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Nanocirugía

Pocas décadas atrás, necesitar cualquier tipo de cirugía era el equivalente a participar de una partida de “ruleta rusa” con cinco balas en el tambor: no existían los antibióticos, la anestesia consistía en un trago fuerte, y el quirófano a menudo era el sillón del barbero del pueblo. Salir vivo de una operación efectuada en esas condiciones era prácticamente un milagro.

Pero la tecnología fue aportando un granito de arena tras otro, y hoy día disponemos de diferentes antibióticos para tratar las infecciones, anestésicos que prácticamente no tienen efectos colaterales, instrumentos de análisis y supervisión que brindan al cirujano información sobre el paciente en tiempo real, y conocemos el funcionamiento de los virus y el papel que cumple el genoma en nuestra salud.

Sin embargo, todo esto no basta para evitar que algunas enfermedades y patologías sigan cobrando millones de vidas. Afortunadamente, la nanocirugía puede ser la herramienta destinada a dar el golpe final, permitiéndonos vivir más años. Como toda palabra que tenga el prefijo “nano”, la nanocirugía se refiere a la cirugía en escala muy pequeña. En lugar de aplicarse sobre un órgano o miembro, esta nueva disciplina se encarga del tratamiento a nivel celular.

Una célula es como un universo con componentes a escala nanométrica. Para poder estudiar la estructura subcelular, se han desarrollado instrumentos basados en laser que permiten la manipulación directa, extremadamente precisa y no invasiva de estos componentes. Un rayo laser, por ejemplo, aplicado durante menos de un nanosegundo nos permite interactuar con los tejidos biológicos y controlar las intervenciones quirúrgicas con una resolución del orden de algunas centenas de nanómetros. Esta tecnología permite efectuar cirugía intracelular, como el corte de microtúbulos o de fibras sin dañar las estructuras de alrededor o comprometer la salud celular.

Comprimiendo la duración de los pulsos laser se puede transferir enormes cantidades de energía al interior de la célula con mucha precisión. Es posible vaporizar zonas de solo algunos cientos de nanómetros de diámetro. De esta manera se pueden recortar de modo muy preciso citoesqueletos, u orgánulos como las mitocondrias. Como esta técnica permite la manipulación directa de la maquinaria celular con una resolución inferior al micrómetro recibe el nombre de nanocirugía.

Cuando esta técnica este completamente desarrollada, los cirujanos serán capaces de reparar las células defectuosas una a una, por supuesto, asistidos por ordenares y robots. De esta manera se podrán reparar lesiones cardiacas, cerebrales, oculares o incluso estéticas, que hoy día son inabordables por lo burdos y vastos que resultan los instrumentos disponibles.

Escrito por Ariel Palazzesi

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