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China desarrollará un bus gigantesco

En el país más poblado del planeta, pensar en un sistema eficiente de transporte público es una tarea para unos pocos valientes. Combinar factores como rendimiento, polución y costos para obtener un resultado viable no es algo sencillo, pero tal vez esta nueva y radical idea sea lo que necesita el Gigante Rojo de Oriente para dar en el blanco. Al reutilizar el espacio entre algunos metros por encima de la altura máxima de un coche convencional y la parte inferior de un puente, buses gigantes podrían deslizarse ida y vuelta a través de carriles especiales, transportando a miles de pasajeros en cada viaje, algo similar a los actuales trenes suspendidos, pero sin la complejidad que requiere el tendido de vías aéreas.

China tiene actualmente poco más de mil trescientos millones de habitantes. Aunque su densidad de población no está entre las más grandes del mundo (se ubica 79 en la lista), es lógico asumir que sus metrópolis están entre las más pobladas del globo. Por supuesto, toda esa gente necesita de alguna forma de transporte, sea público o personal. China está desarrollando muchos avances en materia de transporte público, y es un importante exportador de tecnología ferroviaria. Aún así, no parece ser suficiente. Las congestiones y las demoras en el tráfico son moneda corriente, sin mencionar el incremento en la polución del aire debido a la mayor cantidad de vehículos en funcionamiento. Con mayores inversiones se podría combatir este problema, pero los tiempos requeridos de construcción pueden llegar a ser incompatibles con la urgencia de la situación. Sin ir más lejos, y aún con su monstruosa capacidad de producción, crear cuarenta kilómetros de red subterránea le tomaría a China tres años en el mejor de los casos, sin considerar costos en la ecuación.

Por otro lado, este proyecto presentado por la Shenzhen Hashi Future Parking Equipment podría aportar mejoras significativas en estos dos puntos, costos y tiempo. Se lo puede interpretar como un bus gigante con una altura suficiente como para que coches de envergadura normal puedan conducir por debajo. Dicho bus funcionaría con un tendido eléctrico similar al de los trenes, combinado con energía solar. El bus tendría dos niveles con una altura aproximada de cuatro metros y medio, y seis metros de ancho. Todo vehículo con menos de dos metros de altura podría trasladarse por la parte inferior del bus, mientras que aquellos vehículos incompatibles serían redirigidos a vías laterales con la asistencia de sensores. La velocidad máxima del bus estaría en los sesenta kilómetros por hora, poseería una prioridad especial ante las luces de tránsito, e incluso contempla un sistema de evacuación para pasajeros muy similar al de los aviones.

Su capacidad de transporte estaría entre los 1200 y 1400 pasajeros. El vídeo también menciona dos formas de realizar las modificaciones necesarias a los caminos, ya sea con vías especiales o líneas en el asfalto asociadas a un preciso piloto automático. La opción de las vías representa un uso de energía un 30 por ciento menor, mientras que el bus podría ahorrar hasta 860 toneladas de combustible por año. Calculado en emisiones de carbono, el bus gigante evitaría que lleguen a la atmósfera más de 2.600 toneladas. En lo que se refiere a costos, el bus gigante demandaría la décima parte de una inversión equivalente para una red de subterráneos. Podrá parecer un poco futurista, pero los planes de desarrollo son mucho más cercanos: Los primeros 186 kilómetros de vías comenzarán a construirse a fin de año, en el distrito Mentougou de Beijing. En otras palabras, para 2011 ya debería estar circulando uno de estos titanes.

Escrito por Lisandro Pardo

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