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Impresora de comida (CCSL)

En los últimos años hemos visto impresoras capaces de imprimir prácticamente cualquier cosa. Desde baterías ultra delgadas a órganos de repuesto, pasando por pantallas OLED, parece que todo puede ser impreso. Pero lo último en esta tendencia parece ser el invento del Laboratorio de Síntesis Computacional de la Universidad de Cornell (CCSL), una máquina capaz de “imprimir” galletas y bocados basados en carne de pavo. ¿Entramos en la Era de las impresoras de comida?

No es la primera vez que se menciona la posibilidad de construir una máquina capaz de “imprimir” comida. No hace mucho, el MIT presentó un concepto llamado “Cornocupia” que, de haber sido construido, hubiese sido capaz de crear platos fríos o calientes a partir de una serie de ingredientes básicos contenidos en una especie de “cartuchos” intercambiables. Pero a pesar de que se ha tenido éxito a la hora de crear dispositivos capaces de imprimir objetos en 3Dincluso se las puede construir en casa– o pantallas OLED, lo cierto es que el tema de los alimentos es lo suficientemente complejo como para que la aparición de una impresora capaz de lograr semejante haya demorado bastante tiempo en estar disponible.

Pero luego de muchos meses de ensayos y pruebas, un equipo de científicos del Laboratorio de Síntesis Computacional de la Universidad de Cornell (CCSL, por sus siglas en inglés) han logrado poner a punto el primer prototipo funcional de una impresora de comida, que por el momento imprime galletas y un plato a base de carne de pavo. El sistema utilizado no difiere demasiado del que se emplea en una tradicional impresora de inyección de tinta: una serie de contenedores especiales -no demasiado diferentes a una jeringuilla- rocían diferentes ingredientes básicos, con los que se construye capa a capa el plato deseado.

Obviamente, el sistema tiene sus limitaciones, ya que solo se pueden elaborar algunos platos muy específicos, debido a que no todos los ingredientes utilizados por un cocinero profesional pueden ser metidos en un tubo y utilizados por esta impresora. Sin embargo, el artefacto ha demostrado ser lo suficientemente flexible como para permitirnos soñar con un futuro en el que podamos elaborar nuestro plato favorito simplemente seleccionándolo de una lista y enviándolo a la cola de impresión.

Una vez que la impresora ha terminado su trabajo, el plato puede enviarse al horno para su cocción. En efecto, por ahora el dispositivo del CCSL no puede llevar a cabo por las suyas esta ultima etapa -indispensable en la elaboración de un plato- pero descartamos que pronto se adosará algo parecido a un horno automático que se encargue de entregarnos las galletas recién horneadas. Por lo pronto, el invento es capaz de lograr platos con formas y texturas que resultan bastante complejas de lograr “a mano”. Al ir depositando los ingredientes capa sobre capa, este invento puede elaborar complejas estructuras que un cocinero, por más experiencia que tenga, difícilmente pueda lograr.

Con el software adecuado, algo así como un “ChefCAD”, se podrían hacer bizcochos, galletas o tortas con cualquier forma que la imaginación del consumidor pueda concebir, y repetirlas las veces que sea necesario. Es más, si se popularizan estos aparatos, no es difícil imaginar un foro o tienda en la que se compartan o vendan recetas en forma de ficheros “ChefCAD compatibles”. Estamos a un paso de que la “receta secreta de la abuela” pueda ser enviada por email, o compartida via Tweeter o Facebook. ¿No es increíble?

Escrito por Ariel Palazzesi

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