Menu
in

Dreamfall: The Longest Journey

La aventura gráfica más esperada del año finalmente hace su aparición en nuestras pantallas. Prepárense para disfrutar de una de las historias más fantásticas que se hayan podido ver en el género.Es cierto que las aventuras gráficas ya no son lo que eran. También es cierto que, por estos tiempos, escasean y mucho. Sabemos que hay una gran comunidad de jugadores que todavía recuerda aquellos tiempos donde los videojuegos eran, en su mayoría, de este estilo. Por estos y muchos otros motivos más es que cada vez que se anuncia una nueva aventura gráfica en la industria, la expectativa comienza a crecer. Y si se trata de una continuación de todo un clásico en el género, pues aún más. Esto fue lo que sucedió con Dreamfall: The Longest Journey, la segunda parte de aquel hit de Funcom del año 2000: The Longest Journey.

Así como su antecesor, Dreamfall pone todo el énfasis en la historia. Más allá de los cambios en la jugabilidad, los fabulosos gráficos y el excelente trabajo hecho en las voces de los personajes, el principal sustento del juego resulta ser el argumento. Pero, a pesar de ser la continuación de The Longest Journey, no sigue la misma línea narrativa que éste. Sin embargo, todos aquellos que hayan jugado la primera parte, reconocerán varios lugares, personajes e historias en Dreamfall. Por lo tanto, es recomendable disfrutarlas en orden, para poder entender todo lo que acontece en esta continuación.

Si hay algo bueno en Dreamfall, eso es su historia. La secuencia introductoria muestra a uno de los tres protagonistas principales, Zoe Castillo, durante su estadía en Casablanca. Allí vive con su padre. Esta chica, que gusta de las fiestas y las reuniones sociales, se encuentra en un serio conflicto emocional que no la deja vivir en paz. A consecuencia de ello ha abandonado sus estudios, ha cortado la relación amorosa con su novio Reza y no deja de sentir que su existencia no tiene ningún propósito. Hasta que, un día, se ve involucrada en un asunto concerniente a Reza -su ex- que está detrás de una noticia. Sin siquiera imaginarlo, empezará una travesía que la llevará por varios lugares alrededor de este mundo… y de otro también.

La segunda chica en aparecer en escena es April Ryan. Fue la protagonista de la primera parte, The Longest Journey. Haciendo un poco de memoria, en ese juego se explicaba que había dos mundos: uno llamado Stark, que es el que comúnmente conocemos, y otro, Arcadia, totalmente distinto al nuestro: mucho más natural, sin adelantos tecnológicos ni nada por el estilo. April, luego de tantas idas y venidas de un mundo a otro, decide permanecer en Arcadia, y allí es donde participará de Dreamfall. Su papel es secundario, pero se convierte en una pieza clave de la historia.

Por último, un hombre: Kian. Este personaje, quizás el más misterioso de los tres, resulta ser un apóstol de un grupo extremadamente religioso. Sus habilidades de combate lo convierten en el misionero ideal para cumplir una tarea en un sitio específico de Arcadia, una ciudad conocida como Marcuria. En ese lugar habita April, pero sus caminos no se cruzarán sino hasta el último tramo de la aventura. La participación de Kian es mucho menor que la de sus contrapartes femeninas, pero ayuda a comprender el pensamiento de la facción “maligna” de Dreamfall: Los Azadi.

El argumento relata como una corporación muy importante de Stark -nuestro planeta- planea lanzar al mercado un nuevo dispositivo de entretenimiento hogareño: The Dreamer. Teóricamente, este aparato posibilita a su dueño la habilidad de soñar cualquier situación que se desee y vivir dicho sueño como si fuera una realidad. Detrás de estas tentadoras promesas se esconde algo no tan agradable, que Zoe se encargará de desenmascarar a lo largo de todo el juego.

Con los tiempos que corren, a algunos desarrolladores parece sonarles “aburrido” el hecho de manejar al protagonista de un videojuego sólo con el ratón. Este es el caso de los muchachos de Funcom, que dejaron atrás el clásico sistema point & clic y lo reemplazaron por el esquema habitual para los títulos de acción en tercera persona, como Splinter Cell. Ya que mencionamos la saga de Sam Fisher, hay que remarcar otra de las novedades incorporadas en Dreamfall: las escenas de stealth. En otras palabras, en varias secuencias del juego deberemos pasar desapercibidos para evitar complicaciones. Es más, en la mayoría de ellas, si nos descubren se pone en riesgo la vida del protagonista. Si, así es, puede llegar a morirse si se da la ocasión, algo pocas veces visto en este género. Uno de los tantos detalles que no agradará a los más “puristas”.

Volviendo a lo del control, el teclado se utiliza para los movimientos básicos, como el desplazamiento y la modificación del mismo (agacharse, caminar despacio). El resto se hace con los tres botones del ratón: uno -el izquierdo- para abrir el menú de acción en cada uno de los objetos interactivos, el derecho para activar una vista fija especialmente útil para objetos a larga distancia, y el último -que puede ser el botón de la rueda- para abrir el inventario. Lamentablemente, la mayoría de los elementos sólo dispone de una acción disponible (mirar), mientras que los que tienen influencia en la aventura poseen dos (mirar y otro más, como hablar, recoger, trepar, etc). Esta simplificación hace que Dreamfall sea un juego muy sencillo. Si a esto le sumamos una linealidad más que evidente, el resultado debería ser aburrido. Pero no es así. Como dijimos anteriormente, Dreamfall tiene poco de aventura gráfica pura, y mucho de película fantástica. Es por ello que pasaremos mucho tiempo mirando secuencias, oyendo diálogos extensos y descubriendo de distintas formas el fabuloso argumento que sustenta al juego. Los acertijos son, en su mayoría, demasiado fáciles. De esta forma, la fluidez con la que se desarrolla Dreamfall hace de su historia la verdadera estrella principal.

Hace poco más de seis años nos maravillamos con los gráficos de The Longest Journey. Hoy, con Dreamfall, la reacción es un tanto distinta. Si bien la labor llevada a cabo por los diseñadores es digna de mención, no estamos ante un juego revolucionario a nivel visual. Para empezar, los modelos de los personajes, las texturas utilizadas en los mismos y sus animaciones, no están a la altura de lo visto hoy en día en otros títulos. Excepto por Zoe, April y algún que otro partícipe más, el resto no se luce ni un poco. En cambio, los escenarios son brillantes, llenos de vida y personalidad. Cada uno de los lugares refleja la cultura que lo rodea. En Stark vemos como la tecnología convirtió al mundo en algo más sombrío, oscuro, poco natural. Por su parte, en Arcadia, lo natural es lo más corriente, con muchos elementos típicos de los cuentos de fantasía. Los efectos especiales, más comúnmente vistos en estas tierras, son de lo mejorcito que tiene Dreamfall gráficamente.

Un apartado que Funcom se tomó muy en serio fue el de las voces. Vaya que lo hizo. La interpretación vocal de los personajes es soberbia (siempre hablando de la versión en inglés). Zoe, con su acento británico; April, con su tono de líder rebelde; Kian, con su voz pasiva y calma. También brillan otros como el cuervo, el vendedor de pócimas, la mejor amiga de Zoe y la pequeña niña misteriosa. En este sentido, Dreamfall es fantástico. Si tenemos en cuenta que para el doblaje se contrataron actores profesionales, no cabe duda que la versión en nuestro idioma llega a tener el mismo nivel de calidad.

Así, entre buenas y malas, entre aspectos excelentes y flojos, Dreamfall termina siendo una aventura gráfica especial. Si son de los aventureros que se divierten resolviendo acertijos, mezclando elementos del inventario y todo eso sólo con la ayuda del ratón, este juego no es para ustedes. En cambio, si gustan de una buena historia, con excelentes interpretaciones y un diseño gráfico acorde, sin importar la linealidad de su desarrollo, Dreamfall es una experiencia digna de ser vivida. Es su decisión.

Promedio: 79%

Escrito por editorwp_6720

Leave a Reply