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El mundo transhumanista de 2030

Intentar predecir el avance tecnológico de aquí a dieciocho años parece una locura. Cualquier cosa puede estar gestándose en un garaje o en los pasillos de una corporación que puede “cambiar el mundo” mañana, sólo para ser reemplazado por algo mejor un par de años después (o incluso meses). Sin embargo, el Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos ha decidido hacer el intento con su documento “Tendencias Globales 2030: Mundos Alternativos”, en el que exploran varias posibilidades políticas, económicas y tecnológicas para los próximos años. Y según ellos, habrá mucho de “transhumanismo”, con implantes, exoesqueletos, y otros tipos de asistencias tecnológicas.

Por suerte, en el sumario del artículo se deja en claro que no buscan predecir el futuro. Nadie parece tener la bola de cristal, o en su defecto, quien posee una la ha escondido muy bien. Pero hablar del futuro y su relación con la tecnología sería algo demasiado amplio, mucho más que las 160 páginas que podemos encontrar en el PDF. Tampoco es adecuado tomar como una referencia estable a la llamada “electrónica de consumo”. El prototipo del Motorola DynaTAC pesaba un kilogramo y tenía una autonomía de 35 minutos. Treinta años después de su aparición comercial ya se han realizado publicaciones que hablan de integrar la telefonía móvil a nuestro cuerpo en la forma de implantes. Aunque este documento del Consejo Nacional de Inteligencia tiene varias referencias sobre escenarios políticos y económicos, tampoco ignora el potencial del transhumanismo.

Básicamente, la tecnología dejará de ser una simple herramienta al alcance del ser humano, para convertirse en “parte” del ser humano. Los ejemplos más destacados en el texto son implantes, prótesis y por supuesto, exoesqueletos. Ya hemos visto varios ejemplos de exoesqueletos orientados a asistir a fuerzas militares, pero también a mejorar la productividad y la calidad de vida de personas con diferentes limitaciones físicas. En cuanto a prótesis, ejemplos como el Bebionic3 son reales “y” actuales, por lo que se hace difícil determinar qué tan precisas y avanzadas se volverán las prótesis en el período de dieciocho años que propone el documento. Y sobre los implantes, el texto considera otra posibilidad: Su aplicación en parámetros similares a los de la cirugía cosmética. La idea de que alguien decida implantarse un sistema de visión infrarroja “porque sí” parece una locura, pero esa clase de “popularidad” podría lograr que los costos bajen eventualmente. El texto no deja dudas: El transhumanismo sería en un comienzo para los que nadan en billetes.

Ahora, el futuro no es color de rosa. Ya intentaron vendernos esa imagen durante el Siglo XX. El documento reconoce varios de los desafíos que surgirán en las próximas dos décadas, comenzando por el aumento en la población mundial y el incremento en la demanda de recursos. Como soluciones derivadas de la tecnología se citan a los cultivos genéticamente modificados y a la agricultura de precisión, que inevitablemente generarán inconvenientes en lo político (ya lo están haciendo ahora). La lectura es larga, y no hay versiones traducidas del documento, pero creo que valdrá la pena que le dediques algunos minutos de tu tiempo.

Escrito por Lisandro Pardo

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