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Los otros trabajos de Super Mario

Ganarse la vida es un trabajo difícil. Mucho más si eres un personaje de videojuegos. Que siempre hay un enemigo que te quiere ver muerto, que tu mundo está por desaparecer, que han secuestrado a tu novia, la tranquilidad de nuestros héroes siempre fue arrebatada en pos de la diversión de sus fanáticos. ¿Pero qué hay de ellos? ¿Qué sienten? ¿Qué les pasa en sus pixeladas mentes? Esta es la historia de un típico fontanero que tuvo que meterse en las alcantarillas en busca de un futuro próspero, luchando contra honguitos asesinos, un rey monstruoso que escupía fuego y al cual jamás le alcanzó con un solo empleo para sobrevivir. Neoteo les cuenta el drama del mayor trabajador de nuestros tiempos: el bigotudo Super Mario.

Antes de su fama mundial, nuestro amigo Mario (¡Super Mario!) se ganaba la vida con otro oficio: la carpintería. Todo iba bien hasta que en 1981 sufrió el rapto de su primera y amada novia. ¿Fue su mejor amigo? ¿Fue su hermano? ¿Fue su acérrimo enemigo? No, fue un mono gigante (eso sí que duele). Donkey Kong arrojaba barriles para detener a nuestro incansable héroe en su rescate desesperado. Bajo el apodo de Jumpman, Mario saltaba de un lado a otro subendo peldaño a peldaño para alcanzar su objetivo, lo cual a simple vista no parecía difícil hasta que se tenía en cuenta la complicada humanidad de aquel extraño protagonista: medía tan solo 1,55 y pesaba 69 kilos.

Así estuvo durante un año entero, hasta que en 1982 los roles se invirtieron. En el juego Donkey Kong Jr., el hijo del mono mayor que antes lo había castigado arrebatándole su mujer, debía rescatar a su padre quien estaba encerrado en una jaula custodiada por el entonces guardiacárcel Mario. Esta es considerada su primera y única aparición como villano en un videojuego. Pero aquel traje no le quedaba nada bien a nuestro apacible y querido compañero quien renunció a aquel trabajo y volvió a empezar. Fue entonces cuando decidió abandonar la construcción para sumergirse en las profundidades de la gran ciudad. Llamó a su hermano Luigi y juntos fundaron su propia empresa de fontanería, la cual, en 1983, los lanzó al mercado en una aventura por el inframundo que llevó su propio nombre: Mario Bros.

Mario supo que era su momento y que debía aprovecharlo al máximo. Al poco tiempo, en 1985, el lanzamiento de la NES en Estados Unidos le deparó el comienzo de una carrera exitosa. Para ese entonces, empezó a interesarse en su imagen (sabía que debía estar a la moda para atraer la mirada del gran público). Se vistió con una camiseta roja, cubierta por un atuendo de trabajo azul, se puso un par de guantes y un sombrero con su inicial. Su imagen se definió completamente, trasformándolo en la figura estelar de la empresa de entretenimiento digital nipona. Pero lo mejor aún estaba por ocurrir: pronto viviría la mayor aventura de todos los tiempos.

Super Mario Bros.

Super Mario Bros le trajo fama mundial. Ya transformado en un símbolo de masculinidad, todas las mujeres conocieron al verdadero príncipe azul, con mostachos. Un hombre capaz de atravesar el Reino Champiñón enfrentando a cientos de enemigos con el único objetivo de rescatar a la Princesa Peach de las garras de un rey monstruoso y horripilante: el malvado Koopa.

Astronauta y arqueólogo

Este sería el comienzo de un enfrentamiento que duraría años y que lo llevaría a Mario por los más variados trabajos, como el de ser astronauta y volar a través del espacio en Super Mario Galaxy. Aunque quizás el más llamativo haya sido cuando su fascinación por las culturas antiguas lo convirtió en arqueólogo y se puso a excavar en su peculiar y poco conocido título llamado Mario’s Picross.

Médico

Pero lo importante no es llegar, sino saber mantenerse en la cima del éxito. Y como todos los sujetos a los que se le sube la fama a la cabeza, siempre llega un momento en donde sus mentes se debilitan y cometen graves errores que los acompañarán por el resto de sus vidas. En Dr. Mario, nuestro héroe practicó la medicina ilegalmente. Aunque no lo crean, fue verdad. La psicodelia de estar tan cerca de pastillas y píldoras lo hizo caer en las más extrañas alucinaciones. ¡Si hasta se convirtió en una bola para formar parte de un pinball llamado Super Mario Ball! Si eso no lo producen las drogas… ¡Díganme a quién se le puede ocurrir algo así!

Luchador

Y luego la debacle. La violencia se apoderó de su cuerpo. La lucha libre apareció como el mejor escape, como el medio de vida para olvidar las penas y descargar los desengaños en puños amoratados de golpes de dolor. Nada saca mejor la bronca que un buen combo de veinte trompadas en el rostro de nuestro peor adversario. A pesar de tener que enfrentarse con sus amigos de toda la vida, Mario devino en luchador, perdiendo poco a poco la escasa cordura que le quedaba. En Super Smash Bros. se enfrentó con compañeros, villanos, desconocidos, parientes y hasta con su propia mujer amada. La crisis se profundizó, estaba deshecho.

Deportista

Pero es en los momentos más terribles de nuestras vidas, siempre una puerta se abre renovando nuestras esperanzas. Es ahí cuando necesitamos ayuda de la gente que queremos, cuando solamente los verdaderos amigos se hacen presentes. El primer paso es darnos cuenta que tenemos un problema y el segundo es llamar llorando a nuestro hermano porque estamos encerrados en una mansión embrujada. Luigi lo rescató de los fantasmas del pasado en Luigi’s Mansión, y luego fue su antiguo enemigo (y hoy aliado estratégico) Sonic quién le inculcó los valores del deporte y la vida sana (a pesar de vivir a toda velocidad). Junto a él atravesaron diferentes versiones de los juegos olímpicos. Pero fue entonces cuando, ya alejado de los malos hábitos, la personalidad impulsiva de Mario lo hizo recaer una vez más, llevándolo a querer probar todas las más variadas disciplinas deportivas.

“Nada le bastaba. Siempre quería más”. Nos dijo la Princesa Peach con su rostro bañado en lágrimas. Mario intentó ser golfista en Mario Golf, piloto de carreras en Mario Kart, basquetbolista en Mario Hoops 3-on-3, tenista en Mario Power Tennis, beisbolista en Mario Super Baseball, motociclista en Mario Excitebike y hasta futbolista (pese a sus escasas condiciones físicas) en Mario Strikers. Pero nada logró saciar su ansiedad. Sin embargo, fue este último título, carente de una reglamentación clara que limite el juego violento, el que lo alejó del espíritu fair play que intenta inculcar el deporte.

Le tomó tiempo recuperarse pero las innumerables charlas con decenas de personajes en juegos como Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars, le ayudaron a superar sus problemas. Mario se volvió más cerebral y racional. Un sujeto que prefiere utilizar su lógica antes de actuar por instinto. Esta nueva personalidad se vio reflejada en juegos como Mario Party en donde volvió a recordar los hermosos valores de la amistad, alejándose de todo ese mundo oscuro y lleno de peligro del pasado.

Fue así como nos encontramos con el Mario que todos queremos. Ese amigo saltarín, al cual no le importa poner en juego su vida por una causa justa. Que, con valentía, salta sobre enemigos para regalarnos momentos de diversión. Super Mario fue el primer héroe laboral del mundo de los videojuegos. Un trabajador hecho y derecho al cual no le importó ensuciar sus manos en la humedad mohosa y llena de hongos que las alcantarillas esconden del mundo exterior para ganarse el respeto de sus enemigos y el amor de su princesa. Por todo esto y mucho más le deseamos una muy buena jubilación (pero que sea dentro de muchos, muchos años).

Escrito por martinbaraink

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