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Grabación ultrarrápida en discos duros: 1 TB/s

Una nueva técnica, que no requiere el uso de campos magnéticos,  permite a un disco duro grabar terabytes (TB) de información en un segundo. Esta tecnología ha sido desarrollada por un equipo internacional en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y es al menos  100 veces más rápida que la utilizada en los discos duros actuales. Esta velocidad es posible gracias al uso del calor, que altera el espín de las partículas subatómicas que componen la superficie de los platos del disco a una velocidad mucho mayor a la tradicional.

A pesar de que hoy día grabamos datos en nuestros discos duros a una velocidad que seguramente le resultaría increíble a los usuarios de los primeros ordenadores, a muchos de nosotros nos parece insuficiente. Una de las razones de que esto ocurra es el aumento constante del tamaño de los ficheros que manejamos. Aquellos que ya tenemos unos cuantos años de edad y hemos utilizado ordenadores durante 2 o 3 décadas, recordamos la época en la que un disco duro de 10 MB parecía ser incluso de mayor  capacidad a la que necesitaríamos jamás. Un programa ocupaba 20 o 30 KB, y se guardaba en un par de segundos. Actualmente, y a pesar de que los discos duros y demás dispositivos de almacenamiento son cientos o miles de veces más veloces que aquellos discos duros, el tamaño de los archivos con los que lidiamos a diario ha crecido tanto que los discos actuales parecen más lentos en comparación. En mi ordenador, por ejemplo, tengo 4 discos duros de 1 TB. Cuando copio el contenido de uno de ellos a otro, para hacer una copia de seguridad, el sistema demora bastante más de una hora. Seguramente estaremos de acuerdo en que estoy moviendo una cantidad impresionante de bytes, pero mi cerebro no puede dejar de pensar es que demoro demasiado tiempo en hacer esa tarea. Está claro que un disco más rápido sería algo que ayudaría, y mucho, a que haga copias de seguridad más frecuentemente.

Afortunadamente, parece que dentro de no mucho tiempo nuestros deseos se convertirán en realidad y tendremos discos duros 100 veces más rápidos que los actuales. Esto será posible gracias a una nueva técnica que promete ser capaz de grabar terabytes de información en un segundo. Se trata de una tecnología que ha sido desarrollada por un equipo internacional de científicos en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que utiliza calor en lugar de campos magnéticos para modificar la superficie del disco. En efecto, según puede leerse en la última edición de la revista Nature Communication, el calor es capaz de alterar el equilibrio magnético de las pequeñas partículas magnéticas que conforman esta superficie, cambiando su sentido. Como explica el investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid del CSIC, Unai Atxitia, que ha participado en el proyecto, el calor puede hacer este trabajo unas 100 veces más rápido que un campo magnético como el generado por los cabezales de lectoescritura de los discos actuales.

“Durante siglos hemos pensado que el calor sólo era capaz de destruir el orden magnético”, dice Atxitia. Pero este trabajo ha demostrado que esa creencia era un error. Aplicando la temperatura adecuada durante un tiempo muy corto, del orden del femtosegundo (milbillonésima parte de un segundo), es posible orientar el espín de las partículas magnéticas en el sentido deseado. Los cambios se estabilizan unos pocos picosegundos (billonésimas de segundo) después, quedando el dato almacenado en el disco. Además, el proceso requiere de menos energía que las técnicas de grabación basadas en campos magnéticos. En este trabajo, que seguramente cambiará la forma en la que almacenamos nuestros datos y proporcionará varios años más de vida útil a los discos duros electromecánicos, han participado además la Universidad de York, el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, el Instituto Paul Scherrer de Suiza, la Universidad de Nihon de Japón, el Instituto de Magnetismo de Kiev (Ucrania), la Academia Rusa de Ciencias y la Universidad de Nimega (Holanda), lo que nos da una idea de la importancia que tiene este desarrollo.

Escrito por Ariel Palazzesi

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