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Innovación: ¿Talento, Práctica o Suerte? (Debate)

¿De qué factores depende la innovación? ¿Se podría llegar a una conclusión unánime acerca de los mecanismos que intervienen y se activan para llegar a un hallazgo, un logro o un descubrimiento que sea considerado como innovador? En este artículo planteamos un debate abierto con los conceptos vertidos por importantes columnistas y redactores del mundo de hoy, donde podremos apreciar la diversidad de opiniones a la hora de definir de qué depende la posibilidad de ser considerado un “innovador” en cualquier materia.

Tres columnistas de importantes medios opinaron acerca del tema y llegaron a conclusiones muy disímiles. David Brooks, quien escribe para el New York Times, sostiene que la práctica lo es todo. Este autor plantea que ciertos ejemplos de grandeza, como Dante, Mozart y Einstein, cuyos talentos sobrepasaron ampliamente la comprensión normal, son personalidades que brillaron en diversas áreas y a las que se les tiene un respeto reverencial. Brooks dice que hoy aprendemos mejor observando y luego intentándolo nosotros mismos.

Brooks nos cuenta que las primeras habilidades de Mozart no fueron el producto de ningún don espiritual innato. Sus primeras composiciones no fueron especiales. Según Brooks, Mozart le debió su talento a su padre, quien se esforzó mucho en hacerlo practicar. Entonces, la práctica, ya sea con o sin talento innato, ¿es suficiente? No, según Robert H. Frank, profesor de economía en Cornell University, quien escribe para The Huffington Post. No hay dudas que el trabajo duro y el talento hacen que alguien tenga más posibilidades de tener éxito económico, escribe. Pero continúa diciendo que por cada persona exitosa hay otras cientos que son igual de talentosas y trabajan igual de duro, pero que sin embargo tienen ingresos modestos. Incluso el talento y el deseo de trabajar duro dependen enormemente del azar, dice.

En ingeniería, con el talento suficiente y con suerte, ¿qué es lo que la práctica puede darnos? Puede, por ejemplo, permitirnos memorizar ecuaciones y lenguajes de programación. ¿Pero es útil la memorización? No, según AC Grayling, quien escribe para The Guardian. Es muy común pensar que si las personas saben mucho, deben ser inteligentes. Cualquiera que pueda recitar rápidamente capitales del mundo o contar hasta 10 en diferentes idiomas tiene una pizca de inteligencia. Pero este autor considera que hay muchas personas inteligentes que no conocen las capitales mundiales y que no pueden contar en otros idiomas porque nunca tuvieron oportunidad de aprender a hacerlo. De igual modo, muchas personas saben muchas cosas sin ser creativas, pensativas, ingeniosas, graciosas y perceptivas, las marcas de lo que hoy consideramos la verdadera inteligencia.

¿Cómo se relacionan estas cuestiones con la innovación? Grayling no utiliza este término, pero para él la innovación sería sinónimo de inteligencia. Este autor dice que la inteligencia es una cuestión de producción, no de calificaciones en una prueba. Es decir, es una cuestión de resultados obtenidos por el trabajo de una persona y no depende del resultado de un examen. A Einstein no le iba bien en la escuela y no era gran cosa como matemático, pero era creativo y perspicaz. El interés por las cosas y el deseo de comprenderlas son características muy importantes de la inteligencia.

¿Qué conclusiones podemos sacar entre todos con este artículo? Podemos estar de acuerdo con Frank, pero él no nos brinda ninguna receta para el éxito. No podemos modificar nuestros genes ni tampoco hacer que la suerte nos sonría. Lo único que podemos hacer es seguir el consejo de Brooks y practicar. Pero podemos deducir lo siguiente de lo dicho por Grayling: Las organizaciones que buscan fomentar la innovación deben crear un ambiente donde sus empleados tengan un interés real por la innovación y quieran trabajar en ello activamente. Esto no es tarea sencilla en estos tiempos donde predominan los cortes de presupuestos y los despidos, que pueden distraer hasta a los ingenieros más innovadores.

Una manera de aprender a ser innovadores es, entonces, estudiando cómo trabajan los innovadores exitosos de hoy. Debemos aplicar toda nuestra inteligencia en comprender y aprender sus estructuras de trabajo, sus métodos y debemos confiar en que llegará el día en que tendremos la fortuna de poder demostrar todo lo que somos capaces de hacer.

¿Tú que opinas? Inteligencia, práctica o suerte ¿Con una sola ya es suficiente o necesitamos una pizca de las tres?

Escrito por Mario

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