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Operation Flashpoint: Dragon Rising

A pesar de la historia que conlleva el nombre Operation Flashpoint, ésta primera secuela del aclamado simulador militar, no tiene muchas conexiones con el original. La desarrolladora inicial, Bohemia Interactive, se fue a crear sus propios juegos y el trabajo de hacer una secuela competente quedó en manos de Codemasters. Con un equipo completamente diferente, Dragon Rising busca evolucionar en todo lo que hizo el primero hace ocho años. ¿Logrará estar a la altura de las circunstancias?

El Operation Flashpoint original fue desarrollado por la empresa checa, Bohemia Interactive y básicamente reescribió las reglas de los simuladores militares. Además, fue uno de los primeros en dejar jugar una partida en grandes mapas con varios vehículos que manejar. Sin duda, ha dejado su marca en la industria, es por eso que cuando anunciaron la secuela nuestras esperanzas no eran muy altas. Más que nada porque el equipo responsable no era el mismo y la secuela quedó en manos de Codemasters.

Dejando de lado la trama del primer juego, la acción transcurre en una isla ficticia, Skira. Aunque a lo largo de los años ha pasado de mano en mano como colonia, en 2011 su suelo rico en petroleo es buscado por la República de China, que comienza un conflicto armado con Rusia, dueño de las tierras. Por supuesto, no tarda mucho hasta que Estados Unidos entra en el conflicto del lado ruso, lo que es muy irónico, ya que el primer juego transcurría durante la la Guerra Fría.

Si has jugado al último juego de Bohemia Interactive, ArmA II, y has sobrevivido a todos los bugs que incluye, entonces tienes una idea clara de qué va un simulador militar. Cada movimiento debe ser fríamente calculado, porque como en el campo de batalla real, un solo disparo puede devolverte a tu patria en una bolsa. Te pasarás la mayor parte del tiempo pegado al suelo, tratando de descubrir la posición del enemigo y no tienes mejor aliado que un plan bien planeado y aún mejor ejecutado.

Mientras que el título muestra serios problemas en ciertos aspectos (de los cuales hablaremos luego) su mejor momento es a la hora de disparar la amplia variedad de armas que incluye. Por supuesto, todas diseñadas con atención a los más mínimos detalles. Dispararlas se siente bien y deshacerse de enemigos es extremadamente gratificante, por lo letal que es cada arma. Solo bastan uno o dos disparos para acabar con cualquiera. Claro que la misma ley se aplica contigo, pero todo depende de dónde apunten. Por ejemplo, si pega en la pierna, la única negativa es que no podrás correr rápido por esa misión.

Eso no quiere decir que ese aspecto sea perfecto, ya que también tiene sus desventajas, no necesariamente causadas por el realismo. Por ejemplo, cada vez que quieres cambiar de arma, tarda una eternidad, sobre todo si se trata de la bazuca. Esto es poco práctico, porque en el campo de batalla, unos segundos de más te pueden costar la vida. Si seguimos hablando sobre ironías, el motor gráfico utilizado es el mismo que Codemasters ha usado para juegos de carrera como Race Driver: GRID y Dirt 2. Sin embargo, los vehículos en Dragon Rising son escasos y las pocas veces que puedes manejar uno, se controlan como botes sobre el agua, apenas sientes una pizca de control sobre el vehículo.

Uno de los principales problemas que encontramos, es probablemente uno de no debería haber tenido. Por la mayor parte del tiempo la inteligencia artificial es atroz y no solo la de tus compañeros, sino también la del enemigo. Esto se vuelve muy frustrante cuando debes planear cuidadosamente una estrategia, solo para que algún soldado que no estaba escuchando haga completamente lo contrario a lo que le pediste y terminen descubriendo tu posición. Esto es aún peor cuando un solo disparo te obliga a reiniciar la partida.

No es que nos moleste morir de un solo disparo. Lo entendemos, son las reglas del juego. Es más, nos gusta que sea así, sino no sería un “simulador”. Lo que intenta hacer éste tipo de juegos es atraparte en su mundo al punto donde no sabes si es un juego o realmente te encuentras controlando tu propio ejército. Claro que si cada uno de tus soldados tienen exactamente el mismo rostro, cuesta ser atrapado por ese mundo. Y Dragon Rising está repleto de detalles como ese que arruinan la experiencia a la que apuntan.

Ahora bien, si eres fanático del título original y juegas Dragon Rising en consolas, el modo multijugador probablemente sea una de los puntos más decepcionantes. Mientras que la versión de ordenador ofrece partidas de 16 contra 16, que es un número razonable, las consolas están limitadas a 4 vs. 4. Los tipos de partidas tampoco son muy inspiradas y tienes los mismos modos que encontrarías en cualquier juego multijugador, solo que con nombres elegantes. Para ser la secuela de uno de los mejores juegos en modo multijugador de la década pasada, es bastante decepcionante.

Aunque la ambición detrás de Dragon Rising, es lo suficiente grande para llenar los zapatos del juego original, en su ejecución cae corto. Los conceptos son sólidos, pero con inteligencia artificial poco confiable y problemas técnicos que te abstraen completamente de la experiencia, cuesta disfrutarlo al máximo. Aún así, Dragon Rising sigue siendo uno de los mejores del mercado en el género de simulación militar, pero quedó lejos del original. Puedes conseguir Operation Flashpoint: Dragon Rising para Xbox 360, PlayStation 3 por €56,90 y PC por €46,95.

Puntaje: 72%

Conclusión: El concepto de simulación militar está ahí, pero le faltan los detalles y el cuidado que hacen a un gran juego.

Escrito por Tomás Garcia

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