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Experimentos secretos con radiación en humanos.

Documentos oficiales entregados a una publicación revelan que voluntarios bebieron e inhalaron material radioactivo, para determinar los riesgos de este tipo de contaminación en humanos.Varias docenas de personas bebieron, inhalaron o fueron inyectadas con radiactividad como parte de una serie de experimentos secretos realizados por la industria nuclear en los años 60, según algunos documentos oficiales entregados al Sunday Herald. Las pruebas, que exponían a seres humanos al cesio, al yodo, al estroncio y al uranio radiactivos fueron realizadas a pesar de dudas existentes sobre sus implicaciones legales y éticas.

Se habría considerado incluso el inyectar plutonio en algunas personas, para ayudar a determinar riesgos de la contaminación. Esta nueva evidencia podía formar la parte de la investigación que el gobierno británico esta llevando a cabo sobre otro caso, en que muestra de tejido se habrían tomado de cuerpos de trabajadores nucleares muertos sin el consentimiento de parientes.

Estas muestras de órganos y huesos fueron tomados de 65 trabajadores difuntos en Sellafield y otras centrales nucleares entre 1962 y 1991. Fueron estudiados para determinar de qué manera afectaba a su salud la exposición a la contaminación radiactiva. Ahora, otros documentos del archivo nacional, en Londres, arrojan luz sobre escándalos que implican a la industria nuclear. Una nota de la autoridad británica de la energía atómica (UKAEA) resumió en agosto de 1965 una serie de “experimentos que implicaban la exposición de voluntarios a la radiación”. Puede leerse que “10 voluntarios de Harwell (en Oxfordshire) bebieron un líquido que contenía cesio-132 y cesio -134 en noviembre de 1962. Dos voluntarios de Sellafield también ingirieron un poco de estroncio 90 para investigar la absorción por el intestino”. Otros 18 voluntarios 1964 respiraron en un vapor de iodo-132 para probar su retención en la glándula tiroides.”

Si alguien hubiese enfermado como consecuencia de estas practicas, podría haber demandado al gobierno. Una nota menciona las preocupaciones morales y prácticas debidas a dos pruebas con uranio previstas para 1968 en la central nuclear de Springfield cerca de Preston. Otra se refiere a los experimentos altamente polémicos de 1962 en los E.E.U.U., en los que se inyectaron a convictos mayores y enfermos con plutonio. Incluso, se sugirió realizar un experimento similar en Inglaterra, mencionando candidatos potenciales “a vieja gente”.

El investigador y el consultor nuclear que descubrió los documentos, el Dr. David Lowry, ha ofrecido someter su evidencia a la investigación correspondiente. “Las revelaciones pusieron un signo de interrogación enorme sobre estos temas”.

Lowry, co-autor de un libro de próxima aparición sobre energía atómica, se refiere particularmente al caso en que un portavoz de UKAEA confirmó que uno de los experimentos se había realizado, pero que todos los voluntarios eran miembros del personal que habían dado su consentimiento. Los protocolos médicos apropiados de la época habrían sido respetados. “La necesidad de desarrollar la energía atómica y las armas nucleares eran una justificación adecuada para exponer a trabajadores”, según notas fechadas en 1963.

Escrito por Ariel Palazzesi

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