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La impresora 3D más pequeña del mundo

Por ahora están reservadas a un sector de la industria determinado y a una gama de usuarios bastante selectiva en sus necesidades, pero con el tiempo las impresoras 3D serán uno de esos artilugios del futuro del que casi todos los hogares tendrán una copia. Un grupo interdisciplinario de la Universidad de Viena acaba de dar un paso hacia ese momento histórico, presentando la impresora 3D más pequeña del mundo. Con el tamaño de un cartón de leche pequeño y una impresión en alta resolución con un método innovador, este invento no puede pasar desapercibido.

Ladrillo a ladrillo, bloque a bloque se fueron construyendo los rascacielos que hoy adornan los paisajes en las urbes modernas. Forjado cada material en las canteras gigantescas, cada pieza constituye un pilar de los monstruos de roca y acero que se construyen, y todo esto podría cambiar algún día cuando las impresoras 3D evolucionen y tomen un lugar dentro de la industria de la construcción a gran escala. Por ahora hay que conformarse con verlas en acción desde hace años en la creación de modelos 3D de tamaños irregulares, aunque generalmente para la presentación de productos simples, prototipos y maquetas. En este sentido, encontrar la portabilidad en estas herramientas es una misión en la que estaban embarcados los investigadores de la Universidad de Viena, que han dado con el desarrollo de una impresora de ínfimo tamaño, convirtiéndose en la impresora 3D más pequeña del mundo.

La impresora 3D más pequeña del mundo.

Esta impresora de 1.5 kilogramos no es más grande que un cartón de leche o de jugo individual  y está ideada por un grupo interdisciplinario –la mejor manera de hacer ciencia si las hay-, y en el plantel encontramos tanto químicos como ingenieros mecánicos. Los primeros se ocuparon de la determinación de los materiales que se podían usar para realizar la impresión, y los segundos en construir y ensamblar la impresora 3d más pequeña del mundo. La idea que recorre el proyecto es crear un producto comercializable de manera masiva y que pueda servir para crear objetos hogareños, utilizando planos compartidos y descargados de la web, para ahorrar dinero en pequeños artilugios o repuestos. Por ejemplo, cuando se rompen partes plásticas de electrodomésticos o juguetes. Con una impresora de este calibre podrías diseñar la parte estropeada en algún programa tipo CAD e imprimirla en el momento utilizando un tubo pequeño relleno de resina sintética que se endurece fuertemente mediante rayos de luz de intenso impacto.

Capa a capa el objeto se va construyendo progresivamente hasta completarse el proceso. Los investigadores declaran que este método es llamada “tecnología de fabricación aditiva”, un proceso que proporciona mayor rigidez y nivel de resolución milimétrico que la conocida tecnología de fundición de materiales. La investigación de los creadores de la impresora 3D más pequeña del mundo sigue por el lado de los materiales a fabricar, estando en primer lugar aquellos que corresponden a la cerámica o polímeros, aunque su propuesta es llevar adelante más experimentos para lograr utilizar material ecológico y biodegradable. Sin duda alguna este es un avances considerable y aunque su costo estimado ronda los 1200 euros, habrá que ir pensando  en amortizarlos construyendo objetos con la impresora 3D. ¿Tú qué construirías?

La impresora 3D más pequeña del mundo pesa 1 kilo y medio y cuesta 1200 euros. Pero el tamaño se reducirá y el precio también, dijeron sus creadores.

Escrito por Nico Varonas

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