Lisandro Pardo
Los dispositivos vestibles están llevando su miniaturización al extremo, y en consecuencia, las interfaces tradicionales deben ser dejadas a un lado. La primera alternativa que nos viene a la mente es el control por voz, pero un grupo de investigadores estacionado en el MIT ha creado a NailO, un accesorio que convierte a la uña del dedo pulgar en un trackpad inalámbrico.
Los relojes inteligentes más importantes del mercado poseen pantallas táctiles que nos permiten controlarlos del mismo modo que a un smartphone. La diferencia está en que el propio formato físico del reloj nos habilita a ello, mientras que en el caso de otros dispositivos vestibles, puede que ni siquiera exista una pantalla. Con la ayuda de una aplicación compatible, cualquier smartphone tiene la capacidad de controlar a uno de estos dispositivos, sin embargo, la idea detrás de un dispositivo vestible es que deje nuestras manos libres. Si debemos sacar el teléfono para acceder a sus funciones, pierde el sentido por completo.
El proyecto NailO ha sido presentado como una posible solución a este dilema. Básicamente, lo que ha desarrollado el MIT aquí es un mini-trackpad que se coloca sobre la uña de nuestro pulgar. Controlar un puntero tal vez no sea muy práctico, pero no debemos olvidar que los trackpads han evolucionado a un punto tal que reconocen toda clase de gestos. El hecho de que vaya sobre la uña aporta una cuota extra de comodidad para el usuario, ya que no hay riesgo de irritación en la piel. Sus desarrolladores también están considerando el potencial estético de NailO. Al parecer, los patrones llamativos en uñas postizas son muy populares al este de Asia, y NailO podría dar lugar a cierta personalización.
De más está decirlo, NailO no sólo podría controlar dispositivos vestibles, sino también ordenadores convencionales, u otra clase de hardware en el hogar, asumiendo que aparezca un kit de desarrollo compatible. El próximo paso es la miniaturización del accesorio. Sensores capacitivos, una batería y al menos tres chips representan un desafío bastante grande, que no sólo necesita adaptarse a parámetros específicos de superficie, sino también de peso. Lo cierto es que los teclados, los ratones y las pantallas táctiles tienen décadas de actividad por delante, pero a medida que todo se vuelva más pequeño e inalámbrico, desarrollos al estilo de NailO ganarán mayor relevancia.
