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Desarrollan un papel que no se fabrica con árboles

La producción de papel es una de las actividades más perjudiciales para el medio ambiente. Por un lado, los químicos que se aplican durante su tratamiento son muy tóxicos, y por el otro, el desperdicio diario llega a niveles escalofriantes. Un grupo de químicos en la Universidad de California ha desarrollado lo que parece ser una solución triple a través de un papel que se puede reutilizar, no usa árboles como materia prima, y no depende de tinta tradicional para escribir sobre él.

Se supone que no hay nada más viejo que el periódico de ayer. Si nos detenemos a pensarlo por un momento, la frase es mucho más profunda de lo que aparenta. Apenas sale a la calle, el periódico tradicional carga con fecha de vencimiento. Dentro de veinticuatro horas o menos, la validez de su información pasará a ser un recuerdo, y a menos que se haga algo productivo, el papel que la contiene se convertirá en desperdicio. Ahora, sumemos el impacto del entorno empresarial. ¿Cuántas hojas se imprimen por día? ¿Cuántos memos, reportes y legajos se leen una vez, sólo para terminar en las fauces de la trituradora? La producción moderna de papel defiende un ciclo vicioso, y en el fondo todos sabemos que es imposible de sostener, pero la industria no parece estar muy entusiasmada con la idea de cambiar.

 

La solución debe llegar de otra parte, como por ejemplo las mentes de expertos en química. El profesor Yadong Yin y su equipo en la Universidad de California ha desarrollado una variante avanzada de papel que no utiliza árboles como materia prima. La ventaja más importante en este papel es que puede ser reutilizado hasta veinte veces sin pérdida de contraste o definición. El sistema se basa en el cambio de color por óxido-reducción, y combina los tres colores primarios. Al aplicar luz ultravioleta, dicha combinación es “foto-blanqueada” salvo por las partes que forman el texto, y para borrar el contenido del papel, todo lo que se necesita es calentarlo un poco.

El profesor Yin explica que a temperatura ambiente, las letras sobre el papel se mantienen intactas durante tres días, tiempo más que suficiente para casi cualquier aplicación práctica. La temperatura ideal en el proceso de borrado es de 115 grados Celsius, un número que está al alcance de una impresora láser convencional. El próximo paso es incrementar la cantidad de usos a cien, en un intento por reducir aún más su costo general. Si bien este papel no logra escapar del todo a la dependencia sobre la celulosa (utiliza hidroxietilcelulosa como agente espesante), definitivamente tiene el potencial de quebrar la nefasta mecánica de desperdicio que se ha instalado.

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Escrito por Lisandro Pardo

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