Menu
in

Los 9 mejores libros de ciencia ficción en dominio público

Verdaderos clásicos del género, a un clic de distancia

El dominio público es uno de los recursos más importantes que tenemos a nuestra disposición. El primer día de cada año, un importante número de obras adquiere este estatus legal, habilitando su libre acceso dependiendo de lo que dicten las leyes de propiedad intelectual en cada país. La ciencia ficción ya posee algunos representantes de muy alto perfil en el dominio público, y hoy vamos a presentar una humilde lista, escogiendo a nueve de ellos para que cargues en tu lector digital cuanto antes.

Propiedad intelectual. Copyright. Derechos reservados. Distribución limitada. Licencias. Estas y otras palabras no hacen más que simbolizar uno de los conflictos más antiguos que existe. Un autor tiene múltiples derechos sobre sus obras, pero si hay algo que el mundo está cuestionando con fuerza, es que esos mismos derechos se extiendan a sus herederos por períodos cada vez más largos. El dominio público sirve (entre otras cosas) como un límite fundamental, sin embargo, siempre encontraremos fuerzas tratando de minimizar su alcance. En general, el dominio público se encuentra atado a lo establecido por las leyes de autor en cada país, pero eso no nos va a impedir realizar algunas sugerencias enfocadas en libros y cuentos de ciencia ficción, que deberías ser capaz de leer o descargar sin cometer infracciones.

La Guerra de los Mundos – H.G. Wells

La posibilidad de algo vivo en Marte era de un millón a uno… pero ellos vinieron de todos modos. La Guerra de los Mundos es un verdadero icono de la «literatura de invasión», y anticipó (con ayuda de los marcianos) los horrores del concepto de «guerra total» que el mundo conocería algunas décadas más tarde. Todos los trabajos de Wells ya ingresaron al dominio público en países con un límite de 70 años tras la muerte del autor, más la diferencia de corrección hacia el año siguiente. En este caso, 2017.

Planilandia – Edwin Abbott Abbott

Un cuadrado, una esfera, una clara sátira de la sociedad victoriana, y probablemente la mejor lección que podemos recibir sobre dimensiones múltiples. En lo personal prefiero su título original Flatland, pero más allá de la versión que decidas buscar, lo cierto es que merece tu tiempo. Abbott Abbott falleció en octubre de 1926, por lo que su bibliografía completa se encuentra en el dominio público, aún bajo leyes exigentes como la española, que impone 80 años de derechos.

1984 – George Orwell

Texto infaltable en cualquier biblioteca, y manual de instrucciones para la política moderna (lo cual es muy malo, por supuesto). 1984 no tiene naves espaciales ni extraterrestres, pero este desarrollo de la llamada «ciencia ficción social» que ha hecho Orwell es, en una palabra, magistral. La situación legal de 1984 es un poco compleja. Orwell murió en 1950, o sea que sus obras son de dominio público en Uruguay, Australia (que ofrece una excelente versión online), Canadá y Venezuela. El resto debe esperar.

Un Mundo Feliz – Aldous Huxley

Los debates en la Web que comparan a 1984 con Un Mundo Feliz son interminables. Desde cierto punto de vista, el texto de Huxley es «la otra cara de la moneda», y el propio escritor se encargó de realizar un análisis más profundo a través del ensayo «Nueva Visita a Un Mundo Feliz». La novela es de 1932, y Huxley nos dejó en noviembre de 1963. En la mayoría de los casos seguirá bajo copyright hasta el año 2034, con las excepciones de Canadá y Uruguay, donde ya es de dominio público.

Una Princesa de Marte – Edgar Rice Burroughs

Nadie puede negar su rol como fuente de inspiración para escritores del calibre de Bradbury, Heinlein, Clarke, y hasta el propio Carl Sagan, y admito que su adaptación al cine mereció un mejor destino del que encontró. Es la primera novela publicada de Burroughs, y la primera de la larga saga de Barsoom, con diez libros adicionales. Una vez más, su disponibilidad en dominio público alcanza a Australia, Canadá, Uruguay y Venezuela, debido a la muerte de Burroughs en marzo de 1950.

Viaje al Centro de la Tierra – Julio Verne

¿Quién hubiera pensado que un profesor de geología con un carácter bastante podrido y su joven sobrino se convertirían en los héroes de una de las historias más épicas del siglo XIX? Bueno, en la cabeza de Verne eso fue exactamente lo que sucedió, y la popularidad de Viaje al Centro de la Tierra ha sido tal que sus adaptaciones se volvieron muy difíciles de contar. Con la partida de Verne en marzo de 1905, todas sus historias caen de forma automática en el dominio público.

Frankenstein – Mary Shelley

Algunos describen al trabajo de Shelley como «ciencia ficción suave». Científico medio loco lleva a cabo cuestionables experimentos que le permiten crear a una criatura a la que califica de monstruo, la cual sólo desea compañía y amor… sí, «suave». Dicho eso, ¿cuántos se tomaron la molestia de leer la novela original? Frankenstein cumplió dos siglos este mismo año, por lo que supera con comodidad a cualquier restricción de dominio público, y lo mismo sucede con The Last Man.

El Extraño Caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde – Robert Louis Stevenson

Sencillo: Si recomiendo a Frankenstein pero decido dejar afuera de esta lista a Jekyll y Hyde, alguien me va a arrojar una sartén en la cabeza. La perturbadora historia de este extraño y a la vez irresistible dúo tuvo un impacto tan grande en su audiencia, que la novela vendió 40 mil copias en seis meses, nada mal para una publicación de 1886. Todo lo escrito por Stevenson se encuentra bajo dominio público, incluyendo su clásica aventura, La Isla del Tesoro.

El Color Que Cayó del Cielo – H.P. Lovecraft

«Lisandro, Lovecraft es fantasía». Lo cual es técnicamente correcto en la mayoría de sus obras, pero no hay Dioses Primordiales en El Color Que Cayó del Cielo. Aburrido de los «extraterrestres demasiado humanos», Lovecraft creó a un ser en verdad espantoso, capaz de escapar a cualquier intento de comprensión. ¿El resultado? Habla por sí solo. Esta historia es una de las mejores de Lovecraft, y con su partida en 1937, pasó al dominio público.

Tenía planeado sugerir un décimo título, pero se me ocurrió una idea mejor: Al estar convencido de que me he olvidado alguna obra crítica por el camino, quiero que el número diez sea tuyo. Deja un comentario con el nombre del libro que debería completar esta lista, ya sea de dominio público o gratuito con autorización del actor. Eso abre muchas posibilidades. ¡Gracias por leer!

Escrito por Lisandro Pardo

Leave a Reply