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Descubren el origen de las auroras boreales

Los satélites de la misión espacial Themis lanzados a principios de este año develaron los secretos del fenómeno de las auroras boreales, cuya inmensa energía proviene del Sol, canalizada a través de gigantescos hilos magnéticos que unen brevemente al astro rey con la Tierra.

La misión Themis (por “Time History of Events and Macroscale Interactions during Substorms”) es un proyecto coordinado por un equipo de la Universidad de Berkeley, que se prevé tendrá una duración de dos años. Varios países contribuyen a la misión. Los cinco satélites enviados al espacio a principios de 2007 transportan una serie idéntica de sensores eléctricos, magnéticos y de partículas. Las pequeñas naves espaciales se alinean a lo largo de la cola del campo magnético terrestre cada cuatro días, y desde allí registran las perturbaciones de la magnetósfera.

En la presentación efectuada en la conferencia anual del “American Geophysical Union”’, que se desarrolla esta semana en San Francisco, David Sibeck explicó que "Los satélites descubrieron pruebas de hilos magnéticos que vinculan la alta atmósfera terrestre directamente con el Sol". Sibeck se desempeña como responsable científico de la misión de la NASA.

Los expertos llaman “hilos magnéticos” a una serie de ligamentos torcidos compuestos por campos magnéticos. Estos “hilos” tienen una forma similar a una soga de cáñamo, de las usadas en la marina, pero a una escala gigantesca. Algunas misiones espaciales anteriores habían detectado indicios de la existencia de estos hilos magnéticos gigantes, pero recién ahora, gracias a Themis se pudo obtener una imagen tridimensional de su estructura.

“Los cinco satélites idénticos de la misión Themis permiten realizar observaciones desde cinco puntos distintos, y pudieron por primera vez capturar este fenómeno en todas sus dimensiones”, subrayó David Sibeck. "Themis encontró su primer hilo magnético el 20 de mayo pasado, su tamaño era gigantesco, más o menos equivalente al ancho del globo terrestre y situado a unos 70.000 kilómetros por encima de la Tierra en la región llamada la magnetopausa", agregó.

La magnetopausa es una zona del espacio que rodea a la tierra en la que el campo magnético del planeta es más débil, y la interacción con los vientos solares permiten la formación de estos hilos magnéticos. Si bien su duración es muy breve, permanecen estables unos minutos antes de deshacerse, proporcionando un conducto para la energía de los vientos solares.

Las energías en juego son enormes. Nada de lo que puede hacer el hombre se compara siquiera a la energía desplegada en esta región del espacio. Esto permite explicar los fenómenos observados por los satélites de Themis en marzo, cuando una serie de auroras boreales aparecieron sobre Canadá y Alaska. Estas auroras fueron especiales por que se desplazaban más rápido de lo que se creía posible hasta entonces.

"Estas tormentas magnéticas recorrieron el haz horario polar, unos 640 kilómetros, en 60 segundos", indicó Vassilis Angelopoulos, uno de los investigadores de la misión Themis. La energía liberada por esas auroras boreales, cuya duración fue de unas dos horas, equivale a unos 500 mil millones de Joules. Esto es equivalente a un terremotos sismo de 5,5 grados de magnitud en la escala de Richter.

"Creemos que toda esta energía proviene de las partículas de los vientos solares que circulan a lo largo de estos enormes hilos magnéticos y producen las auroras boreales", explicó David Sibeck.  La misión Themis permitirá conocer a fondo los mecanismos implicados en la generación de este fenómeno. Este conocimiento quizás nos permita algún día aprovechar estas esta energía para producir electricidad.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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