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Ferrofluidos: Cómo hacer limo magnético

El fin de semana se encuentra a la vuelta de la esquina, y para todos aquellos que buscan ocupar su tiempo en un proyecto diferente o alejar sus mentes del tedio asociado a la rutina, tenemos algo especial: Cómo hacer un ferrofluido. Los ingredientes son bastante seguros, relativamente sencillos de obtener, y fáciles de combinar, aunque estoy seguro que más de una madre nos querrá perseguir con una escoba cuando los más pequeños tengan una bola gigante de moco mezclada con imanes en la mesa del comedor…

Los vimos como expresión artística, como alternativas en la limpieza de derrames de petróleo, e incluso como herramientas de publicidad, pero una cosa es segura: Los ferrofluidos forman parte de un grupo muy sencillo de experimentos que se pueden llevar a cabo en casa, ideales para atraer a los más pequeños en la ciencia, o al menos, para demostrar algo más complejo que baterías improvisadas a partir de limones (Cave Johnson envía saludos). Entonces… ¿cómo hacemos un ferrofluido? Por suerte, YouTube tiene cubierto ese aspecto, pero la enorme flexibilidad en las recetas es un poco intimidante. Aún así, el canal DaveHax publicó una de las combinaciones más sencillas, y probablemente más seguras:

 

La historia comienza con cola vinílica. Sí, la misma que utilizábamos en la escuela primaria. En el vídeo la vemos de color blanco, aunque en lo personal no creo que haya ninguna restricción sobre usar pegamento de un color diferente. En otro recipiente, creamos una solución de bórax. El vídeo no da detalles específicos sobre la relación, pero basta con disolver una cucharada completa de esta sal en agua. El bórax puede ser adquirido por separado, sin embargo, si este paso se complica tal vez lo encuentres como uno de los ingredientes principales en un amplio rango de detergentes y aditivos para el lavado de ropa. Mezclamos el bórax con la cola vinílica lentamente, añadiendo un poco cada vez, y batiendo con una cuchara. Así llegaremos a un punto en el que la cola se transforma en una bola de limo, a la que podemos amasar y aplastar sin que se pegue (del todo) en nuestras manos.

Imagino que para más de un niño sería suficiente ver a ese moco gigante hecho de pegamento, pero el último paso es sumar limaduras de hierro (no servirían si fuese más líquido, en ese caso, el polvo de ferrita es una buena opción), y asegurarse de que queden bien mezcladas. Un simple imán hará que nuestro flamante ferrofluido reaccione, pero la experiencia será mucho mejor con un imán de neodimio. En resumen: Pegamento, agua, bórax, limaduras de hierro, muchas ganas de batir, y por qué no un viejo disco duro para desarmar (!) es todo lo que se necesita. Última sugerencia: No lo guardes por mucho tiempo. El hierro se oxidará antes de lo que crees.

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Escrito por Lisandro Pardo

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