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Ciencia vs. Pseudociencia

Existen varias disciplinas que son consideradas por mucha gente como “científicas”, cuando en realidad no lo son. La mayoría de las veces, solo se trata de oportunistas o estafadores.La consultora Gallup realizó un estudio sobre una muestra de 1.236 adultos de Estados Unidos, que arrojó los siguientes resultados:

• Uno de cada cuatro cree en los fantasmas.
• Uno de cada cuatro cree haberse comunicado con otras personas mediante algún tipo de experiencia extrasensoria.
• Uno de cada seis cree haberse comunicado con alguien fallecido.
• Más de la mitad cree en el demonio y uno de cada diez asegura haber hablado con él.
• Uno de cada siete cree haber visto un OVNI.
• Tres de cada cuatro leen con regularidad el horóscopo y uno de ellos actúa en concordancia con sus predicciones.

Todos los ítems mencionados más arriba corresponden a las denominadas “pseudociencias”. Pero, ¿qué es una pseudociencia?

¿Qué es una pseudociencia?

Según Mario Bunge, pensador argentino radicado en Canadá, (Doctor en Ciencias Fisicomatemáticas, posee diez doctorados honoris causa y tres profesorados honorarios), “Una pseudociencia es un montón de hipótesis que se venden como ciencia. Ejemplos sobran: alquimia, astrología, caracterología, comunismo científico, iridiología, creacionismo científico, grafología, ovnilogía, parapsicología y psicoanálisis.

Por lo general, la gente tiende a confundir algunas pseudociencias con disciplinas científicas. Un caso muy común es creer que un astrónomo o un astrólogo son la misma cosa. No señora: Los astrónomos son científicos que estudian el universo y los objetos dentro de él. Los astrólogos estudian la manera de quedarse con su dinero. Si no me cree, fíjese:

Ejemplos de pseudociencias

Básicamente, la astrología nos viene a decir que la posición aparente del Sol y de los planetas sobre el fondo de las constelaciones en el momento de nuestro nacimiento condiciona nuestra personalidad, carácter y destino (¡nada más ni nada menos!). Pero… ¿Cómo sería posible dicha influencia? ¿Existe alguna fuerza capaz de afectarnos desde los planetas? Las respuesta es si: hay cuatro (Interacción Nuclear Fuerte, Interacción Electromagnética, Interacción Nuclear Débil e Interacción Gravitatoria). De las cuatro, solo dos son interacciones de largo alcance y podrían ejercer alguna influencia.

Supongamos que cuando nací, la Luna y Júpiter estaban bien altos en el cielo. ¿Podría su luz haber influido sobre mi destino? Difícilmente. Dejando de lado el hecho de que su luz no era visible desde la sala de parto la luz artificial de la sala sería mucho más intensa.

La otra fuerza es la gravedad. El argumento es que “la Luna influye sobre la Tierra. Por ejemplo, las mareas por la atracción lunar”. Bien, eso es correcto, pero lamentablemente si hacemos cuentas, ese argumento se derrumba. La atracción gravitatoria entre dos cuerpos es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cubo de sus distancias. Si aplicamos este concepto a la interacción “Luna-Niño recién nacido” y “Médico-Niño recién nacido” obtenemos que la fuerza involucrada en el segundo caso es 200000 veces superior a la involucrada en el primer caso. Y ni hablar de los efectos de los planetas o las estrellas, miles de veces más débiles. Se puede decir que desde el punto de vista astrológico, es más importante si el medico que atiende el parto es gordito o más bien delgado. Así que ya sabe: si en su carta natal no figura el tamaño de la partera, la están estafando (y si figura…. ¡también!)

Cómo reconocer a una pseudociencia

La forma de reconocer una pseudociencia es relativamente simple. En general, posee una o más de las características siguientes:

– Invoca entes inmateriales o sobrenaturales inaccesibles al examen empírico (fuerza vital, alma, superego, destino, etc.)
– Es crédula: no somete sus especulaciones a prueba alguna. (Por si no lo has notado, les contamos que no hay laboratorios homeopáticos ni astrológicos)
– Es dogmática: no cambia sus principios cuando estos fallan, ni como resultado de nuevos hallazgos.
– Rechaza la crítica, alegando que es ella motivada por la ignorancia o por resistencia psicológica
– Sus principios son incompatibles con algunos de los principios más seguros de la ciencia. Por ejemplo, la telequinesia contradice el principio de conservación de la energía.
– Es fácil: no requiere un largo aprendizaje.

Hasta ahora hemos mencionado varias veces a la astrología, pero por supuesto, no es la única pseudociencia. Existen cientos de personajes dando vueltas por los canales de televisión, Internet, y demás medios, pregonando “ciencias” de lo más descabelladas.

Por ejemplo, la investigación espiritista, o parapsicología, se centra en la investigación de fenómenos paranormales, que postula la existencia de la telepatía, la clarividencia, la precognición y la telequinesia, manifestaciones todas de una presunta capacidad extrasensoria, que de ser verídicas tendrían el potencial de cambiar el mundo tal como lo conocemos, pero que lamentablemente jamás se ha podido presentar un solo caso verdadero (aunque varios han vivido de los dividendos obtenidos con estas “consultas parasicológicas).

También es frecuente encontrar artículos sobre “Creacionismo científico”. Pretende que las especies han sido creadas y no han surgido por evolución, apoyados en una interpretación literal de la Biblia y en una manipulación poco seria de los hechos, que por ejemplo, adjudican a la tierra una antigüedad de solo 4000 años, ignorando prácticamente toda la geología, paleontología, etc.

Existen varias razones por las cuales es importante estudiar las pseudociencias. De hecho, como leíamos al principio, su popularidad entre las masas es muy alta. Los niveles de venta en los libros de temas pseudocientíficos son altos. De hecho, las secciones de ciencia en muchas librerías son reemplazadas por libros de pseudociencia.

Esta popularidad ha propiciado que la pseudociencia se haya convertido en un negocio multimillonario que explota la credulidad del público y que goza de las simpatías de los medios de comunicación.

Los daños de las pseudociencias

Algunos críticos de las  pseudociencias la consideran como pasatiempos inofensivos. Otros, como Richard Dawkins, Carl Sagan y el mismo Mario Bunge, afirman que son dañinas, causen o no daños inmediatos a sus seguidores.

Para estos científicos, la pseudociencia peligrosa de muchas maneras. Estimula la mentalidad de “algo a cambio de nada” o la creencia de que algo puede llegar a ser cierto si creemos y sentimos intensamente que es cierto; que hay respuestas fáciles a problemas serios y que el pensamiento positivo puede sustituir el trabajo duro lo que genera falsas esperanzas y expectativas irreales.

El daño personal que puede producir la aceptación de tesis pseudocientíficas se puede ver claramente con las curaciones por fe y la cirugía psíquica. La gente consulta a estos charlatanes de feria y a menudo salen convencidos erróneamente de que han sido curados. Esto los puede llevar a no buscar ayuda médica verdadera, y cuando se percatan que no han sido curados posiblemente su condición es médicamente irreversible.

Hay muchos ejemplos más del peligro de tomar como verdad las pseudociencias. La creencia en las brujas con poderes psíquicos diabólicos llevó a la cacería de brujas desde mediados del siglo 14 hasta el principio del siglo 18 en Europa. La supuesta supremacía racial aria sirvió de soporte intelectual al horror nazi. Ambas tesis fueron y son incompatibles con un pensamiento científico.

Por supuesto no toda pseudociencia tiene un potencial dañino tan alto. Pero si la gente se acostumbra a aceptar razonamientos falsos y evidencias cuestionables de las pseudociencias relativamente benignas, les será más fácil aceptar el mismo tipo de evidencia y razonamiento cuando se presenta en apoyo de pseudociencias más dañinas.

Escrito por Ariel Palazzesi

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