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Historia de Betamax, a 37 años de un mal ejemplo

Quizás nunca has oído mencionar esta palabra, o quizás hayas visto a tus padres arrojar a la basura, junto a otros trastos viejos, una grabadora de video de formato Betamax. El 7 de Junio se cumplió un nuevo aniversario desde que Sony lanzó al mercado este formato de grabación de video en cinta. Luego de una disputa por el liderazgo de mercado con el formato VHS, una serie de pleitos legales que desgastaron su imagen y errores de gestión empresarial, que en la actualidad son objetos de un estudio al que se lo llama “El caso Betamax”, en 2002, Sony retiró del mercado su producto. Pero no creas que estos fueron los únicos contrincantes de una puja comercial, que hoy se mantiene vigente con el sistema Blu-ray. ¿Te interesa la rica historia de la grabación de video? Entonces, este artículo es para ti.

Entre las efemérides de estos días, mucha gente recordó el resonante caso Betamax que no era otra cosa que un sistema de grabación de video, muy similar al VHS y que durante su existencia se caracterizó por luchar dentro del mercado, para establecer el estándar de grabación en video en todo el mundo. Si se nos permite la metáfora, la mala gestión empresarial llevada adelante por Sony hizo que Betamax terminara sus días en 1988, “suicidándose” a los pies de VHS. Sin embargo, el comienzo de esta historia nace con la televisión misma. Por aquellos días, todos soñaban con guardar una imagen en movimiento y perpetuarla en el tiempo, del mismo modo que se hacía con la fotografía. La imagen en movimiento era el sinónimo de “vida”, de acción. Las personas que aparecían en las imágenes se perpetuaban en la historia, del mismo modo que se lograba en el cine, pero con la diferencia que el sistema podía ser más popular, doméstico, práctico y eficiente.

Los primeros intentos de alcanzar una grabación de video, en una cinta similar a la utilizada en las grabaciones de audio, resultaron ser un fracaso total. Recordemos que una señal de TV analógica comprende un espectro de frecuencias que llegan hasta 5 o 6Mhz (en los mejores casos de una señal cromática) y los mejores sistemas de grabación de audio de cinta abierta, jamás podían llegar a alcanzar semejante espectro con eficiencia. Además del tipo de material magnético empleado en la cinta, la velocidad longitudinal de la misma por sobre los “cabezales” estáticos de grabación-reproducción, eran los elementos claves para obtener las más altas respuestas de frecuencia y la mejor calidad de sonido en los primeros tiempos. Los tiempos del “carrete abierto”. Durante la década del 50 (en el siglo pasado), la expansión económica (y de consumo) de muchos países llegó en el mismo momento en que los televisores invadían los hogares. La necesidad de un sistema de grabación de video era imperiosa y el primer método efectivo llegó de la mano de la firma estadounidense Ampex.

AMPEX VRX-1000, la primer grabadora de video en cinta magnética (1956)

Esta empresa fue quién sentó las bases del sistema de cabezales móviles, dentro de un sistema giratorio, solidarios a un tambor que los portaba y los hacía desplazar a gran velocidad, al mismo tiempo que la cinta se desplazaba. Los cabezales “imprimían” la señal en forma transversal y la cinta (de 5 centímetros de ancho) se deslizaba en forma longitudinal. De este modo, la grabación de altas frecuencias era posible sobre un soporte magnético. A pesar de que el espectro logrado no alcanzaba a las más altas frecuencias, el sistema era apto para alcanzar una imagen satisfactoria en blanco y negro. El advenimiento del color a la televisión, significaría un reto muy grande para este tipo de grabadoras de video (aún de carrete abierto), que sólo se encontraban en los grandes y más importantes estudios de televisión. Un rollo de cinta para una máquina Ampex costaba (mejor dicho, “hoy costaría“) unos 1.500 (mil quinientos) Euros actuales y un equipo de grabación-reproducción, un valor cercano a 350.000 (trescientos cincuenta mil) Euros. Además, trabajaba en blanco y negro y era tan grande y pesada como un coche pequeño.

Al mismo tiempo, en Japón se estudiaba un método similar pero que tenía una gran ventaja por sobre el sistema de Ampex: la grabación se realizaba en forma helicoidal, es decir en la cinta, las “pistas” de información no quedaban a 90 grados de inclinación sino que levemente inclinadas respecto a la línea de traslación de la cinta. Este método ofrecía la mejora de grabar una línea de mayor “longitud” sobre la cinta, a la vez que incrementaba la velocidad relativa de lectura. Esto sería la velocidad de pasaje del cabezal móvil, sumado a la velocidad de traslación de la cinta, tal como vemos en la siguiente imagen.

El Concepto Ampex y la evolución a la grabación helicoidal

Ya en la década posterior, muchas compañías dedicadas al desarrollo electrónico comenzaron a asociarse entre sí y a trabajar duro (invirtiendo mucho dinero) en la búsqueda de un sistema que tuviera varias condiciones para poder llegar a las grandes masas: se tenía que lograr una grabación-reproducción en colores, debían bajar los enormes costos de cada aparato y había que encontrar la forma de almacenar la cinta en un soporte práctico y eficiente, como lo estaba demostrando el casete (cassette, cartridge o cartucho) de audio. En función a esto, Philips presenta en 1963 el formato Video2000 o VCC (Video Casete Compacto), que trabajaba con un cartucho de cinta reversible con posibilidad de grabar en ambos lados. Por su parte, la alemana Grundig también se lanzó a la caza del mercado con un sistema similar (2×4) y finalmente terminó asociándose con Philips para dar impulso al formato Video2000. En forma paralela, Sony y Matsushita (Panasonic) unían esfuerzos en trabajos para desarrollar y producir dispositivos de carrete abierto con cinta de sólo 2,5 centímetros, mucho más pequeños que sus antecesores, orientando su mercado a los “grandes clientes” que eran las cadenas de televisión, que no compraban estos elementos porque “podían” o “querían” sino porque sencillamente “los necesitaban” para su trabajo diario.

Philips y su formato Video2000. Todas funcionaban mejor, sin embargo, todas se rindieron a los pies de VHS

Recién en 1969, Sony presentó el formato “U-Matic” que constaba de un casete con cinta de 2 centímetros de ancho de dióxido de cromo, con grabación en formato helicoidal y que incorporaba la enorme ventaja del color. La época del blanco y negro quedaba atrás gracias a un sistema de separación de las señales de imagen y color, por métodos de grabación diferentes. El sistema estaba listo para ser comercializado al público en general, aunque aún su precio era prohibitivo, su tamaño poco práctico y la duración de una grabación duraba como máximo 22 minutos. Sin embargo, esta fue la plataforma de despegue hacia la evolución que desembocó en la creación durante 1970 del popular casete VHS creado por JVC con el respaldo de Matsushita (Panasonic) que salió al mercado a mediados de esa década.

Antes que el Betamax se instalara como amo y señor del mercado popular, JVC  lanza (sólo un año después) su sistema VHS. La diferencia notable que hubo desde un comienzo fue la duración de la cinta. Betamax ofrecía una hora de reproducción mientras que VHS duplicaba esa cantidad de tiempo, en los primeros modelos. Durante una década de consumismo salvaje, la batalla por los precios y las constantes mejoras que se le hacían a cada modelo nuevo que aparecía en el mercado, estos dos formatos borraron por completo a todos sus posibles competidores, existentes o con intenciones de salir a competir (Hasta Canon intentó un sistema que se conoció como CVC, Compact Video Cassette). El mercado era el mundo entero y los propietarios de las licencias o patentes eran solo dos: Una torta muy grande para repartir entre pocos. Las decisiones debían ser muy acertadas o la batalla estaría perdida ante el único competidor directo. Vale aclarar que no luchaban sólo por quedarse con las ventas sino que además, la puja era por imponer su formato ya que ambos eran incompatibles entre sí.

Cuenta la historia que Sony cometió el error de no ceder sus regalías en patentes a nadie e intentar dominar el mercado junto con Sanyo, su único aliado. Por el contrario, JVC decidió compartir su desarrollo con todo el mundo, es decir, comercializó y compartió las patentes para que cualquiera pudiera construir su diseño, sacrificando una gran parte de las ganancias, a pesar de que otros, podrían superarlos en ventas. Eso no importaba; lo que realmente interesaba era imponer el formato. Ya en 1984, VHS vendía tres veces más equipos que Betamax y contaba con más de 40 fabricantes, líderes en el mundo, que apoyaban este producto contra una pequeña docena que comercializaba el desarrollo de Sony, que comenzó a compartir su desarrollo cuando ya era demasiado tarde. El colmo de la situación (siempre hay un colmo) sucedió en 1988 cuando Sony comenzó a fabricar y comercializar equipos VHS. Para ese entonces, Sony había perdido la batalla de los formatos y había orientado sus intereses hacia el formato Betacam que incorporaba a profesionales del área y como siempre, a los grandes centros de televisión y cine del mundo. Recordemos también que por aquellos años ya estaba trabajando en conjunto (desde hacía tiempo) con Philips en el estándar del disco compacto (CD) que luego derivó en el DVD y el Blu-ray que hoy llenan nuestros hogares con entretenimiento multimedia.

Este recuerdo entonces, intenta llegar más allá que una simple efeméride. Todos los días nos llenamos la boca y tapizamos la web con textos que hablan de código abierto, de software libre, de hardware libre y de la “popularización” del conocimiento, tal como hacemos aquí, en NeoTeo. Mucha gente alrededor del mundo toma a este caso (el de Betamax) como un emblema acerca de cómo “NO” se deben hacer las cosas en el mundo de los negocios y de la forma en que se debe actuar con el conocimiento compartido. Muchas empresas toman sus emprendimientos observando no caer “en un nuevo Betamax”, ya que el ejemplo conmocionó a muchas áreas de la industria electrónica. Sin ir muy lejos de nuestras narices, el enano verde y la manzana están en un proceso que rememora la batalla de dimensiones épicas que desataron VHS y Betamax. La gente como tú, como yo, como todos los que hacemos y leemos NeoTeo, somos los que decidimos a diario donde estará el próximo Betamax de la historia.

Escrito por Mario

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