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El diseño anti-reparación del iPhone 12: ¿Qué dificultades presenta?

¿Es la reparación un derecho perdido?

iPhone 12

Dispositivos descartables, fabricantes de coches que se niegan a vender partes, granjeros obligados a hackear sus propios tractores. Suena ridículo, pero esto sucede hoy, y uno de los principales jugadores a la hora de bloquear reparaciones y modificaciones, es Apple. El iPhone 12 debutó a finales de octubre, y con cada generación, entusiastas y profesionales por igual deben explorar las nuevas restricciones establecidas por el fabricante. El youtuber Hugh Jeffreys adquirió dos iPhone 12, y realizó un par de experimentos con ellos…


El simple hecho de que existan múltiples canales de YouTube dedicados a la reparación de dispositivos Apple sirve para comprobar que el gigante de Cupertino opera con reglas diferentes. Cada nuevo modelo y serie introduce una barrera adicional o una restricción que dificulta el trabajo tanto de profesionales como de aquellos entusiastas con la habilidad y las herramientas adecuadas. Es increíble que en muchas partes del mundo se hable sobre el «derecho a reparar», y que sea necesario pelear a nivel judicial para defenderlo.

Apple puede explicar que su idea es «ofrecer una experiencia» que podría verse disminuida por una reparación mal hecha, y que la batería «representa un riesgo» para el usuario si es manipulada de manera incorrecta, pero en el fondo, la compañía quiere controlar toda su cadena de hardware, y sus restricciones son absolutamente arbitrarias. Uno de los ejemplos más contundentes llega a través del canal de Hugh Jeffreys, quien compró dos flamantes iPhone 12, y comenzó a cambiar partes en ellos:



El primer paso fue abrir los smartphones, y después de retirar sus tornillos pentalobe en la base, Hugh descubrió que el adhesivo utilizado en el iPhone 12 es más resistente que en modelos previos. Desde un punto de vista técnico, el iPhone 12 conserva el rating IP68, pero ahora soporta hasta 6 metros de profundidad por 30 minutos, cuando el límite para el iPhone 11 es de 2 metros. En el primer teléfono debió usar una pistola de calor, pero en el segundo aumentó la temperatura de su plancha separadora a 120 grados, y todo se volvió más sencillo.

Otro detalle de relevancia es que Apple invirtió la posición del PCB. Hugh también descubrió un tornillo «redondeado» en el mecanismo de la tarjeta SIM, y fue imposible extraerlo. La forma más efectiva de disparar todas las restricciones es intercambiar las placas base de ambos teléfonos, por lo que Hugh hizo exactamente eso. Uno de los síntomas iniciales es que el botón de encendido deja de funcionar, y el smartphone sólo se enciende después de conectar el cargador. Apenas termina de cargar su sistema operativo, el bombardeo de advertencias es inmediato: «Problemas» con la batería, «problemas» con la pantalla, y Face ID desactivado.



¿Qué significa eso? Por un lado, la batería deja de reportar su estado de salud y capacidad. Por el otro, TrueTone desaparece de las opciones de configuración. Y al no tener Face ID, el usuario debe usar un código para ingresar al teléfono. Pero hay algo más: La cámara presenta un comportamiento errático, y su aplicación se cuelga en más de una oportunidad. Como era de esperarse, ambos dispositivos volvieron a la normalidad cuando Hugh reinstaló los PCBs en su posición, sin embargo, hizo una prueba más: Al invertir sólo las cámaras, el comportamiento extraño continuó.

En resumen, Apple mantiene su estrategia de emparejar o enlazar los componentes del iPhone a la placa base, y ahora se suman las cámaras. En los últimos años han surgido diferentes plataformas que permiten reprogramar componentes hasta cierto punto, pero muchas dejaron de ser efectivas. Lo más perverso de este proceso es que las «advertencias» también suceden con componentes Apple originales: Los dos iPhone 12 que compró Hugh son nuevos, y aún así se rechazan las partes mutuamente.


Escrito por Lisandro Pardo

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