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Proyecto de secundaria: Fotos desde el espacio

Por muy sencillo que parezca, elevar un globo lleno de helio a las capas altas de la atmósfera nunca fue una tarea fácil. Si a esto le añadimos el trabajo de obtener fotografías, comenzamos a imaginar algunos equipos costosos que permitan recuperar el material de trabajo y la documentación obtenida durante el experimento. Con muy poco dinero, compras hechas en páginas de subastas muy populares, abundante ingenio, creatividad, astucia y tan sólo 18 años de edad, dos alumnos de una escuela de aviación lograron mucho más que un proyecto de colegio secundario. 1418 fotografías obtenidas a más de 20 kilómetros de altura con elementos baratos y de uso cotidiano coronaron la graduación de estos jóvenes y flamantes pilotos.

Hasta el alumno universitario más astuto tendría serios problemas al intentar realizar el propósito que se impusieron Taylor Barrett y Alex Simkus: capturar imágenes de la Tierra desde 20 kilómetros de altura con un presupuesto mínimo. Estos dos jóvenes alumnos de la Aviation High School en Des Moines, Iowa, lograron elevar un globo de látex lleno de helio al que le sujetaron con firmeza una cámara digital de bajo costo y un localizador GPS para recuperar las fotografías donde quiera que el experimento pudiera regresar a Tierra firme. En total, lograron obtener 1418 fotografías en las que se puede apreciar el suave ascenso en globo y la vertiginosa caída del sistema fotográfico que capturaba en su derrotero paisajes soñados y escenarios sólo vistos por muy pocos elegidos.

Al llegar a una altitud de 100 mil pies, y luego del estallido del globo, claras imágenes de la curvatura azul de la Tierra le otorgaron una belleza única al material registrado por Barrett y Simkus quienes utilizaron sólo elementos de uso cotidiano para armar su estrategia. En eBay compraron un teléfono móvil Motorola i290 (que se convirtió en el GPS de la misión) y una Canon Powershot A470 (también usada) a la que modificaron para que sea capaz de tomar en forma automática una fotografía cada 10 segundos. A esto se le sumó un globo aerostático de látex y los contenedores de helio para llenarlo. Todo el equipo se completó con materiales que pudieron tomar de sus casas, como espuma de poliestireno, calentadores de manos para mantener la electrónica funcionando sin problemas a tan bajas temperaturas y las correspondientes baterías para el teléfono y la cámara. Gastos totales = poco más de 200 Euros (U$S 350).

Para llevar adelante este desafío, Barret y Simkus se inspiraron en una experiencia similar que habían realizado tres estudiantes del MIT en septiembre pasado. Los conocimientos de fotografía de Barrett, sumados a los intereses que siempre mostró Simkus hacia la ingeniería relacionada con el espacio, se conjugaron en un hecho que, como mencionamos en el sumario, puede parecer muy sencillo pero para nada lo es. Simkus y Barrett debían presentar los resultados del trabajo final de grado el viernes 21 de mayo del presente año. El 11 de mayo tuvieron un intento de lanzamiento fallido que debió ser abortado por los fuertes vientos que arrastraban el globo de manera paralela al suelo y le dificultaba elevarse con normalidad.

El miércoles 19 de mayo ambos jóvenes decidieron no asistir a clases y efectuar el lanzamiento aprovechando las condiciones climáticas favorables y los escasos vientos en la región. A las 2 A.M. Barrett y Simkus emprendieron el viaje de 4 horas hasta un descampado en las afueras de la ciudad (al este de Ellensburg) y cerca de las 6 de la mañana todo estaba listo para comenzar la experiencia. Mientras Barrett comenzaba a llenar el globo con helio, Simkus se aferraba a éste impidiendo que se elevara hacia el cielo hasta que alcanzó casi su misma altura. Él y sus fuerzas eran todo lo que sostenían al globo en Tierra. Una vez que todo estuvo controlado y en funcionamiento, Simkus soltó el globo y sus manos temblaban (según su testimonio), incluso después de que el globo había desaparecido. “Todo el tiempo, estuvimos muy nerviosos“, dijo Simkus. “Muchas cosas tenían que sumarse para que todo saliera bien“.

Siguieron el globo en directo a través de Internet hasta que aterrizó a las 10 horas, cerca de Jameson Lake, en el condado de Douglas, a unos 100 kilómetros al noroeste del sitio de lanzamiento. Utilizando un rastreador GPS prestado por un compañero de curso, Barrett condujo su Jeep hasta el lugar del descenso. En un determinado punto del recorrido tuvieron que abandonar la ruta y desviarse por un camino vecinal por más de un kilómetro para terminar cruzando a pie un campo hasta encontrarse con los restos de su experimento. Por supuesto, todos los elementos (la cámara, las baterías y el teléfono) estaban esparcidos en los alrededores, en un radio no muy lejano. “Fue un momento culminante que resumía una tonelada de sensaciones y expectativas largamente esperadas”, dijo Barrett. “Parecíamos niños de 4 años saltando y riendo de la emoción y alegría”, agregó.

Con los resultados de la experiencia entregados justo a tiempo, Simkus y Barrett obtendrán en estos días su título de graduación. Lo que sigue en la vida de estos sencillos jóvenes es una beca para Simkus que le permitirá asistir al Instituto de Webb, una universidad de ingeniería naval en Nueva York, mientras que Barrett será un estudiante más en el primer año de la Universidad Estatal de Washington.

Esta historia puede coincidir con tus sueños y deseos de alcanzar metas muy difíciles para muchos. Una vez más nos encontramos con jóvenes que con ingenio, habilidad y creatividad llegan tan alto como el cielo mismo. Vaya como ejemplo la tenacidad y el esfuerzo de Barrett y Simkus para ser imitados. Tus desarrollos y creaciones quizás mañana sean noticia en NeoTeo. Nunca dejes de trabajar, estudiar y soñar.

Escrito por Mario

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