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Human Touch: Sensor para darle tacto a los robots

Tacto robótico

Tacto robótico

Los proyectos que se han unificado en información en relación al avance del tacto robótico son muchos y por fin han dado con una forma de conseguirlo que ha dejado satisfechos a muchos investigadores de diferentes instituciones. A través de un sensor, los investigadores han dado con un prototipo de tacto humano para robots que puede detectar la presión, la temperatura y la humedad con más precisión que los actuales modelos.

Los robots no parecen humanos todavía, aunque algunos se le acercan bastante, como ayer relatábamos. Las extremidades de los mismos están a prueba y bajo constante trabajo para lograr que alcancen un nivel de complejidad de movimiento que permita realizar pruebas que hasta hoy creímos sólo posibles para los que estamos dotados de vida. Así como por el momento pueden hablar, ver, recordar y hasta pensar, con las limitaciones obvias, pronto podrán obtener el “toque humano“.

El sensor es “un gran paso hacia la imitación de las funciones de detección de la piel humana”,

dijo el autor del estudio Hossam Haick, profesor de ingeniería química y la nanotecnología en el Instituto Technion-Israel de Tecnología en Haifa. En esos lares, se construyó el dispositivo cuya capacidad de detección es aproximadamente 10 veces más cercana a  la real, la de nuestra piel humana. Esto es comparativamente con otros prototipos y modelos anteriormente presentados dentro de la comunidad científica y la disciplina que engloba a la robótica. Para crearlo, los científicos tuvieron que integrar nanopartículas de oro cubiertas con moléculas de conexión orgánica, llamadas “ligandos” a una superficie de un plástico que normalmente se utiliza en la fabricación de botellas de agua. De esta manera, el sistema tiene una disposición similar a la de algunas flores, con una capa de oro haciendo de centro y los ligandos formando pétalos.

Funciona afectando la conductividad eléctrica del compuesto y gracias a ello pudiendo determinar cuánta presión se ha puesto sobre el sensor. 

La forma de funcionamiento remite a que cuando el plástico es presionado, las nanopartículas cambian y las distancias entre ellas también. Este efecto tiene consecuencias sobre cómo es que los electrones pasan rápidamente entre las partículas, alterando las características eléctricas del sensor. Es decir, funciona afectando la conductividad eléctrica del compuesto y gracias a ello pudiendo determinar cuánta presión se ha puesto sobre el sensor. El proceso se completa con hardware y software de alta calidad, que mide en tiempo real las distancias entre las nanopartículas y devuelve valores aproximados de temperatura, humedad y presión. Otra parte del estudio indicó que este sensor para darle tacto a los robots podía integrarse fácilmente a ellos, pero que además también sería flexible en su nivel de sensibilidad ya que se podría controlar haciendo más fino o más grueso el material del compuesto principal.

Huelga decir que aunque los avances son considerables, para que los robots tengan un tacto humano todavía falta el papel que juega el cerebro, conectando el sensor al sistema nervioso humano o a una réplica robótica del mismo. Por supuesto, todavía estamos muy lejos de tener esta tecnología.

Escrito por Nico Varonas

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