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Freedom Driver: Un corazón artificial portátil

Las enfermedades del corazón tienen a cientos de pacientes encerrados en hospitales esperando la posibilidad de un transplante. Pero para quienes aún están esperando, viviendo con un corazón artificial, no tienen otra opción más que esperar dentro de esas cuatro paredes. Todos, excepto Charles Okeke, quien tuvo la posibilidad de probar uno de los nuevos dispositivos portátiles que mantienen el corazón artificial latiendo y permiten llevarlo en una mochila. Según los doctores, en caso de no encontrar un transplante, podría vivir indefinidamente con el Freedom Driver.

El corazón de Charles Okeke quedó destruido cuando tenía 30 años, producto de un cóagulo sanguíneo. Inmediatamente, le hicieron un transplante de corazón, lo que le permitió llevar una vida normal por 10 años. Pero en 2008, su cuerpo finalmente rechazó el órgano y fue imposible conseguir otro corazón. De allí en más, pasó dos años de su vida encerrado en un hospital, conectado a una máquina de casi 200 kilogramos.

Ahora, Okeke tiene un corazón artificial completo y le quitaron los dos ventrículos y cuatro válvulas, luego le cosieron tubos conectores que bombean la sangre como un corazón normal. Dos años debió pasar conectado a una máquina que no le permitía abandonar el hospital, pero su vida cambió cuando la FDA (Food and Drug Administration) aprobó el primer dispositivo del tamaño de una mochila capaz de bombear el corazón. El Freedom Driver corre a baterías, pesa seis kilos y es capaz de proveer energía para todas las funciones del corazón artificial.

Luego del cambio, todavía quedaban algunas dudas sobre si el pequeño dispositivo iba a ser capaz de generar suficiente energía para que el hígado y los riñones puedan funcionar correctamente. Varias semanas de ajustes y pruebas, finalmente pudo salir del hospital y recuperar su libertad. Actualmente puede usar el dispositivo hasta que puedan encontrar un nuevo transplante, pero los doctores están confiados de que en caso de que no sea posible, Okeke pueda vivir con el Freedom Driver de forma definitiva.

El avance de la tencnología permitió hacer que los sensores sean mucho más pequeños que antes, de modo que pueden insetarse en dispositivos de mucho menor tamaño. Y con un peso de seis kilos, no es tan dificil de llevar de un lado para el otro en una mochila. Ahora, el Freedom Driver es tan importante como cualquier otro organo en el cuerpo de Okeke y debe ser tratado como tal, pero le da la libertad necesaria para estar junto a su familia.

Por supuesto, estamos hablando de algo revolucionario y tecnología de punta, por ende, cuesta mucho dinero. Solo el corazón artificial sale US$125,000, pero también hay costo de mantenimiento anual, que llega a los US$18,000. Por supuesto, en caso de tener el dinero, no se le puede poner precio a pasar de vivir en un hospital conectado a una máquina, a poder volver a casa, junto a su familia y tener la posibilidad de vivir una vida normal.

Escrito por Tomás Garcia

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