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El Eternauta: Ciencia ficción y política

Eternauta

“Era de madrugada, apenas las tres. No había una luz en las casas de la vecindad [….] […de pronto un crujido, un crujido en la silla enfrente mio, la silla que siempre ocupan los que vienen a charlar conmigo…]” Con esas palabras da inicio la serie El Eternauta, conocida como una de las grandes historietas de ciencia ficción argentina.

La denominación no es caprichosa, porque en ella se entreteje un relato intrigante lleno de metáforas sutiles sobre lo político y lo social, héroes involuntarios ante una realidad que los reclama, una resistencia colectiva a la opresión y mucho ingenio técnico, con una mirada particular sobre el futuro y haciendo un homenaje a la metaficción con un lenguaje poético, pero que jamás dejó de ser ciencia ficción de la buena.

Introducción

Desde el principio de los tiempos, los escritores de ciencia ficción demostraron que la limitación de la imaginación es sólo una excusa de los perezosos. Con artefactos futurísticos, personajes sobrenaturales y  tramas de destrucción u odiseas pre y post-apocalípticas, la ciencia ficción nos relata también su percepción y su crítica sobre la realidad material en la que vivimos.

En este informe acerca de esta particular historieta de ciencia ficción, nos concentraremos más en la parte de la metáfora subyacente que en los aspectos que generalmente podríamos revisar, como de qué material están hechas las naves o si los cálculos de distancia de algún viaje interestelar están bien realizadas o no. La idea es invitarlos a mirar más allá de las historietas y redescubrir, con segundas lecturas, qué es lo que, tal vez, el autor nos quería decir.

Incluso llegando a notar dos miradas diferentes sobre un mismo tema, entendiendo cómo la subjetividad del autor alimenta su creatividad y nos modifica una estructura que creíamos establecida. Luego de leer puntos de vista similares, revisar otras posturas y releer la historieta, aquí presentamos otro intento de descifrar algunos ribetes sobre las dos primeras partes de El Eternauta, de Hector Germán Oesterheld.

El Eternauta: Ciencia ficción y política

El Eternauta (1957-59): De la supervivencia a la resistencia

La primera edición de El Eternauta, escrita por Hector Germán Oesterheld (1917-1977/78) desde 1954 a 1959, trataba sobre la historia del mismo autor y Juan Salvo, quien se ha convertido en El Eternauta llegando hasta la silla de quien años después sería el guionista de la historieta, para contar los sucesos que derivaron en su conversión en el Viajero de la Eternidad (de ahí el nombre) en busca de su familia a través del “azar de los continum”.

La pregunta sobre cómo la perdió nos transporta al Buenos Aires de 1963, año en la que una presunta catástrofe natural manifestada con una nieve mortal (en Buenos Aires no nieva, salvo excepciones dignas de primera página en periódicos) toma a Juan Salvo, a su familia, amigos y al resto de la humanidad por rehenes, pero a la vez los convierte en los responsables de su destino, como nunca antes.

El caos, la falta de presencia estatal y el humano azuzado por la preservación de su vida genera la primera metáfora robinsoniana: la lucha por la supervivencia individual ante un mundo que se ha vuelto extraño y antagónico. A lo largo de la historieta y sobre todo en la segunda parte, este concepto irá mutando en cuanto a la simbología y las connotaciones que subyacen en la forma de pensar del autor, que se verá manifestado en los protagonistas y en los sucesos a los que se enfrentan.

El Eternauta (1969) y El Eternauta II (1976): manifiestos de política-ficción

Tanto desde la creación y la primer entrega, allá en 1957, junto al genial Solano Lopez en el dibujo, en formato de tira por entregas en una revista de entretenimiento general, El Eternauta y el trabajo de Oesterheld  contó con un contexto violento y opresivo. En esa época, sin embargo, la edición podría contener el mismo contenido metafórico que le damos a su segunda versión, pero sin embargo su estilo fue más apegado a la ciencia ficción formal.

Es en la reedición de la serie en 1969, en tiempos donde cualquier palabra de más podía convertirse en un pasaje al exilio o en el epitafio simbólico que adornaría tu tumba clandestina, donde Oesterheld cambió la orientación de la serie, ahora dibujada por el gran Alberto Breccia, a través del guion y la involucró más de forma más comprometida en lo político, poniendo en esas páginas ahora más sombríamente ilustradas mucho de su pensamiento personal y la ideología que compartía junto a sus compañeros de lucha (un editor cuenta que en 1976 sólo iba a la editorial a entregar las tres hojas semanales de El Eternauta II, de forma casi clandestina).

Por supuesto, el cambio no dejó detrás la sutileza poética que lo ha encumbrado como uno de los más intensos guionistas de historietas argentinas, aunque la censura militar sabía leer entrelíneas y la tragedia lo envolvió. Además de sufrir el secuestro y desaparición de sus cuatro hijas, H.G. Oesterheld corrió la misma suerte a finales de 1977 y hasta hoy se desconoce el paradero de sus restos.

El dibujo de Breccia le dio un tono más sombrío a la historieta.

El héroe individual vs el héroe colectivo

En varias obras de ciencia ficción y sobre todo en los comics encontramos al héroe individual, que en pos de un determinado objetivo que puede ir desde la protección inclaudicable de los otros por mero amor a la sociedad a una forma de expiar el dolor interno y de ejercer la venganza sobre quienes en el pasado lo han dañado. A veces a contrapelo con el amor popular, los héroes individuales saben diferenciarse desde el atuendo. El color de las vestimentas les da la originalidad y la individualidad que reclaman para sí.

El Eternauta es distinto, según palabras de Oesterheld. Su accionar es individual a niveles prácticos o intelectuales, pero es un “héroe colectivo (…) un héroe en grupo”. Es el pequeño (El Eternauta) o amplio grupo (en la segunda parte) que siempre lo rodea o lo espera, el que colabora y toma el protagonismo, aun de manera involuntaria. Las inmersiones en el pensamiento de Juan Salvo que nos regala Oesterheld son toda una invitación a conocer lo que mueve realmente a este héroe en grupo que busca la libertad individual y colectiva que la colonización de los Ellos oprime, tanto en humanos como en alienígenas.

La batalla en River Plate es uno de los mejores capítulos.

Una lectura metafórica sobre sus enemigos

Al contrario de otras sagas y series, El Eternauta no cuenta con un bestiario o catálogo de enemigos que sea muy extenso. De hecho, los contrincantes de Juan Salvo y compañía son bastante acotados, y desde mi óptica personal, El Eternauta tiene sólo clases de tres antagonistas:

Enemigos circunstanciales

La característica principal de los cuatro tipos de enemigos físicos principales que enfrenta El Eternauta y el resto de los humanos es que, al igual que lo será la humanidad, estos han sido colonizados y son manipulados a distancia. Los Manos, buenos y sensibles por naturaleza, tenían una glándula del terror implantada que los mataba en caso de que se asustasen, con lo que los Ellos los tenían bajo armoniosa colonización de sus voluntades.  

La colonización sobre los Gurbos (escarabajos gigantes), sobre los hombres-robot y los Zarpos estaba dada también tecnológicamente, a través de un dispositivo llamado teledirectores o en el caso de los últimos, a través de su creación en serio en los laboratorios. El ser vivo como un ser malvado sólo por opresión, no por elección. Toda una metáfora humanista sobre la colonización que generan determinadas imposiciones culturales y sociales, principalmente a través de la economía (que es la transferencia directa de la tecnología de los Ellos en el comic) y cómo hasta los mismos humanos nos hemos convertido en enemigos de nosotros mismos.

Lo circunstancial corresponde a que los contendientes se darán cuenta de que tienen un mal en común y, en muchas ocasiones, cuando ya es demasiado tarde, comprenderán que podrían estar luchando en el mismo bando y que su separación momentánea es producto de una fuerza superior que los oprime y los condiciona. ¿Te recuerda a algo?

Enemigos intelectuales

Como el mismo concepto lo indica, uno de los antagonistas principales de El Eternauta es el desafío filosófico y existencial que le generan algunas circunstancias de su aventura. Decisiones finales donde se ve la confrontación entre lo pragmático y lo idealista, una contienda que tiene a un mismo vencedor a lo largo de la serie. Las explosiones y los tiros son una constante entre las viñetas, pero ningún laser o bala hiere tanto como una decisión trágica sobre la familia o sobre tus pares.

Este tipo de enemigo configura una metáfora más entre el hombre que se cuestiona su existencia, sus acciones y acepta las consecuencias de las mismas. Es el hombre que despierta del letargo intelectual que dan los tiempos de paz y madura ante las situaciones límites, uno de los orígenes de la filosofía.

Manos, gurbos, hombres robots, Ellos, pasado, familia, humanidad: todo podía volverse en contra de los sobrevivientes

Enemigos metafísicos 

El principal antagonista de este héroe en grupo es todo eso que genera a los dos anteriores; los Ellos. Un ente invisible, como un Dios o una fuerza superior, que tiene presencia práctica sobre la vida de los demás. Sin integridad física que pueda apuntarse a través de la mirilla de un arma, los Ellos manejaban a los Manos, que a la vez ejercían un dominio delegado sobre las otras dos especies. Por más que se intente, los Ellos no se pueden vencer con las herramientas tecnológicas de la humanidad, se requiere de otras maquinarias que conllevan neuronas y voluntad, no aceite.

El Eternauta III (1983) y otra transformación de Juan Salvo

Al principio del artículo comenté que sólo tomaría en cuenta al Eternauta de Germán Oesterheld (la primer versión, la reedición de 1969 y El Eternauta II). Esto es debido a que con la desaparición del guionista, la serie pierde interés para mí a nivel intelectual. Aquí es cuando también choca la idea de héroe colectivo en el que se había convertido Juan Salvo y se mezcla más con lo soledad y egoísmo del héroe especial, ya que se enfatiza en la presentación del capítulo anterior de Juan Salvo como una especie de superhombre con poderes especiales (telequinesis, premonición, fuerza sobrehumana, etc.). Explotando esto, Juan Salvo comienza a convertirse en un héroe más cercano a los clásicos como Superman, Spiderman, etc.

Esto no le quita mérito a las presentaciones posteriores, pero sí deja de formar parte del análisis porque, a mi parecer, El Eternauta muere con su guionista original, Hector Germán Oesterheld. No obstante, esto nos devuelve al primer punto que establecimos y el motor de este informe: la ciencia ficción, por más alejada de la realidad que pueda relatarse y dibujarse, está tan atada a la las circunstancias existenciales del autor, que cualquier cambio en él nos mueve a otro mundo completamente diferente; justo como nos gusta en este género.


Habiendo leído este punto de vista sobre este particular cómic, aunque con un comentario general sobre los demás, dinos en qué términos crees que las historias con artistas involucrados se enriquecen o se pierden. Cuéntanos sobre metáforas que hayas encontrado en otras lecturas de otras obras o coméntanos tu opinión sobre la importancia que tiene el tratamiento de temas más trascendentales en obras que, para muchos, simplemente son un producto desarrollado sólo para entretenerse.

¿Dónde está Oesterheld?

Fuentes y bibliografía:
Eternauta.com
Wikipedia
El Eternauta, 50 años. Buenos Aires: Doedytores. ISBN: 978-987-9085-26-04.

Escrito por Nico Varonas

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