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Una copa de vino al día… ¡y a vivir más!

Hay consejos médicos que cuesta trabajo seguir, por que significan privarnos de algo que nos causa placer. Pero el anuncio hecho por ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, nos llena de alegría. ¡Hic!Desde hace años los médicos, especialmente los cardiólogos, suelen aconsejar una copita (si, dije “una copita”) de vino al día como una forma de estar saludables.

Aprovechando que la ministra de Sanidad y Consumo reconoció públicamente que “una copa de vino puede reportar beneficios a individuos concretos”, aclarando que de ningún modo, el consumo de esta bebida deberá ser promovido desde las consultas de los médicos de Atención Primaria (¡lindo seria!), vamos a explicarte como un tintillo puede ayudarte.

En primer lugar, el consumo abusivo del alcohol, lejos de ayudarte, puede terminar con tu salud y tu vida, así que no deberías tomar este artículo como una “receta” para ir a empinar el codo a nuestra salud. En segundo lugar, si bien se podría utilizar cualquier vino, pero el que más beneficios aporta es el tinto.

El consumo aconsejado, por día, es en promedio es un gramo (como máximo) por kilo de peso del consumidor. Esto significa que si pesas 70 kilogramos, deberías tomar más o menos medio vaso (70 cc) de vino al día para acceder a los beneficios de esta bebida.

Algunas de las bondades del vino actúan sobre el sistema digestivo. Estimula y acelera el trabajo de los órganos relacionados con la digestión, aunque si nos pasamos de la medida aconsejada, puede retardar su funcionamiento. Entre otros beneficios, estimula la secreción de ptialina sobre el hígado, y favorece la secreción de bilis.

El consumo moderado de vino favorece al sistema circulatorio, ya que inhibe la formación de trombos. También es de ayuda para el corazón, ya que la presencia de polifenoles como el resveratrol, provoca una disminución del llamado colesterol malo (LDL) a la vez que incrementa el colesterol bueno (HDL).

Además, beneficia a los riñones por su riqueza en sales de potasio, que producen una acción diurética. Algunas investigaciones relacionan su consumo con la eliminación del virus de la poliomielitis y el herpes.

El alcohol etílico del vino posee efectos psicoactivos. En dosis muy moderadas incrementa el apetito y provoca un cierto grado de desinhibición por que actúa como un ansiolítico, lo que explica porque en dosis bajas funcione como un hipnoinductor, favoreciendo el sueño.

Obviamente, como ocurre con otros psicoactivos, si nos excedemos con la dosis (por ejemplo, si tomamos más de dos vasos) se convierte en un depresor de la actividad cerebral, ocasionando efectos contarios: insomnio o, a la inversa, el sueño profundo del borracho.

Si bien dosis moderadas de vino pueden servir como un afrodisiaco, su exceso nuevamente tiene un efecto opuesto: si estás embriagado, tendrás una baja en la libido.

El abusar de esta bebida tiene graves consecuencias, como lesiones tisurales (especialmente en el sistema nervioso central y el hígado), y predispone a la cirrosis.

Así que ya sabes: la primer copita, a la salud de NeoTeo.

Escrito por Ariel Palazzesi

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