Menu
in

El lado “oscuro” de Change.org

Change.org

Change.org es una excelente y muy moderna herramienta de lucha social en donde se pueden crear peticiones sobre diferentes tópicos para que sean firmadas vía internet, dándole visibilidad a problemáticas individuales o colectivas que de otra manera no se conocerían.  Pero al ser una herramienta hija pródiga de los tiempos del Big Data, Change.org tiene un costado lucrativo que hay que trasparentar para cimentar nuestra confianza en ella, especialmente porque se trata de nuestra privacidad.

El Big Data está cambiando la forma ingenua en la que muchas personas veían a internet y a las compañías que mueven sus hilos. Esto venía sucediendo progresivamente y el caso de Snowden y la NSA focalizó la mirada crítica sobre cualquier sitio web que provea servicios a cambio de algunos datos del usuario. La lista es interminable, pues la privacidad se ha vuelto la cara moneda invisible con la que pagamos nuestra comodidad. Facebook, Microsoft, Yahoo!, motores de búsqueda y hasta sitios web de donaciones, caridad, responsabilidad civil persiguen nuestros datos con fines comerciales. Recientemente se ha puesto en conocimiento el negocio detrás de Change.org, una organización CON fines de lucro que en general no es conocida como tal.

Change.org es una de las plataformas que sirven para que las voces se unan y se hagan escuchar en pos de difundir una causa o un pedido especial a través de peticiones firmadas vía internet. Para hacerlo, los usuarios tienen que firmar debajo de la consigna de la petición y rellenar un formulario con sus datos personales para crear una cuenta. Como herramienta social ha tenido una relevancia comedida, pero igualmente ha servido para que pequeñas situaciones injustas se den a conocer y puedan sonrojar un poco más a los responsables. Ideal para aquellos que creen que el mundo se cambia sentado desde el ordenador poniéndole Me Gusta a fotos de perritos maltratados y niños con cáncer, Change.org ha servido como centro de expiación de culpas y alimentación de la reputación personal del usuario al darse a conocer como firmante de peticiones de todo tipo en las redes sociales. Pero mientras que muchos creíamos que era una organización sin fines de lucro, el uso que le da a los datos que aportan los firmantes de las peticiones pone en duda sus verdaderas intenciones.

45 millones de usuarios y más de 660.000 peticiones creadas hasta el momento (25.000 por mes en un año y medio de vida de la plataforma) han mutado un poco las intenciones no lucrativas de Change.org, ya que según un estudio de Klint Finley, el sitio en cuestión funciona como una máquina de recaudación de información que provee información sobre conductas basadas en datos e interacción con determinado tipo de contenido a diversas organizaciones no lucrativas que buscan reclutar donadores individuales, maximizando la rentabilidad de sus anuncios.

El funcionamiento de la recopilación de tus datos es muy  simple, ya que después de firmar una petición, el sitio muestra una serie de campañas patrocinadas, ordenadas por qué tan probable es que firme cada una de ellas. Cada una de estas campañas patrocinadas incluye una casilla de verificación que dice: “Me gustaría que me mantengan actualizado sobre esta campaña”. Si firmas la petición con la casilla marcada, tu dirección de correo electrónico se envía a la organización patrocinadora y a Change.org se le paga una suma por esa recomendación directa. El truco es que esta casilla está marcada por defecto, así que generalmente el usuario termina entrando en el proceso de recomendación.

La mecánica está en la capacidad de analizar la predisposición que tiene un firmante de un determinado tipo de petición a firmar otra, y cuando hablamos de “firmar” también se puede decir “donar”. Por ejemplo, para Change.org, si un usuario ha firmado una petición sobre los derechos de los animales, la probabilidad de que accedas a firmar una petición para justicia criminal es 2.29 veces mayor. Esta información, junto a tu perfil es ofrecida a patrocinadores de Change.org a los que conductualmente estarías más dispuesto a donar dinero. En otras palabras, la empresa está dejando que las empresas sin fines de lucro hagan foco sobre potenciales donantes de la misma forma en que Google permite a sus clientes llegar a sus prospectos a través de publicidad contextual. La diferencia es que Google no se presenta como una organización sin fines de lucro, sino como una entidad comercial.

Aunque la investigación de Wired indica que Change.org provee su información a organizaciones sin fines de lucro, esto no quiere decir que las partes no tengan un rol en la economía y en los negocios que puedan generar alrededor de una “industria” que mueve más de 300 mil millones de dólares al año. Change.org no ha revelado exactamente cuánto dinero hace con estos servicios, pero Rattray confirma que algunos patrocinadores pagan a la compañía cientos de miles de dólares en un esfuerzo por llegar a los firmantes y los donantes.

Ante la investigación, los responsables de Change.org insisten en que si bien no es una ONG, la organización no es una de las que tienen al lucro como objetivo y que su génesis está en el honesto fin que han demostrado tener. Quien escribe reconoce que la principal motivación puede ser la herramienta social de difusión de pequeñas causas que implica dar visibilidad a temas que a veces no salen en los medios masivos y eso es plausible y se agradece sobremanera, pues por cómodo, funcional a ciertas políticas o por a gran escala inefectivo que sea el método, la acción social y la preocupación por el Otro siempre es positiva. Ahora, en pos de hacer las cosas bien, dar transparencia sobre qué se hace con nuestros datos es algo digno de una petición y de una reflexión al respecto sobre en qué momentos dejamos de ser clientes para pasar a ser productos.

Escrito por Nico Varonas

Leave a Reply