Menu
in

Ingeniería genética para obtener biocombustibles

Sí, todos sabemos que un árbol cualquiera puede utilizarse como combustible simplemente quemándolo. Pero lo que están buscando los científicos es la forma de convertir más fácil y eficientemente la madera en combustible liquido, para que pueda reemplazar el uso de los derivados del petróleo en nuestros coches. La ingeniería genética puede tener la respuesta.

En la actualidad hay un muy profundo e interesante debate acerca de las ventajas y desventajas de los biocombustibles. Algunos sostienen la postura de que pueden ser la vía de escape a la dependencia del cada vez mas escaso y caro petróleo, y otros ven en ellos una amenaza directa a la producción de alimentos.

Soja, fuente de biocombustibles.

Esto se debe, en buena medida, a que la mayoría de los biocombustibles se elaboran a partir de vegetales que pueden ser consumidos por los humanos o sus animales de granja, como son la soja o el maíz. En realidad, no tiene demasiado sentido utilizar alimentos para impulsar un coche cuando en alguna parte del mundo hay personas que se mueren de hambre.

Las termitas pueden tener la clave.

Sin embargo, los biocombustibles pueden fabricarse a partir de otros vegetales (tradicionalmente) no comestibles, como las algas. Y si el proyecto que tiene en mente Eddy Rubin, director del Departamento de Energia del Joint Genome Institute (DOE JGI), en California, prospera, también será posible cultivar árboles que prácticamente se conviertan solos en combustible. La clave está, por supuesto, en la ingeniería genética.

Rubin está trabajando en una variedad de hongos que tienen la propiedad de descomponer la madera. Pero los estudios más prometedores provienen de otra dirección: también las termitas podrían ayudar a lograr este objetivo, ya que estos insectos, como es lógico, descomponen la madera luego de tragarla. Ya se ha secuenciado el ADN de los microbios que se encuentran en sus estómagos, y los científicos creen que estos diminutos seres pueden tener la llave que termine con nuestra dependencia del petróleo.

El petróleo se termina.

Efectivamente, esta variedad de insectos puede ayudar a solucionar el problema energético, proporcionándonos un sistema de combustibles renovables. Por supuesto, un biocombustible simplemente evita el problema que se deriva de la escasez de combustibles fósiles y de su alto costo, pero no el de la contaminación ambiental, ya que siguen desprendiendo humos nocivos para el planeta.

Dentro de las termitas ocurre un complicado proceso, del que los microbios son los principales protagonistas. Según Rubin, estos bichitos “son auténticos biorreactores móviles en miniatura”. Como ocurre en muchos animales, el estómago de las termitas no es capaz de digerir la celulosa de la madera por sí solo, pero logran degradarla gracias a unas enzimas que provienen de estos microbios.

Una enzima para la producción de biodiesel

El paso siguiente consiste en averiguar exactamente cómo se lleva a cabo el proceso completo, para luego sintetizar estas enzimas y eventualmente modificarlas para introducir mejoras que aceleren el proceso de producción de biodiesel.

Sabemos que lograr adaptar estos resultados científicos a un sistema industrial para que pueda ser útil es un objetivo que aún está muy lejos”, reconoce el propio Rubin. Pero sin duda, llegará el día en que dispongamos de especies de árboles concebidos en laboratorio para hacer más fácil su transformación en biocombustibles.

Escrito por Ariel Palazzesi

Leave a Reply