Menu
in

¡La ciencia confirma que mentir está bien!

La mentira es parte integral del proceso evolutivo. Empezamos a mentir casi desde el momento mismo en que nacemos. Si no mintiéramos, nuestra estructura social se destruiría. Claro, hablamos de las mentiras “normales”, para protegernos o para proteger a los demás. Porque hay muchos que se aprovechan de esto y van mucho más allá de lo que indica la naturaleza.


En el To bit de hoy, entonces, sí, seguimos hablando de la mentira, pero también les contamos qué nos aconsejan los especialistas para tener en cuenta a la hora de conocer nuestros “puntos débiles”, que pueden exponernos a las mentiras de los demás. ¡No te lo puedes perder!

Si hay personas de quienes trato de mantenerme a distancia es de aquellas que dicen “Yo soy muy transparente, y digo todo lo que pienso”. ¿Vieron que quienes hacen ese tipo de comentarios, generalmente dicen barbaridades?

¡Cuidado con los que dicen que no mienten! Porque en eso hay algo que no es natural. Por algo Tennessee  Williams decía que “Todas las personas crueles se definen a sí mismas como los paradigmas de la franqueza”.

Miénteme que me gusta

La mentira es inherente a todos, y es parte integral del proceso evolutivo. Por supuesto que no estamos hablando aquí de patologías psicológicas psicópatas, sino el nivel “normal” de engaño que manejamos todos los seres humanos. Los autores Michael Lewis y Carolyn Saarni nos cuentan esto en su libro Lying and Deception in Everyday Life. Sus estudios muestran que, en el ser humano, la mentira aparece junto con la capacidad comunicación. Aprendemos a mentir al mismo tiempo que aprendemos a comunicarnos.

Esto lo describe en una de sus conferencias Pamela Meyer, experta en Medios Sociales, quien ha estudiado este tema en profundidad:

“Comienza desde una edad muy temprana. Los bebés fingen el llanto, hacen una pausa para ver si alguien viene, y continúan llorando. Los niños de un año ocultan. Los de dos años disimulan. Los niños de cinco años mienten sin reservas. Manipulan mediante halagos. A los nueve años son maestros del encubrimiento. Cuando entras a la universidad, mentirás a tu madre en una de cada cinco interacciones. Cuando entramos al mundo laboral y tenemos una familia, entramos a un mundo lleno de correo indeseado, falsos amigos digitales, medios de comunicación con inclinaciones políticas, ingeniosos ladrones de identidad, estafadores de primera clase, una epidemia de engaños. En resumen, lo que un autor llama una sociedad post-verdad.”

Meyer nos da dos definiciones concretas de la mentira, que ya van conformando un algoritmo (especial para los lectores de NeoTeo):

En primer lugar, la mentira es un acto cooperativo. Por sí misma, la mentira no tiene entidad, y solo funciona cuando hay otros dispuestos a creerla:

“Sé que puede sonar rudo, pero si alguna vez les mintieron, es porque Uds. aceptaron ser engañados. La mentira es un acto cooperativo. No todas las mentiras son dañinas. Algunas veces estamos dispuestos a participar en el engaño para mantener la dignidad social, tal vez para guardar un secreto que debe permanecer secreto. Decimos, ‘Linda canción’, ‘Querida, así no se te ve gorda, no.’ O la favorita que echa mano de la tecnología, ‘No recibí tu correo, pero acabo de recuperarlo de la carpeta de correo basura. Lo siento.’”

En segundo lugar, y como consecuencia de esto, para no ser engañados tenemos que saber cuáles son nuestros deseos. ¡Cosa no tan sencilla! Las mentiras que estemos dispuestos a aceptar tienen que ver con querer alcanzar nuestro deseo:

“Una vez fue entrevistado [un famoso estafador], y dijo: “Tengo una regla: todos están dispuestos a darte algo. Preparados para darte algo a cambio de lo que más desean.” Y esa es la esencia del problema. Si no quieres ser engañado, tienes que saber, ¿qué es lo que deseas? Y todos odiamos admitirlo. Deseamos ser mejores esposos, mejores esposas, más inteligentes, más poderosos, más altos, más ricos… la lista sigue. El engaño es un intento por acortar la brecha, por conectar nuestros deseos y fantasías sobre quiénes y cómo nos gustaría ser, con quienes somos realmente. Y sí, estamos dispuestos a rellenar las brechas con mentiras.”

Lo que consideramos buenos modales nos sirve para conseguir lo que deseamos.

¡A mentir que se acaba el mundo!

¿Por qué, entonces, la mentira es tan imprescindible en nuestro lugar de la escala evolutiva? ¿Cómo funciona la comunicación con los demás? ¿Es entonces imposible comunicarse sin mentir?

Hay un punto en donde la ciencia, poesía y la filosofía se funden. A veces, tal vez es la única manera de explicar ciertas cosas. Aprovecho entones para citar, una vez más, a Fernando Pessoa. Nadie mejor que él para definir por qué es inevitable la mentira:

Lo que siento, en la verdadera sustancia con que lo siento, es absolutamente incomunicable; y cuanto más profundamente lo siento, tanto más incomunicable es. Para que yo, pues, pueda transmitir a otro lo que siento, tengo que traducir mis sentimientos a su lenguaje, es decir, decir tales cosas, como si fueran las que yo siento, que él, al leerlas, sienta exactamente lo que yo he sentido. (…) lo que al final tengo que hacer es convertir mis sentimientos en un sentimiento humano típico, aunque lo haga pervirtiendo la verdadera naturaleza de aquello que he sentido.

“La mentira, salvo la que es infantil y espontánea, y nace del deseo de estar soñando, es tan sólo la noción de la existencia real de los demás y de la necesidad de armonizar con esa existencia la nuestra (…) La mentira es simplemente el lenguaje ideal del alma (…) nos servimos de la mentira y de la ficción para entendernos los unos a los otros, lo que con la verdad, propia e intransmisible, no se podría hacer nunca.

“Fingir es amar. (…) No huimos, por más que queramos, de la fraternidad universal. Todos nos amamos los unos a los otros, y la mentira es el beso que intercambiamos.

Así, que, ya lo sabes, la próxima vez que alguien te diga “yo soy muy franco, y digo todo lo que pienso”, ¡mejor sospechar! ¿Qué opinas?

¡Hasta el próximo To bit!

Escrito por Gianni Sabbione

Gianni Sabbione es editor literario, científico y músico. Como editor trabajó y trabaja en editoriales y medios internacionales de EE.UU., España y Latinoamérica. Es asesor en reorganización y automatización de áreas de IT e investigó en IA y redes neuronales.
Es cantante de sus bandas de hard rock solista y de Color Púrpura, y aprovecha su perfil en Neoteo para promocionarlas. Al menos hasta que se de cuenta el Sr. Director del sitio.

Leave a Reply