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Efecto Dunning-Kruger: ¿Por qué los idiotas creen ser más inteligentes que todos los demás?

Respuesta corta: ¡Porque son idiotas!

Pocas cosas son tan irritantes como ver a alguien que sobreestima sus habilidades cuando ha demostrado que son deficientes en más de una oportunidad. La gente incompetente suele estar convencida de que es maravillosa en lo que hace, y eso tiene una explicación: El Efecto Dunning-Kruger. Se trata de un sesgo cognitivo que instala una «superioridad ilusoria», pero lo más llamativo es que no se limita a gente inepta. Aquellos con mayor inteligencia y preparación que el resto también podrían terminar en ese pozo.

Un canal de noticias presenta nueva información sobre un crimen que sacudió a una ciudad. ¿El resultado? Todos los periodistas se vuelven expertos en criminología a los pocos segundos. ¿Un equipo de fútbol pierde tres partidos seguidos? Directores técnicos por arte de magia. Y la lista sigue. Médicos, ingenieros, arquitectos, artistas, capitanes de barco, campeones de curling… siempre hay alguien que trata de demostrar cierta superioridad en un campo o tema, cuando en realidad no tiene la menor idea de lo que está haciendo. ¿Es algo estrictamente personal, o acaso existe una razón más amplia? La respuesta llega a través de los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, quienes publicaron un sólido estudio en 1999.

Básicamente, aquellas personas con habilidades inferiores sufren limitaciones a la hora de reconocer su propia incompetencia, dando paso a evaluaciones personales exageradas y una sensación ilusoria de superioridad. En otras palabras, los perdedores tienen delirios de grandeza, y carecen de los recursos necesarios para reconocer el hecho de que están delirando en primer lugar. El «efecto Dunning-Kruger» usualmente aparece con un nombre asociado, que es el de McArthur Wheeler. En 1995, Wheeler robó dos bancos a cara descubierta, convencido de que el jugo de limón que se había aplicado sobre la piel tenía las mismas características que la tinta invisible, por lo tanto, las cámaras no podrían identificarlo.

Sin embargo, el efecto Dunning-Kruger no es exclusivo de la gente torpe. Una variante alcanza también a personas excepcionales, ya que tienden a subestimar su propia habilidad, llegando a la conclusión errónea de que todos los demás se encuentran en un nivel similar, y pueden desarrollar las mismas tareas que ellos. En resumen, el efecto Dunning-Kruger es invisible entre aquellos que lo sufren, pero las críticas constructivas y el aprendizaje constante abren un atajo para escapar de él.

Escrito por Lisandro Pardo

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