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Cormorant: el primer avión submarino será de EE.UU.

Se trata de un avión autónomo e invisible a los radares (“stealth”), equipado solamente con armamento de corto alcance y dispositivos de observación y vigilancia. La novedad es que podrá “despegar” desde algunos submarinos gigantes de la clase "Ohio", de la misma forma que se lanzan los misiles intercontinentales de la clase Trident.

La carrera armamentista, a pesar de que se sabe perfectamente que nunca tendrá un ganador, sigue con su marcha implacable. Los Estados Unidos, aprovechando material “de rezago” de la Guerra Fría, ha encargado al contratista Lockheed Martin un nuevo tipo de avión no tripulado, llamado Cormorant.

Este avión, de pequeño tamaño, viajará en los tubos de los misiles de los numerosos submarinos que posee ese país. En el momento que sus servicios sean requeridos, un brazo robótico los acercará a la superficie del agua, para que puedan despegar. Sus funciones incluyen tareas de espionaje, ataques a pequeña escala y transporte de armas o equipamiento destinado a labores de salvamento. Algunos de sus subsistemas ya se encuentran en la fase de pruebas.

Lockheed Martin, la empresa contratista dedicada a la fabricación de motores de aviones, naves espaciales y equipos electrónicos, ha sido durante décadas  la pionera en la fabricación de aeronaves para el gobierno de EE.UU., uno de sus principales clientes.

Cormorant, el nombre elegido para el proyecto (en castellano, cormorán), refiere a un ave de mar que puede zambullirse para buscar sus presas. Parece bastante apropiado para un avión que comenzará y terminará sus misiones a 50 metros debajo de la superficie del agua.

De las especificaciones del Cormorant solo se sabe que será un avión a reacción, autónomo e invisible a los radares, capaz de transportar armamento liviano y que estará dotado de equipos de observación y vigilancia. Su rango de operación no será demasiado extenso, por lo que básicamente se lo empleará en tareas de espionaje o destrucción de objetivos cercanos a las costas. Así y todo, se espera que pueda alejarse hasta 800 kilómetros del submarino que lo lanzó.

El Cormorant ha sido diseñado especialmente para ser lanzado desde los tubos de los misiles Trident, ya que este tipo de vector ha perdido su razón de ser con el fin de la guerra fría. Esto introdujo algunas complicaciones en el diseño del avión, ya que los tubos en cuestión tienen solo dos metros de diámetro. Además, el Cormorant debe soportar la presión de 45 metros de agua y mantener su peso lo suficientemente bajo para poder volar.

A pesar de todo esto, el avión pesará unos 4000 kilogramos, y sus alas se asemejarán a las de las gaviotas. Serán articuladas y flexibles, para permitirles entrar en los tubos de los misiles. El material elegido para el Cormorant es el titanio, por sus cualidades especiales frente a la corrosión. Para soportar la presión, todos los huecos del avión serán rellenados con espuma plástica y gas inerte.

El lanzamiento y la recuperación del Cormorant serán bastante problemáticos. DARPA utilizará una especie de brazo robótico para lanzarlo mientras  el submarino se mantiene bajo el agua. Al regresar, otro vehículo robótico subacuático se encargará de devolverlo a su sitio, para evitar que el submarino tenga que emerger y delatar su posición.

Resulta evidente que DARPA dispone de recursos más que abundantes, y puede permitirse el desarrollo de estas verdaderas maravillas de la ingeniería. Pero también, como hemos mencionado alguna vez, resulta lamentable ver la cantidad de dinero que se dedica a la construcción de este tipo de vehículos, que solo pueden emplearse para sembrar la destrucción.

Escrito por Ariel Palazzesi

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