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Helicópteros robóticos: trabajo en equipo

Todos conocemos los helicópteros robóticos de cuatro hélices -a menudo llamados “cuadrópteros” – y sabemos de qué son capaces. A mitad de camino entre un juguete caro y una herramienta tan útil como una navaja suiza, estos engendros endiablados han sido programados por los investigadores de la Universidad de Pennsylvania para volar en formación, multiplicando sus posibilidades. Te mostramos un par de vídeos que te harán alucinar.

Si no fuese porque cuestan un ojo de la cara, todos tendríamos media docena de “cuadrópteros” robóticos en casa. Los helicópteros convencionales utilizan una hélice principal (la que va encima del aparato) para sostenerse en el aire, y una secundaria, más pequeña, montada en la cola, que le permite controlar la dirección. En los cuadrópteros no existe la hélice encargada de controlar la dirección, pero hay cuatro de las otras, cada una con su propio motor. Variando la velocidad de cada motor, la inclinación y el “paso” (el ángulo de sus palas) de cada hélice, se puede controlar tanto la altura como la dirección y la velocidad del aparato. Con el control adecuado, estos helicópteros robóticos son capaces de realizar cualquier acrobacia. Los investigadores de la Universidad de Pennsylvania se encuentran entre los más avezados pilotos, algo que queda perfectamente claro en el vídeo siguiente.

Si fuesen capaces de levantar un par de kilogramos o poco más, podrían utilizarse para transportar suministros médicos o alimentos a personas que han quedado atrapadas, entre otras tareas. Pero lamentablemente el pequeño tamaño de estos aparatos no le permiten levantar pesos superiores a unos pocos centenares de gramos. ¿Cómo solucionar este problema? Muy fácil: utilizando varios cuadrópteros volando en formación. Pero si mantener en un vuelo nivelado y recto a uno de estos aparatos requiere de una sincronización perfecta entre los parámetros de sus cuatro hélices, mantener un grupo de ellos en formación sin que se hagan pedazos entre sí es un problema mucho más complejo. Los investigadores han resuelto el inconveniente utilizando un bastidor rígido -un simple trozo de madera, en realidad- para mantener cada cuadróptero en su lugar, mientras que el “piloto” se encarga de mover el grupo de aeronaves en la dirección adecuada.

De esta forma, se pueden levantar pesos bastante más considerables. No sería extraño que en un futuro cercano veamos estos aparatos dotados de cámaras de vídeo realizando tareas de vigilancia o reemplazando a los camarógrafos de carne y hueso en tareas de riesgo o en sitios inaccesibles. ¿Qué te parece?

Escrito por Ariel Palazzesi

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