diferentes. A esto debemos sumar la molestia, e inevitablemente el dolor que causa el arnés mientras se corre por tanto tiempo.

Aún así, la tolerancia al dolor no es suficiente. Peake debió trabajar con un especialista para mejorar su postura al correr, y minimizar todo lo posible el riesgo de una lesión. Después de todo, un astronauta lesionado puede seguir con sus tareas generales, pero sería incapaz de entrenarse, causando más problemas a largo plazo. Peake quedará oficialmente registrado en los récords Guinness… hasta que otro astronauta decida intentarlo e ir más rápido aún.

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Escrito por Lisandro Pardo

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