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Tiradero Visual de la Semana (N°161)

En 2012, un grupo de científicos rusos investigaban antiguas madrigueras en Siberia, cuando encontraron una semilla congelada que según sus cálculos había estado allí por más de 32 mil años. La semilla estaba enterrada a 38 metros de profundidad y ubicada en el permafrost. El descubrimiento pertenecía a una Silene stenophylla, una planta con flores blancas nativa de Siberia nororiental y de las montañas septentrionales de Japón.Dichos restos fueron regenerados por investigadores rusos a partir de tejidos madre excepcionalmente conservados de dicho fruto, utilizando cultivo in vitro y micropropagación clonal.

Hasta el día de hoy nadie sabe cómo la semilla pudo sobrevivir tanto tiempo, por lo que el objetivo principal del estudio es explorar su ADN a través de un mapeo de los genes de plantas que pueden adaptarse a condiciones muy secas, calientes o frías. Hallazgos en esta área podrían ser realmente útiles para la investigación sobre cambio climático.

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